Si bien se concretó el martes pasado, horas antes del partido contra Bolivia en La Paz, la sanción de la FIFA a Lionel Messi empezó a gestarse el 24 de febrero en el predio de Ezeiza, cuando el presidente de Boca, Daniel Angelici, escupió un hielo en su vaso y, delante de varios dirigentes, dijo con un tono altisonante que la “idoneidad” de los candidatos a presidir la AFA la iba a fijar el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. Ni la FIFA, ni la Conmebol, ni nadie más.
Asesorado por un grupo de abogados especializados en derecho deportivo, Angelici –junto a varios más, como Pablo Toviggino, uno de los miembros de la comisión normalizadora– fue el que lideró el rechazo a lo que exigía Conmebol en su artículo 87. Un artículo que le daba la potestad de aceptar o rechazar las candidaturas a la presidencia de la AFA, que estuvo en discusión durante varias semanas, que incluso derivó en una amenaza de desafiliación, pero que finalmente se realizó: la Conmebol entregó los avales tres horas antes de la votación. Fue, dicen en Asunción, una concesión. Apenas una tregua.
Se sabe dentro del mundillo del fútbol, pero quedó claro en estas semanas de rosca feroz: la relación entre el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, y Angelici es pésima. Y eso se traslada, en cierta medida, a la FIFA, que nunca se entusiasmó con el trinomio que el miércoles llegó al poder formal de Viamonte 1366, sobre todo por la información que enviaba, desde Buenos Aires, el comité de regularización que presidía Armando Pérez. La foto del miércoles fue lamentada en voz baja por muchos dirigentes, a los que ayer Hugo Moyano se encargó de tirarles sus primeros dardos: “Vamos a demostrarles a todos los que hablan de más que un barrendero puede ordenar la AFA. Esto va para los incapaces mentales, ignorantes y cucarachas que quisieron evitar que Claudio Tapia llegue a la presidencia”.
De Zurich
a La Paz. Las cuatro fechas de suspensión a Messi por el insulto al juez de línea Emerson Augusto do Carvalho no deben disociarse de este contexto. Tapia y Angelici llegaron al poder de la pelota argentina sin el consentimiento de la FIFA, y luego de varios meses de tensiones entre Viamonte y Suiza. “Muchos se creyeron eso de que la FIFA no organizaría un Mundial sin Messi”, comenta un dirigente con llegada a Zurich, que señala que las cuatro fechas de sanción deben leerse como un pase de facturas. Algo de eso deslizó ayer Marcelo Gallardo, el técnico de River, uno de los tres clubes que votó en blanco el miércoles en las elecciones. “Con la suspensión de Messi estamos pagando todos nuestro pecados”, dijo el entrenador de River. El segundo golpe de la FIFA a la AFA podría suceder en el Congreso de Bahrein, que será en mayo. Allí podría perder su cargo de vicepresidente del Comité de Apelaciones el escribano Fernando Mitjans, presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA. Mitjans, que alguna vez se jactó de tener más poder en Suiza que Julio Grondona, fue uno con los que habló Angelici en las escuchas que se filtraron en febrero. Esa es una de las razones que alegarían en Zurich en caso de despedirlo.
Pero ahora, la misión es otra. A Andrés Paton Urich, Mariano Clariá y Ariel Reck, los abogados que designó AFA para apelar la sanción de la FIFA, se sumará el estudio español de Juan de Dios Gómez. Entre todos tendrán la misión de disminuir la pena.
Tapia sabe que atenuar la suspensión a Messi es su primer gran objetivo de gestión. También sabe que es un tema que hasta la Casa Rosada sigue de cerca. Algunos hasta ensayan una posible solución: mejorar las relaciones con Zurich y jugar dos amistosos oficiales (“fecha FIFA”), para que Messi pueda volver frente a Venezuela. Será cuestión de esperar.