Se trata de Jeffrey Skilling.
Había sido declarado culpable de 19 cargos y podía haber pasado 185 años en
prisión. El tribunal de Houston lo sentenció a 24 años ynueve meses.
Skilling, caminando por la calle. Algo que ahora no podr hacer. |
AFP
"Yo no soy contador", respondió en 2002, lavándose las manos, en una audiencia ante el Senado. Jeffrey Skilling estaba siendo investigado por la quiebra y las malversaciones contables de unas de las empresas más importantes de los Estados Unidos de la cuál él era su Presidente Ejecutivo y que hoy es sinónimo de fraude: Enron.
Esta tarde, el ejecutivo fue condenado a 24 años de prisión en Houston, Texas, por su responsabilidad en la escandalosa quiebra de la gigante corporación energética.
Skilling había sido declarado culpable de 19 cargos, incluido fraude y complot, por lo que podría haber sido condenado a 185 años de cárcel. Sin embargo, el tribunal de Houston lo sentenció a 292 meses, equivalente a 24 años y nueve meses.
"Los crímenes de esta magnitud merecen un castigo severo", sostuvo el juez Sim Lake al pronunciar la sentencia. La acusación alegó que Skilling supervisó la conspiración para engañar a los inversores y autoridades regulatorias a través de la utilización de sociedades y entidades especiales para esconder las pérdidas e inflar el balance contable de Enron y sus ingresos.
Oriundo de Pittsburgh (Pensilvania, este) y educado en Harvard, Skilling, de 50 años, dirigió la empresa de Houston durante seis meses y renunció por razones personales el 14 de agosto de 2001, cuatro meses antes de que la empresa colapsara sepultada en una montaña de deudas.
Skilling reemplazó en el puesto más alto de Enron a Kenneth Lay, fundador del imperio quien murió de una crisis cardíaca en julio pasado luego de haber sido declarado culpable.
El deceso de Lay y la decisión del ex director financiero Andrew Fastow de colaborar con la justicia -que le permitió recibir una pena reducida de seis años de prisión- hacen de Skilling la figura central en la quiebra de Enron.
Carrera profesional. Skilling había comenzado a trabajar en el grupo en 1990, luego de desempeñarse como consultor de la firma McKinsey and Co. En Enron logró una exitosa transformación de la división de gas natural en un proveedor mayorista de gas y electricidad y para finales de los años '90, cuando ya era director ejecutivo, había convertido a la empresa texana en el primer proveedor mundial de energía.
"El hombre de Enron era él", había afirmado en su momento el ministro adjunto de Justicia, James Comey, al leer la lista de cargos en su contra.
En Enron, Skilling pregonaba una gestión flexible que permitía la creatividad y la iniciativa personal, aunque ello no lo libró de acusaciones de arrogancia. "No he tenido más que éxitos en mi trabajo y en mi vida personal", se jactó en varias oportunidades. Hoy, recibió quizás su mayor premio.
