COLUMNISTAS
Gabriel Heinze, el salvador de Velez

Otro virrey asoma por Liniers

Ya tenemos al campeón, los equipos clasificados a las copas y los descendidos. Todo cocinado. Ahora, me toca detenerme a hablar del equipo que más me gustó en esta Superliga: Vélez.

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Gringo. Demostró que tiene ideas sólidas, manejo de grupo y liderazgo. | fotobaires

Ya tenemos al campeón, los equipos clasificados a las copas y los descendidos. Todo cocinado. Ahora, me toca detenerme a hablar del equipo que más me gustó en esta Superliga: Vélez, que me deslumbró por muchos aspectos, desde lo táctico hasta lo emocional. Con aciertos y errores, Gabriel Heinze demostró que no solo sabe plasmar sus ideas dentro de las canchas, sino que tiene un buen manejo de grupo y liderazgo.

En Liniers se vivían los peores momentos desde 1940. El descenso acechaba y las herramientas no parecían funcionar. Así fue que desde la dirigencia decidieron llamar al Gringo. Un técnico con pocas pero grandes experiencias. Logró el ascenso con Argentinos Juniors y hoy maravilla a todo el Amalfitani. El trabajo exhaustivo que baja el ex defensor de la selección argentina a sus dirigidos tuvo un compañero ideal: la paciencia. Heinze asumió para la segunda mitad de la Superliga 17/18. Con seis triunfos, tres derrotas y seis empates, el equipo mostraba una irregularidad que desesperaba a los hinchas. Pero el cambio era notorio. Los jugadores lo sentían y lo hacían saber en sus declaraciones. El trabajo se veía en el juego. Más goles, jugadas elaboradas. Así es como, a pesar de todo, Vélez empezó a despegarse del fondo de la tabla.

La búsqueda de lo mejor siempre va a traer contradicción con las miradas externas. El Gringo nunca se casó con ningún jugador. Utiliza el día a día como método de armado de sus tácticas y estrategias. Si el partido pasado hiciste tres goles, pero en la semana no anduviste bien, podés perder el puesto. Niveles de exigencia a los que el fútbol actual no nos tiene acostumbrados. Además, también supo manejar la presión y los murmullos. Cuando Mauro Zárate aún jugaba en Vélez, fue reemplazado en varios partidos en los cuales todos podían creer que era el as bajo la manga. También hubo una situación polémica con Santiago Cáseres, actual Villarreal. El mediocampista fue desafectado del plantel durante un partido, a pesar de ser una de las piezas claves del equipo. Más adelante, el 5 declaró que “Heinze le abrió los ojos”. Su firmeza se basa en esa estirpe bielsista.

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El Gringo también dejó en claro que da oportunidades y que transmite confianza. Otros dos ejemplos claros de esto son Braian Cufré y Agustín Bouzat. El lateral era de los más resistidos por la hinchada fortinera desde antes que llegara Heinze. De hecho, ya con él en el banco, varios partidos fue suplente. Cuando recuperó la titularidad, se transformó en una pieza clave, encargado de la defensa y también del ataque, alternándose con Matías Vargas. Por su parte, Bouzat tampoco se asentaba de la mejor manera. Zurdo por la derecha, era mucho más su voluntad en el retroceso que lo que brindaba en la ofensiva. Su perseverancia y sacrificio le dieron frutos y fue ovacionado en el último partido ante Lanús, en el que fue la figura y convirtió tres goles.

El ánimo general de la tribuna también se calmó cuando desde la intimidad del plantel se esparció energía positiva y unión dentro del vestuario. La sensación de tirar todos para el mismo lado, que nadie es más indispensable que el grupo pero que todos son importantes para la obtención del triunfo. El clima era espeso durante la etapa de promedios. La carga negativa fue disipándose y dio un giro importante. Los resultados se empezaron a dar y todos esos pibes que juegan juntos desde inferiores, sumados a los que llegaron, supieron mejorar el aire.

Hay técnicos que sostienen que los campeonatos los ganan los hombres, no los chicos. El verdadero trabajo está en convertir a los pibes en esos hombres que se imponen contra el rival y hacen diferencia. Gianetti, Abram, Cufré, Nico Domínguez, Robertone, Vargas, Bouzat, Thiago Almada, todos jugadores que no superan los 25 años, se asentaron y se volvieron fundamentales. Sus mejores versiones se exhibieron peleando por la permanencia de la categoría. No se me ocurre momento de mayor presión en el fútbol. También se destaca el nivel que brindan los más experimentados. Gastón Giménez se volvió el eslabón clave entre la defensa y el medio campo, asistiendo para cada lado que haya un jugador dispuesto a recibir. El buen pie y la verticalidad son las características principales de este Vélez, que ataca con todos sus jugadores. En el retroceso puede ser posible encontrar el punto más bajo. Al darle tanta efusividad a la ofensiva, la exposición es un factor de alto riesgo.

En Liniers ya soltaron la calculadora para sacar promedios. Desde 2014, Vélez está ausente en el plano internacional, pero en 2020 disputará la Sudamericana. La renovación del contrato de Heinze está en veremos. La dirigencia y los hinchas quieren la continuidad del Gringo, líder de este proyecto que está en alza.