En diciembre finaliza el contrato de Estudiantes con Under Armour y los dirigentes decidieron no salir a buscar nuevas empresas interesadas en sponsorear las camisetas, sino que apostaron por la independencia. A partir del año que viene el club va a lanzar su propia marca de vestimenta: Ruge. Los y las futbolistas del Pincha, entonces, lucirán en el pecho el logo de una iniciativa autogestiva que cuenta con muy pocos antecedentes entre los clubes de Primera.
El proyecto, definen en el club, apunta a generar una identificación de los hinchas con los valores y el ADN de Estudiantes. «Como nos pasó con el estadio, seguramente en el futuro estaremos hablando de esta iniciativa», se entusiasmó el vicepresidente Juan Sebastián Verón.
Pero lo cierto es que más allá de las buenas intenciones, el gran desafío de Estudiantes es apostar en un mercado que está dominado por las grandes marcas internacionales. Para eso, se asoció con Mateu Sports, una empresa histórica de La Plata que importa indumentaria, produce sus propias marcas y cuenta con 12 locales de venta en La Plata, Berisso y Ensenada.
“La ventaja que tiene impulsar una marca propia es que, por ejemplo, el club va a tener más control sobre los diseños de las camisetas. Las grandes marcas ofrecen cinco o seis modelos y los clubes eligen, pero en este caso es al revés, Estudiantes propone ideas y nosotros las trabajamos”, explica Mauro Galdamez, gerente de productos de Mateu Sports. Y agrega: “Además, el club va a tener más porcentaje de participación en las regalías por las ventas”.
Si bien en principio el proyecto apunta a vestir a los y las futbolistas de Primera y de las inferiores, la idea es que en el futuro todos los deportistas del club usen la marca Ruge, incluso los alumnos y alumnas del colegio.
Los grandes, afuera. Lanzar una marca de indumentaria propia es rentable sólo en clubes medianos o chicos, explica Claudio Destéfano, periodista especializado en márketing deportivo. Hay una cuestión de venta y logística que está controlada por las grandes marcas. “Los clubes
grandes tienen hinchas en todo el país y en el exterior, entonces una marca internacional les garantiza una mejor distribución”, explica el especialista.
“Las iniciativas independientes les sirve a los clubes que tienen sus propios canales de venta y no dependen de las cadenas de casas de deportes”, señala Destéfano. Es el caso de Estudiantes, que generó una alianza con Mateu Sports, firma que tiene sus propios locales en la zona de mayor influencia del Pincha.
Antecedentes. Racing y San Lorenzo impulsaron iniciativas de marcas propias, pero lo hicieron en momentos de transición entre que se fue una marca y llegaba otra. El equipo de Avellaneda, por ejemplo, lanzó en el 98 la camiseta La Academia, después de la salida de Topper y antes de la llegada de Adidas.
“Estas experiencias no se sostuvieron porque a los clubes grandes les genera más ingresos firmar contratos con las marcas internacionales. Para Boca o River, por ejemplo, es mucho más sencillo que las empresas se hagan cargo de la logística. Y una buena marca, además, genera un prestigio adicional.”
Esta iniciativa que encara Estudiantes tiene también sus riesgos. En principio, el club deberá hacer una inversión para impulsar los productos que tiempo después les van a generar ganancias. Y también entra en juego la aceptación de los hinchas, que tal vez prefieran una marca internacional antes que la propia.
Se verá de qué manera entra este proyecto en el mundo Pincha. Los dirigentes, con Verón a la cabeza, sostienen la iniciativa con conceptos ligados a la identidad del club, a la historia, a la superación. Y ahí no hay tres tiras, pipa ni pumita que pueda competir.
Atlas, el pionero
Atlas, el club de General Rodríguez que generó cierta mística a partir del reality “Atlas, la otra pasión”, es precursor en esto de impulsar una marca propia de indumentaria.
Desde 2006, con el lanzamiento del programa por Fox Sports, las marcas Kappa y Nike se hicieron cargo de vestir a los jugadores. Hasta que en 2014 se terminaron los contratos con las empresas internacionales y los dirigentes tuvieron que definir cómo seguir.
“Teniendo en cuenta que Atlas se basó mucho en la imagen y lo mediático, nos hacía ruido cambiar por alguna de las marcas que están identificadas con el ascenso”, explica Maxi Ambrosio, presidente de Atlas. Entonces apostaron por la marca propia y nació Ansiada.
“La iniciativa está justificada en que no manejamos una cantidad muy grande de productos pero sí con alta rotación, porque permanentemente generamos diferentes acciones y lanzamos cinco, seis o siete camisetas diferentes por año”, finaliza Ambrosio.