Los gravísimos incidentes en un estadio de Port Said dejaron un saldo de 71 muertos, según el Ministerio de Sanidad egipcio. El balance convierte a la tragedia en una de las peores de la historia del fútbol. Mientras tanto, Egipto se encuentra convulsionado por los hechos y ya hay consecuencias: el primer ministro Kamal al Ganzuri anunció la destitución de dirigentes de la Federación de Fútbol y la renuncia del gobernador de Puerto Said.