Dentro de 75 días –13 de junio– está programado el inicio de la XLVII Copa América de fútbol, la primera que se disputará en dos sedes paralelas (Argentina y Colombia) y la última a jugarse en año impar. A partir de la próxima edición se dirimirá cada cuatro años, siempre en calendario par, comenzando en 2024 y coincidiendo con su prima más joven, la Eurocopa. Esta vez, por causa de la pandemia y, con lógica geográfica, los diez participantes fueron agrupados en dos Grupos –Norte y Sur– de cinco países cada uno. Los absurdos invitados (intrusos) de ediciones pasadas, en este caso Qatar y Australia, sensibles al momento que vive el mundo desistieron de participar.
Hasta allí todo parece relativamente ‘normal’ para las anormalidades que se fraguan por aquí. Pero no lo es. En el 74º Congreso Ordinario de CONMEBOL, realizado el reciente 23 de marzo, inusitadamente abierto por el titular de la FIFA, Gianni Infantino, y donde se homenajeó a Diego Maradona (detestaba a todos ellos), el paraguayo Alejandro Domínguez, presidente de la confederación sudamericana, aseguró estar “trabajando conjuntamente con los gobiernos de Argentina y Colombia para conseguir la mayor cantidad de vacunas" para que los estadios de la Copa América puedan abrirse para, al menos, el 30% de la capacidad. Parece una actitud prudente, respetando protocolos y también suena a gesto solidario y noble. Nada de eso. No es una ayuda desinteresada. ¡No! Es todo lo contrario. Esa consigna recuerda al buitre carroñero, que sobrevuela al elefante recién muerto para que los leones lo localicen y devoren, esperando la carcasa final que lo alimentará.
Primero debe expresarse que por obvias cuestiones sanitarias la Copa América tiene que suspenderse ya, antes de que comience la inminente comercialización de entradas que es, además, donde radica la armadilla económica. Si Argentina tiene algún interés en que se realice aquí, en otro momento más adecuado, Alberto Fernández y su equivalente colombiano, Iván Duque, deben hablarse y concordar en la postergación del evento. La concertación entre ambos presidentes, en este caso es importante porque, de lo contrario es probable que Colombia la organice sola: Duque, ‘más próximo de Macri que de Alberto’, según los medios cafeteros, parece muy interesado en su realización.
La salud está antes que el entretenimiento. Y la alargada segunda ola de Covid-19, agravada en todo el mundo, tiene su ápice en el subcontinente sudamericano. En Chile, por ejemplo, el número de contagios se burla de su buen índice de vacunación y crece inusitadamente, Paraguay enfrenta un colapso sanitario y otros vecinos decretan lockdown y cierran sus fronteras, como lo hizo Argentina esta semana para viajeros de tres procedencias. Brasil, aunque juegue en la zona Norte, hoy por hoy, con más de tres mil muertos diarios, vive sus peores días desde que el coronavirus comenzó a sumar víctimas. No parece una buena hora para jugar a la pelota. Al menos, no con público, por pocos que sean.
Los ritmos inmunizatorios no son los esperados y el problema puede ser el mismo de estos días o estar agravado de aquí a dos meses. Nada indica que pueda haber un drástico y favorable cambio de escenario. Así, confirmar este torneo, en las fechas previstas, es poner en riesgo la vida de muchos compatriotas (difícilmente haya turistas y por lo tanto tampoco puede contarse con una inyección de dólares que estos dejen por consumo). No estaría mal retomar el ejemplo de 1918, cuando se postergó un año la tercera edición que se jugaría en Rio de Janeiro, Brasil, por causa de otra pandemia, la de la ‘gripe española’.
En segundo orden, atrás del implacable coronavirus pero relevante también, existe un abuso económico, fiscal y organizativo contra las arcas del país que no puede ignorarse y menos aún permitirse. El gobierno precisa impedir el ‘negocio’ que, con claro tizne cipayo, se pergeñó en torno de esta Copa que pagaremos los argentinos para que lucren ‘los de afuera’, como diría José Hernández en la voz de su gaucho Martín Fierro. El tiempo apremia y la ansiedad de los ‘ingenieros’ que ajustaron este ‘mecanismo’, por verlo funcionar con presencia de público, aumenta la suspicacia.
Argentina se perjudicará seriamente porque está acordado que absorberá todos los costos y no tendrá ninguna participación en los lucros por venta de entradas y demás derechos, además de resignar muchos millones de dólares por haber eximido a la CONMEBOL del pago de cualquier impuesto. En un momento como el actual, donde la vicepresidente Cristina Kirchner grita a los cuatro vientos que no hay dinero para honrar los créditos del FMI, el país no puede darse semejante lujo propagandístico, hasta porque estaríamos promocionando un producto engañoso (lindo por afuera y en mal estado por dentro)...
Los costos son 100% argentinos y sumarán alrededor de siete millones de dólares. Tanto los de los traslados internos de las delegaciones y sus alojamientos y consumos, como los de la seguridad de las delegaciones y la policía en los estadios, así como todos aquellos que tengan relación con otras logísticas (árbitros, directivos...) y hasta el coste de los cócteles de recepción y las fiestas previstas. Pagará esos gastos en hoteles 5 estrellas y vuelos en clase ejecutiva y primera, entre otros derroches, sin ninguna injerencia de AFA en caso que esta quisiese reducirlos. Eso, porque CONMEBOL, pr primera vez y a partir de esta Copa, eliminó el tradicional ‘Comité Organizador Local’. Así, ellos, desde Luque, periferia de Asunción, donde se levanta su bonita sede, manejarán todo el torneo.
“Ignominioso”, dice, indignado, un ex dirigente de la época de Julio Grondona en AFA. “Con ‘El Padrino’ esto no hubiese pasado... Y creo que todo este desbarajuste se debe a un ‘prior agreement’ –acuerdo previo– que preparó oportunamente el ex titular de San Lorenzo y ex tesorero de la ‘AFA intervenida’, Matías Lammens”. El actual Ministro de Turismo habría sido inducido en aquel lejano momento por el operador de Macri, Daniel Angelici, “quien supongo, como siempre, trasladó una orden del ingeniero Mauricio. Una vergüenza. Otra...”, concluye el todavía directivo de un club de Primera. Como dato aleatorio dígase que Lammens, según su declaración patrimonial, es el ministro más acaudalado de todo el actual gabinete con 36,6 millones de pesos, fruto de su exitosa distribuidora mayorista de bebidas, ‘Ñuke Mapu SRL’, localizada en Pavón 3968 de su amado barrio de Boedo. ¿Será por eso que perdió la dimensión del valor del dinero?
Pertenezca la idea a quien sea, rico o menos rico, lo cierto es que ninguno de esos costes se abonará con lo recaudado en la Copa América, porque todo lo producido en su disputa, en las cinco Subsedes ya designadas, saldrá de nuestras fronteras sin pagar un solo centavo de impuestos a la agencia Administradora Federal de Ingresos Públicos de la Nación Argentina, que dirige la ex diputada Mercedes Marcó del Pont. Dos observadores, situados políticamente en una tercera posición, coinciden en señalar que el gobierno anterior avaló este acuerdo poco después de CONMEBOL otorgarle su máxima condecoración –en el grado de Gran Collar Extraordinario– a Mauricio Macri y días antes de Gianni Infantino darle la presidencia de su nueva Fundación FIFA (todo ocurrió mientras Macri presidía a la Argentina). Más, ya se sabe, el fútbol está lleno de concomitancias...
Ambos observadores están convictos de que Alberto Fernández, en enero último, fue enterado de la eximición fiscal y dejó todo como estaba, feliz de que su Argentina se exhibiese al mundo. Cuesta creerlo. No se entendería que un país, con el altísimo índice de pobreza actual, le regale varios millones de dólares a una organización siempre sospechada y rica. ¿Por qué esa excepcionalidad? ¿Una vez más hay que creerle a la historia que nos cuenta que ‘en estos niveles’ nadie da nada sin recibir algo a cambio? Con o sin postergación debe exigirse una renegociación o bien transferirse los partidos del Grupo Sur a otro país anfitrión, o cambiar el equivalente a los impuestos por vacunas, no por ayudar a negociarlas para poder recoger los frutos de la Copa.
Es cierto que, en caso de disputarse esta Copa América, la pandemia le quitaría el 70% de lo que CONMEBOL quiere llevarse de aquí. Eso porque en el citado 74º Congreso, con lágrimas en los ojos y como se leyó antes, se aprobó una concurrencia ‘de por lo menos’ el 30% de la capacidad de los estadios. Considerando el aforo de las cinco sedes, distribuidos en los 13 partidos que entre todas ellas recibirán, reduciendo sus respectivas capacidades al 30%, las entradas vendidas sumarán un máximo de 194.000 (ver estadios/entradas, caso a caso en el final de este artículo). Pero allí hay una celada porque 193.300 las comercializará la empresa brasileña que conchabó CONMEBOL y solo 700 nuestro país. Leyó bien: apenas 700 quedan aquí. Leonino.
Comenzó la cuenta regresiva con el Team Workshop de la CONMEBOL #CopaAmérica 2021 de manera virtual, en donde diferentes representantes estarán ultimando detalles y brindando información para la organización del torneo de selecciones más antiguo del mundo. #VibraElContinente pic.twitter.com/1dpYaYuubk
— CONMEBOL Copa América™️ (@CopaAmerica) March 25, 2021
Está confirmado que esas 193.300 entradas disponibles para los cotejos a jugarse en Argentina, que obviamente agotarán, las comercializará la empresa brasileña ‘Grupo Águia’, del empresario Wagner Abrahão y familia, operadores turísticos de la CBF desde hace décadas. ¿Por qué ellos, si Brasil no tiene nada que ver en la organización? Simple; porque necesita ser una firma extranjera y ellos son los más experimentados de Sudamérica. ¿Por qué precisa ser alguien foráneo? Porque el expendio será vía internet y, por tanto, su pago se hará con tarjetas de crédito; de esa manera el dinero estará automáticamente girado al exterior, como ocurre con las compras en Amazon. De este modo AFIP mal conocerá el total vendido y no tendrá certeza del monto recaudado (las entradas posiblemente no sean físicas en ningún caso, solo virtuales registradas en el celular del comprador).
El aficionado patriota que no entiende las actitudes cipayas, pregunta: ¿Cómo los organizadores extranjeros no pagarán tributos, si en Argentina ya se cobra el impuesto país del 30% para cualquier compra, en dólar ahorro, con tarjetas? Ese gravamen no afecta al vendedor, lo paga 100% el comprador. ¿Y la sobretasa del 35% que aplica AFIP a las adquisiciones en el exterior? Tampoco es un impuesto. Primeramente porque la Administración Federal de Ingresos Públicos efectúa esa recarga a compras en el exterior, efectuados con tarjeta de débito o crédito, a cuenta del impuesto a las Ganancias y sobre los Bienes Personales. Es decir que ese 35% retorna, a fin de año, a quien tiene su informe fiscal en orden. Y en segundo término, porque tampoco afectará a CONMEBOL o al ‘Grupo Águia’ que son vendedores extranjeros; ellos seguirán eludiendo cualquier carga fiscal. En tanto, puede no ser restituido al comprador si AFIP encuentra irregularidades impositivas.
Otro punto a observarse es que en Argentina, quien hace algún gasto con tarjeta de crédito en el exterior, usa el cupo de US$ 200 que cada persona puede gastar, por mes, en esa moneda. En este caso cada ciudadano podría comprar una entrada en abril, otra en mayo y otra en junio. Tres entradas para tres partidos, sin comprometer los u$s 200 de los siguientes meses. Claro que, si en ese trimestre compra el doble de ingresos, gastando otros 600 dólares, no podrá comprar más nada en dólares en julio, agosto y septiembre... Más, el uso de esta cota tampoco afecta las ganancias de la organización de la Copa América, que seguirá esquivando AFIP. Por otro lado, por los altos valores de los tickets, la mayoría del público que los adquiera es aquel ‘bien de vida’ que tiene cuenta fuera del país y pagará con tarjetas de esos bancos internacionales.
Todavía no están fijados los valores, pero considerando la última edición y la previsión que existía para esta misma Copa, si ella se hubiese disputado en 2020 (era la fecha original y el coronavirus obligó a una primera suspensión), los precios oscilarían entre 66 y 227 dólares. Mas, como ahora solo habrá asientos para el 30% de la capacidad, se suprimirán tres categorías de tickets, quedando solo las dos más caras. Así, el promedio de ambas clases sobrevivientes alcanzará los 200 dólares, según se escuchó en la trastienda del Congreso. Si así fuere, la recaudación bruta será de 39 millones en billetes de la siempre bien cotizada moneda americana, un poco menos de la mitad prevista originalmente, antes del Covid-19, pero una buena suma.
Por otro lado, también tercerizado por CONMEBOL, existe un negocio extra que está institucionalizado en este tipo de eventos y muchas veces no se tiene en cuenta a la hora de ‘hacer números’, pero generalmente suma un 20% más sobre el total de entradas expendidas. Son los famosos servicios de ‘Hospitality’, que en esta Copa América funcionarán más que nunca, porque seguirán los protocolos de salud y prevención de pandemia y llevarán los aficionados, con total seguridad, a las canchas. Luego, lo de siempre, serán ubicados en lugares privilegiados que incluyen los palcos vip. Ese es otro business de seis cifras largas que también recibió exención fiscal. En este caso, probablemente, los ‘Hospitality’ totalicen otros ocho millones de dólares, cuyos impuestos ascenderían a u$s 2.400.000.
Sin un acuerdo leonino y cipayo como el existente, aprobado originalmente por el gobierno Macri y presuntamente no alterado por el de ‘los Fernández’, ya contemplando un tercio de público asistente, por la suculenta recaudación total prevista de 47 millones de dólares (39+8), CONMEBOL tributaría el 30% en impuestos (el 21% de IVA, más otro 4% por ingresos brutos, y otro 4% por Utedyc, etc. etc.). La suma que debería pagar y no pagará, entonces, rondará los u$s 14.100.000, que ahora se embolsarán en Asunción por gentileza argentina. Cortesía que cuesta entender desde la ingenuidad. A esta altura, si el gobierno no interviene ya mismo, o Mercedes Marcó del Pont, directora de AFIP, no se hace eco de esta anomalía, la única esperanza que sobra es que algún fiscal de turno investigue los ‘detalles’ de la Copa América.
“Confío más en la interpelación de un fiscal que en la intervención del gobierno”, apunta, pesimista la principal fuente. “¿Por qué?”, pregunta el reportero. “Porque en este convenio creo que también participó Juan Manuel ‘Gordo’ Olmos, actual jefe de asesores de Alberto, que hasta el 9 de diciembre pasado fue socio del ya citado operador personal de Mauricio Macri, el también ex presidente boquense ‘Tano’ Angelici... perseguidor judicial de Cristina Kirchner gracias a sus contactos en Tribunales”. Nota al margen: Olmos, con intereses en negocios de la construcción, es quien habría posibilitado los encuentros vaticanos entre sus amigos Alberto Fernández y el Papa Francisco, a quienes conoce desde que uno era fanático de River y ahora dice que es hincha de Argentinos Juniors, y al otro desde que lo bautizó y se llamaba simplemente Jorge Bergoglio.
El curioso periodista quiere saber más, porque encuentra contactos cruzados que pueden hacer cortocircuito, y el informante se despacha: “Sí, sí, es el mismo Angelici macrista a quien el gobernador bonaerense ‘K’, Axel Kicillof, en enero último –vía Lotería y Casinos– le habilitó, en la provincia, todas las licencias de sus negocios de juego... Que, claro, figuran a nombre de su otro asociado, el entrerriano Daniel Mautone, quien se dice amigo de Alberto”. Mautone es la voz cantante de la Cámara Argentina de Salas de Casinos, Bingos y Anexos, el rey local de las apuestas online, dueño de 32 bingos y, según trascendidos, mediante el antiguo recaudador de las campañas de Néstor Kirchner, Héctor Capaccioli, financista ‘por izquierda’ de políticos como su comprovinciano Sergio Uribarri y el lomense Martín Insaurralde...
Como una cosa lleva a la otra y en los naipes criollos, a veces, dos más dos son más que cuatro, el reportero ve en Olmos un comodín que puede hacer ganar cualquier mano. Deducción que la fuente comparte. “Si Olmos pudo hacerle la cabeza al presidente y enfrió el caso Vicentín para no comprometer a los ‘cardenales’ de Macri, seguramente ahora hará lo mismo. Por algo Cristina no lo traga y no entiende por qué Alberto banca a uno que también juega ‘del otro lado’...”. Olmos fue integrante del Consejo de la Magistratura, donde apadrinó a más de 50 jueces y no falta quien diga que ‘patea con las dos piernas’ porque se siente protegido judicialmente.
Parece mucho, pero puede haber más. Más dinero no declarado, en este caso. La capacidad de los estadios tiene doble lectura. Una, la expuesta más abajo, la oficial, que refleja el número de espectadores autorizados, caso a caso, por las municipalidades pertinentes. Y otra, la capacidad real de cada cancha, que en general es entre 10% y 20% mayor, como ocurre con el ‘Monumental’ de River, que acepta un 17,5% más, hasta 80 mil espectadores. O sea, 14 mil más que los 66 mil que se habilitan todos los domingos oficialmente. “Esos otros 14 mil..., se pregunta un empleado de River que también prefiere mantenerse anónimo, ¿serán prorrateados en un 30% también? ¿Podrán controlar que no se vendan ‘por izquierda’? ¿Dirán que son los dedicados a autoridades, invitados, jubilados y ex jugadores?”. La pregunta vale para todos los estadios... Ahora quién se cuestiona es el cronista: “¿Cuál es la historia que nos contarán?...”. Siempre digo que para engañar a un argentino hay que decirle la verdad.
Agréguese al pasar y sumando data a la última duda, que el estadio Antonio Vespucio Liberti, (el de River para quien no lo conoce por otro nombre que no sea el ‘Monumental’), tiene dos tribunas que no son numeradas, la Sívori y la Centenario. “Allí es muy difícil calcular el 30% y a los organizadores se les hace agua a la boca porque piensan en el sobrecargo, no contabilizado, que ese espacio puede generar”, dice un folklórico ‘garganta profunda’ criollo que suele andar por Viamonte 1366/76. “Todo es negocio, como lo fue la construcción del moderno estadio de Santiago del Estero, levantado a todo lujo en la provincia más pobre del país, supuestamente para albergar esta Copa América”. Y allí se jugarán dos partidos. Solo dos, ambos de Paraguay. Contra Chile y ante Uruguay. Ninguno con la presencia de la Selección Argentina... “¿Cómo se siente gobernador, Gerardo Zamora? ¿O no le importa el hambre de los santiagueños porque usted nació en Mendoza?”, se irrita la fuente.
Esta semana, la cadena americana de lengua española Univisión, propiedad de la mexicana Televisa, confirmó la adquisición de los derechos de transmisión de esta controvertida Copa América, por un valor superior a los 180 millones de dólares. No fue divulgado su valor exacto porque además de que Argentina no recibirá nada de ello, algo esconde ese contrato, que alcanza un monto superior porque también cubre la Copa América femenina y la clasificación olímpica masculina. La falta de transparencia, es una marca registrada en este lado del mundo y nunca fue casual ni respondió a olvidos involuntarios. La CONfederación aMEricana de fútBOL, que acaba de recuperar de 55 millones de dólares de ex-dirigentes corruptos, envueltos en el escándalo conocido como 'FifaGate', en esta Copa América solo pagará los viajes internacionales de las delegaciones para llegar y salir de Argentina y Colombia, un fee de us$ 4 millones a cada una de las diez delegaciones, y u$s 35 millones en premios. Un total aproximado a los 80 millones de dólares. Estos valores son los que tientan a muchos a ignorar los riesgos pandémicos.
Terminada la Copa, algún país, posiblemente Brasil, será feliz por su conquista, un par de entrenadores habrá perdido su trabajo, la CONMEBOL estará bastante más rica, como mucha gente que participó de todas estas negociaciones... Y la Argentina, su Argentina, nuestra Argentina, si el gobierno no interviene y obliga que se paguen los debidos impuestos, estará más pobre porque habrá gastado u$s 7 millones en la organización y logística y sentirá falta de los u$s 14.100.000 que debió haber recibido fiscalmente. Con esos 21 millones de dólares (14+7) se podrían comprar siete millones de vacunas AstraZéneca Oxford o Sputnik V cuyo valor individual es de tres dólares... O podría comprarlas CONMEBOL, como compensación fiscal, y “nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado. No me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás”, como canta el tango...
ESTADIOS/ ESPECTADORES: En Buenos Aires se jugará en el ‘Monumental’ de River, que pasará de 66.000 entradas a 19.800 (eso en cada uno de los cuatro partidos que hospedará). En Mendoza, el palco será el estadio ‘Malvinas Argentinas’ que reducirá sus 38.000 espectadores a 11.400 (tres partidos). En Córdoba, obviamente la sede será el ‘Mario Alberto Kempes’, que transformará sus habituales 57.000 ingresos en 17.100 (tres partidos). El debutante Santiago del Estero ofrecerá su nuevo y absurdo Estadio Único de normales 28.000 espectadores, reducidos a 8.400 (dos partidos). Y en la ciudad de La Plata, se jugará en su Estadio Único, que achicará sus 43.000 lugares a 12.900 (un solo partido).
NOTA: Las entradas se podrán conseguir, previo registro virtual, en el sitio de CONMEBOL y en otro específico de Copa América a partir del 6 de abril (primera serie de venta exclusiva para clientes MasterCard) hasta el 19 abril. Un día después, el 20 de abril comenzará la venta para el público en general, hasta el 5 de mayo. Y, por fin, el 8 de mayo se venderán tickets por orden de ingreso a quienes no se registraron previamente.
* Ex director asociado de ‘Diario Perfil’, creador de la icónica revista ‘Solo Fútbol’ y autor de la serie ‘La Muerte del Fútbol’, en Perfil.com.