ECOLOGíA
Plan Nacional de Gestión Menstrual Sustentable

Proponen un proyecto de ley que concientiza sobre el impacto ambiental de la menstruación

En promedio, cada persona usa de 5 y 15 mil toallitas descartables y tampones a lo largo de su vida, que tardarán 500 años en degradarse.

Menstruacion
Copita vs. tampón. Cada vez se toma más consciencia de utilizar métodos de gestión menstrual más amigables con el planeta. | CEDOC

Hace unas semanas, se presentó un proyecto de ley para impulsar un “Plan Nacional de Gestión Menstrual Sustentable”. La diputada Daniela Vilar (Frente de Todos)  sostuvo que el objetivo es “promover el acceso a la información completa sobre todos los productos de gestión menstrual que existen y su impacto en la salud y en el ambiente”.

En este marco, de un tiempo a esta parte, se están planteando diferentes proyectos de ley que buscan garantizar la entrega gratuita, tanto por parte del sistema de salud público como privado, de los elementos necesarios para la gestión menstrual. Estas iniciativas toman en consideración el gasto en el que incurren las personas menstruantes cada mes entendiendo que tener acceso a estos elementos es un tema de salud pública.

En el contexto de dicho debate, solo algunos proyectos de Ley, como el de la Diputada Vilar, incorporan la perspectiva ambiental al mencionar el impacto que productos como toallitas o tampones suelen tener tanto en la salud como en el ambiente.

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En este sentido, la pregunta es ¿Qué beneficios tiene esta medida?

Impacto ambiental. Los productos de higiene utilizados durante el período menstrual generan una cantidad enorme de residuos, sobre todo plásticos, que no suelen ser aceptados en los centros de reciclaje por temas sanitarios. Sobre estos hechos y según National Geographic, una sola menstruante usará entre 5 y 15 mil toallitas descartables y tampones a lo largo de su vida y la gran mayoría terminará en basurales como residuos plásticos. Por otra parte, actualmente se estima que son alrededor de 3.380 millones las unidades de toallitas y tampones que se consumen en la Argentina, y en su producción la materia prima utilizada está compuesta a base de pulpa de celulosa, material que proviene de plantaciones forestales.

Elegir productos reutilizables como la copita menstrual o las toallitas de tela reduciría en gran cantidad ese impacto, tanto a la hora de producirlos como al momento de desecharlos.

Sobre la economía. Para probar este punto solo basta comparar el costo de consumir productos desechables durante un año versus optar por algún elemento de gestión menstrual reutilizable durante el mismo período de tiempo. Por ejemplo, a octubre de 2020, un paquete de 16 toallitas en una cadena de farmacias de una marca nacional tenía un valor aproximado de unos $156. Cada paquete rinde en promedio un ciclo y, al multiplicarlo por 12 meses, el valor invertido es de $1872. En contraposición, el valor aproximado de dos copitas de marca nacional asciende a unos $1797, y estas duran aproximadamente unos 5 años. No hace falta hacer más cuentas.

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Sobre la salud. Hay diversos estudios que indican haber encontrado glifosato en algunos productos descartables, principalmente tampones. De hecho, a raíz de una investigación realizada en 2015, el Dr. Damián Marino, uno de los miembros del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA) de la UNLP, sostuvo que "el 85% de todas las muestras dieron positivo para glifosato y el 62% para AMPA, que es el metabolito ambiental". El glifosato, por su parte, es una sustancia sumamente tóxica para la salud de las personas: tras analizar una serie de investigaciones en todo el mundo, durante ese mismo año, la Organización Mundial de la Salud definió al glifosato como una sustancia "probablemente cancerígena". Finalmente, aunque los paquetes dicen que sus componentes no son tóxicos, hay estudios que demuestran que pueden causar alergias, irritaciones o infecciones en algunas personas.

Por tanto, la salud de las personas menstruantes también se verá beneficiada en múltiples aspectos si pudieran desestimar el uso de este tipo de productos para pasar a utilizar aquellos que son reutilizables como la copita o las toallitas y protectores de tela.

Que estos temas comiencen a ponerse sobre la mesa es una decisión que sin dudas nos acerca hacia un desarrollo más sostenible. Son necesarias políticas públicas que acompañen este cambio de paradigma a la vez que es fundamental que, como consumidores, comencemos a inclinar la balanza en nuestras elecciones diarias. En este sentido, contar con información será vital para ser realmente conscientes del impacto que tiene nuestro consumo.