ECOLOGíA
Ojo con la colilla

31 de mayo: Día mundial sin tabaco ¿por qué es necesaria una ley que incluya la Responsabilidad Extendida del Productor?

En distintas partes del mundo, las tabacaleras se hacen cargo de sus pasivos ambientales. Una sola colilla puede contaminar hasta 1000 litros de agua. Movimientos socioambientales reclaman una ley.

Ojo con la colilla
Existe un proyecto de responsabilidad extendida del productor en cuento a este tema de colillas esperando en el Congreso. | Gonzalo Alvarez, gentileza Eco House

Hoy, 31 de mayo, es el Día Mundial Sin Tabaco. A priori, podría resultar extraño pensar qué relación tiene este día con la crisis climática en general y con los reclamos del movimiento socioambiental, en particular. Pero resulta que esta agenda se vuelve central cuando hablamos de residuos. Y es que las colillas de cigarrillos son el residuo sólido urbano más presente en la actualidad. Además, son altamente contaminantes debido a los componentes de las colillas (cenizas, tabaco no quemado, filtros y papel) que contienen ciertos compuestos químicos que las convierten en un residuo tóxico. 

Un dato sumamente esclarecedor (y un poco alarmante) cuando hablamos de la contaminación que generan las colillas de cigarrillos es el hecho de que una sola colilla puede contaminar hasta 1000 litros de agua. En el mundo, en promedio se arrojan 18.000 millones de colillas de cigarrillo por día.

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Desde 1980, las colillas de cigarrillo representan el 40% de los residuos recolectados en zonas urbanas y costeras. Desde Eco House, entre 2019 y 2020, censamos a cientos de fumadorxs en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y más del 70% dijo que tiraba las colillas al piso automáticamente al terminar de fumarse el cigarro. Si una persona fuma en promedio 10 cigarrillos por día y somos más de 44 millones de habitantes, se generan 77 millones de colillas como residuo por día en nuestro país. Podríamos enumerar más datos sobre cuántas colillas se generan por día, pero creemos que ya está clara la problemática.

 

La necesidad de dar respuesta a este problema se vuelve no solo necesaria, sino también urgente.

 

Así, se vuelven fundamentales las campañas de activismo, concientización, visibilización y educación, en las que tenemos que mencionar al trabajo que se hizo con la campaña #OjoConLaColilla; como también los trabajos de investigación sobre el tema, que puedan recopilar conocimiento especializado sobre los componentes de las colillas, los efectos nocivos que provocan en los ecosistemas y en las personas, las características de la industria tabacalera, la legislación vigente al respecto y las distintas alternativas de gestión como un informe fundamental que se presentará próximamente desde Eco House Global, del cual proviene mucha de la información que reproducimos en esta nota.

Colillas

Creemos también que, para encontrar la solución a esta problemática, es clave el trabajo que se genera con los legisladores, tanto a nivel municipal, como provincial y nacional. En este sentido, es fundamental mencionar que hoy en día la industria tabacalera no tiene un rol específico en la gestión de este residuo que resulta tan contaminante. 

¿Por qué quienes introducen este producto en el mercado no se hacen responsables de la gestión del residuo que generan? ¿Existen herramientas para que esto sí sea posible? Y si existen, ¿cómo las implementamos?

Es en este marco que creemos necesario introducir el concepto de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). ¿Qué es y por qué pensamos que es fundamental abordar este concepto cuando hablamos de colillas? Hacia allá vamos.

Responsabilidad extendida del productor

Esos son los dos puntos claves para entender de qué estamos hablando. Por un lado, el deber de responder implícito en todos los niveles de las relaciones humanas: el ‘hacerse cargo’ de las consecuencias de los actos. Por el otro, hablamos de un deber que se extiende a quienes producen algo y que ese algo puede tomar -cuanto menos- la forma de mil cosas distintas.

La Responsabilidad Extendida del Productor es un mecanismo legal para que quienes producen un determinado bien con un impacto notorio (en el ambiente, la salud, la disposición final del residuo, subproductos tóxicos por la producción, etc.) aporten y colaboren en la gestión y disposición del residuo que ellos mismos generan. Comprendamos de dónde viene la necesidad de este tipo de normas: la gestión de los residuos está, por ley, a cargo de los municipios. Teniendo en cuenta que la ‘escala jerárquica’ del Estado impacta en los recursos disponibles de cada nivel: tenemos a la Nación (lógicamente, con mayores recursos), las provincias y en un tercer orden a los municipios (por lo general, de menores recursos). Estos municipios son, en una definición simplificada, ‘la unidad administrativa más simple’. Son también los que sufren el impacto más directamente y, al mismo tiempo, tienen el deber de llevar adelante una correcta Gestión de Residuos, lo cual no es una tarea menor teniendo en cuenta la distribución demográfica de la Argentina y la desigualdad imperante. Toneladas de la mal llamada basura que debe ser recogida periódicamente se regenera todos los días. 

En este sentido, la organización ‘Smoke-Free Canada’ explica sobre la REP: “Todo esto es parte de la estrategia de British Columbia (Canadá) que implica que los productores se hagan responsables por el ciclo de vida de sus productos, incluyendo la recolección y reciclaje”

Ahora bien, imaginemos por un segundo que, como ciudadanos y ciudadanas, separamos a la perfección los residuos entre orgánicos compostables, reciclables y no reciclables. Sumemos a esto un Municipio que aporta con una perfecta recolección y disposición final a la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos. ¿Y el productor del bien? ¿Qué sucede con la compañía que diariamente inyecta en el mercado toneladas de –por ejemplo– plásticos como contenedores de gaseosas? ¿Acaso no les cabe responsabilidad por su actividad? 

Si los consumidores cumplen con su parte e idealmente los municipios también, los productores deberían también cumplir su cuota en la gestión de los residuos que generan. Hay ejemplos de normativas sobre Responsabilidad Extendida del Productor en muchos países considerados modelo: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España, Portugal, Nueva Zelanda, China, Brasil, etc. Incluso en Argentina existe un proyecto de ley (ya tiene media sanción en el Senado, y tan sólo faltaría que se apruebe en la Cámara de Diputados), de la senadora Gladys González, que aplica el principio de Responsabilidad Extendida del Productor respecto de los neumáticos fuera de uso.

 Este principio no es ni más ni menos que la obligación de aquel productor de aportar en la gestión y disposición final del residuo. Este aporte puede ser tanto financiero como de infraestructura, ya que lo principal es que colabore y participe activamente en la solución de un problema originado por su propia actividad industrial: la producción de determinado ‘bien’. Todo esto cobra mayor relevancia cuando nos referimos al principal residuo mundial, directamente proporcional con su altísimo índice de toxicidad: el cigarrillo y las colillas/filtros.

Un proyecto argentino en camino

En esta línea, hay un proyecto de ley en camino que se presentará por parte de la diputada Margarita Stolbizer: la Responsabilidad Extendida del Productor para los productores de colillas y cigarrillos. Estos residuos que, como dijimos al principio, son altamente tóxicos (cada colilla contamina entre 60 y 1000 litros de agua) por contener determinados compuestos y metales pesados que el ser humano –lógicamente– intenta que no lleguen a sus pulmones. 

Entrevista a MARGARITA STOLBIZER 20220329

Las grandes compañías tabacaleras generan millones de colillas y cigarrillos por día que se venden en todos lados (kioscos, mayoristas, distribuidores, estaciones de servicio, plataformas de venta online, boliches, bares, algunos supermercados, etc.) y terminan –según un estudio– casi siempre en el océano (el 40% de las colillas generadas) impactando negativamente en la biodiversidad y en el agua. Lo mismo, con la tierra y el aire. ¿Por qué no exigirle a estas compañías, generalmente multinacionales y oligopólicas (si nos fijamos las empresas detrás de cada marca de cigarrillo industrial, vemos que se distribuyen entre un puñado pequeño, siendo la principal Philip Morris), que aporten a la gestión de un residuo altamente contaminante, tóxico y generado en cantidades inmensas? 

El ejemplo de España sobre la REP y los productores de cigarrillos

“En el caso de los productos de tabaco, sus productores sufragarán también los costes de la recogida de los residuos de dichos productos desechados en los sistemas públicos de recogida, incluidos la infraestructura y su funcionamiento y el posterior transporte y tratamiento de los residuos. Los costes podrán incluir el establecimiento de infraestructura específica para la recogida de los residuos de dichos productos, como receptáculos apropiados para residuos en lugares donde se concentra el vertido de basura dispersa de estos residuos. Asimismo, podrán incluir costes asociados a medidas para el desarrollo de alternativas y a medidas de prevención con la finalidad de reducir la generación de residuos e incrementar la valorización material.”

Es necesario que cada actor social cumpla con la responsabilidad que le cabe. Las compañías productoras de cigarrillos y derivados no solo no aportan a la gestión de un residuo altamente nocivo, sino que se nutren económicamente de la venta de un producto que atenta contra la salud del ser humano, mientras socializan sus costos. Hace muchos años ya que se conoce la relación directa entre el humo del cigarrillo y el desarrollo de enfermedades crónicas y terminales. Ahora bien, teniendo un pantallazo general sobre sus impactos, ¿resulta tan alocado exigir que las tabacaleras realicen un aporte a la gestión y disposición de estos residuos? En absoluto. Si con mi auto choco a otro vehículo estacionado, generé un daño y debo responder. Si soy una compañía que produce millones y millones de cigarrillos (un ‘bien’ que tiene una vida útil de ¿cuánto? ¿5 minutos?), que terminan contaminando todos los ecosistemas y dañando al ser humano directamente, debo hacerme cargo de que eso deje de suceder o, por lo menos, colaborar en la mitigación de los daños. Aportar mediante infraestructura y/o recursos a que los residuos tengan una disposición correcta.  Las tabacaleras deben hacerse cargo del descomunal daño que generan a través de los cigarrillos. ¿Por qué las tabacaleras pueden contar con el privilegio de absorber la totalidad de sus ganancias y socializar todos sus costos?

Qué decía en 2017 la Organización Mundial de la Salud

“Un programa de Responsabilidad Extendida del Productor (Extended Producer Responsibility) puede aplicarse a los residuos del tabaco, siendo que son el principal residuo a nivel mundial (cerca de 6.25 trillones de cigarrillos fueron consumidos en 2012 solamente). Estas políticas públicas serán beneficiosas con los ciudadanos cansados de ver en ambientes urbanos cubiertas de colillas de cigarrillo tóxicas descomponiéndose lentamente. Además, la REP también puede ser extendida a otras áreas del daño de la producción de tabaco, incluyendo uso de agroquímicos, deforestación, emisiones de CO2 y metano, manufactura, transporte y desechos tóxicos.”

Lo mismo se dijo en un informe de la prestigiosa Universidad de Bath (Inglaterra) en 2020: “Investigadores y ONG’s internacionales, incluyendo la OCDE y la Unión Europea, han sugerido que se debe implementar y reforzar la normativa existente sobre Responsabilidad Extendida del Productor para hacer responsables a los productores por el costo físico y financiero de la disposición final de los productos post-consumo. La REP será implementada en toda la Unión Europea, aumentando los objetivos que tiendan al reciclaje, la prevención y el uso, de 2025 a 2035. La ‘Directiva de Plásticos de un Solo Uso’ incluirá los productos de acetato de celulosa – incluyendo los filtros de cigarrillo- que no son biodegradables.”

Algunos casos mundiales

Estamos en 2022, y varios países ya están dando pasos en este horizonte: Alemania (anticipa que, a partir de enero de 2024, la REP será aplicable a todos los productores de Plásticos de un Solo Uso que, de acuerdo al anexo E de la Directiva de la UE, incluye a “productos de tabaco con filtros, y a filtros comercializados para ser utilizados con tabaco”), Inglaterra, España, Francia, Canadá, Portugal. El Congreso de la Nación debe sancionar una ley de Responsabilidad Extendida de los Productores de cigarrillos, filtros y derivados, para que las tabacaleras se hagan cargo del deber que les cabe. Todo esto acompañado de campañas educativas sobre el impacto del cigarrillo y las colillas, clausuras de los basurales a cielo abierto, instalación de cestos de residuos diferenciados y la aplicación de un sistema de recolección programado y eficiente. 

Los costos de las medidas que exigen la salud, el ambiente y la sociedad para gestionar correctamente las colillas y mitigar sus impactos nocivos no pueden ni deben ser exclusivamente solventados por el Estado a través de los impuestos que pagan las y los ciudadanos.  Como en todos los niveles de relaciones humanas y sociales, la responsabilidad es un principio básico que se proyecta en todas partes y los productores de tabaco, colillas y derivados no pueden ser la excepción al principio. Disfrutar de todas las ganancias y socializar los costos de la producción de las tabacaleras no puede ser una opción en la sociedad moderna.

Este análisis de derecho comparado nos demuestra que la posibilidad de introducir la figura de Responsabilidad Extendida del Productor es real y posible. Es fundamental el trabajo conjunto entre organizaciones de la sociedad civil y legisladores para concretar una solución que sea efectiva, pragmática y justa, y que incorpore una perspectiva de sostenibilidad que contemple el derecho que tenemos todas las personas a gozar de un ambiente sano, tal como lo declara el artículo 41 de la Constitución Nacional de nuestro país. 

*Camila Herrero y Federico González Chapur forman parte del departamento de Política y Activismo para la Sostenibilidad de Eco House Global.