ECONOMIA
Crisis u oportunidad

El fabricante de trajes que se reinventa en la pandemia y apuesta a la indumentaria de salud

Gustavo Arce, dueño de Agustino, entró de lleno a la fabricación de tapabocas, batas y camisolines. Dice que se pueden vender bien los barbijos a $35 y anticipa que si los shoppings no bajan las exigencias muchos van a cerrar sus locales.

Gustavo Arce, marca de indumentaria Agustino 20200430
Gustavo Arce, marca de indumentaria Agustino | Cedoc Perfil

Entre tanto río revuelto, para algunos la pandemia de coronavirus ha tenido un efecto vigorizante, en especial para aquéllos empresarios que pudieron apelar a su capacidad para reinventarse, como es el caso de Gustavo Arce, propietario de la marca de indumentaria Agustino.

Arce pasó de fabricar trajes, camisas y boxers a convocar a sus empleados para salir adelante con la confección de batas, tapabocas y camisolines de uso médico. En una charla con PERFIL habla de extremar la resiliencia y la solidaridad en estos tiempos raros en que se lucha "contra un enemigo invisible". No le tiene miedo al tema precios y asegura que, a $35 pesos -como estipulan los precios cuidados- se pueden vender bien los barbijos, incluso usando telas de buena. El empresario está muy preocupado por la situación de la industria textil y apela al gobierno nacional y provincial y en especial a los bancos para acompañar a las empresas en estos meses tan duros. Y adelanta que si los shoppings mantienen su idea de cobrar alquileres aún con locales cerrados, "serán muchos los que dejen sus locales".

“Lo que más me empezó a preocupar cuando comenzó el aislamiento fue la situación de los empleados, así que les dije, chicos o nos fundimos o nos tenemos que reinventar y hacer algo”, recuerda Arce a PERFIL mientras desanda el camino que inició allá por marzo. “Teníamos tela, estaban los empleados así que comenzamos este proyecto de confeccionar batas, barbijos, camisolines que en el primer momento empezamos donando”, recuerda. Pero claro, lo que podía pensarse como un tema de corto plazo se convirtió en una realidad que se mantiene aún en  y no se sabe cuándo puede terminar. Cuando se terminaron las espaldas para donar, comenzaron a buscar clientes.

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Agustino es una marca con fábrica en Córdoba que entre empleados directos y terceros le da trabajo a 200 familias. Tiene locales en gran parte del país.

Y en la búsqueda llegaron a mercados altamente competitivos como el Ministerio de Salud de la Nación. “Terminamos vendiendo especialmente en Buenos Aires y en otras provincias. No estamos pudiendo acceder al mercado local aún, pero queremos llegar a todos los centros de venta posibles porque sabemos que estamos con buenos precios y calidad de mercadería", dice Arce y recuerda que el mercado de la industria textil en cuanto a venta de telas se viene recalentado. "Una semana antes de la cuarentena compraba la friselina a $13 pesos el metro, hoy cuesta un 400 o 500% más cara". El Gobierno tuvo que intervinir y fijar un precio a las 3 textileras más grandes del país”, dice. El empresario está muy preocupado por el futuro de la industria y por la manera en que deberán enfrentar el día después. 

"Ha pasado el tiempo y pensamos que los centros comerciales iban a tener piedad, pero ahí sigue corriendo el alquiler y muchos de mis colegas ya saben que no van a poder pagar. En los lugares cerrados tienen que contemplar que esto va para largo, muchos vamos a irnos de los shopping si no toman medidas que nos equilibren”, anticipa.

 

- ¿Qué tipo de medidas podrían ayudarlos en este contexto?

- Ellos ganaron muchismo dinero durante muchos años. Cuando hay una situacón tan grave como esta pandemia, la medida en no cobrar si no estamos dentro del mall. Y si hay que pagar gastos comunes que no sean valores más caros que los mismos alquileres. Eso es lo triste. Ellos debieran haber tomado algún tipo de precaución como un seguro, dpara poder enfrentar esta situación. Y esto va pasano en todos lados. La cadena de pago va sufriendo. Y a nosotros hoy lo que nos interesa es que la gente coma. Tenemos mercadería pero no tenemos a quien venderle.

- ¿Ayuda la venta online?

- Creo que tratamos de suavizar lo que pasa a través de la venta online, pero es muy minúscula y no es lo mismo que tener un local abierto. Un comercio pones todo su equipo comercial a trabajar, hay que pagar sueldos y costos fijos y hay que reponer mercaderia pero no alcanza.

- ¿Qué porcentaje de la venta es online?

- La venta online no supera el 5% de la facturación de un local. No se va a poder mantener. Esto es para dar un caramelo para los empleados a los colaboradores. Para que ellos trabajen y nosotros nos desabastecemos en el mientras tanto.

-¿Qué pasa con los créditos oficiales?

- Es imposible gestionar un crédito que van estirando la agonía con eso. Los bancos piden cada vez requisitos y todo el muno está en la misma situación.Creo que si se lo aprobaron al 15% de los que lo solicitaron es mucho. El otro 85% murió en el intento. Y esto se refleja en las estadísticas, incluso es de público conocimiento. Y esto va para largo es una fecha absolutamente incierta. Cuando decimos las textiles están sufriendo, están en agonia no mentimos. Como muchos otros rubros como los restaurantes.

- ¿Les ayudó esta reconversión en la crisis?

- Nosotros pedimos abiertamente a todos los organismos que nos convoquen para fabricar ropa de trabajo sabiendo que muchas industrias grandes estaban trabajando en la cuarentena. Le agradezco especialmente al ministerio de salud de la nación que nos dió trabajo y le agradezco a precios cuidados por poder vender sin saquear al Estado. Se gana poco pero se mantienen puestos de trabajo.

 

Gustavo Arce, marca de indumentaria Agustino 20200430

 

- ¿Cómo ve el afuera?

- Prefiero estar sufriendo una falta de venta pero que se termine esta pandemia. Veo hacia afuera porque la sociedad que está triste a nivel mundial. Apuesto al país y voy a seguir apostando. Ante esta situación voy a ser un ferviente defensor de la industria nacional.

- ¿Cómo cree que ha manejado el gobierno el tema de la pandemia con el aislamiento?

- No tengo ideas políticas pero lo aplaudo al presidente por haber tomado este sistema de prevencion a tiempo. Se ha puesto al frente de batalla. Realmente eso a la larga nos va a beneficiar. Nosotros nos reinventamos. Los argentinos sabemos salir adelante de todas las crisis, Sabemos que en este pais hoy comés faisán y mañana comés las plumas. Si uno no se reinvena, cómo hacemos?

Barbijo: la historia del accesorio obligatorio

- ¿Qué opina del tema de los precios?

- Es muy posible que uno compre un barbijo a $95 pero que no valga eso. El barbijo debe venderse a $35. Nosotros usamos telas de 100 micrones que se puede lavar 4 o 5 veces. Me da pena que la gente compre en farmacias a precios tan caros un tapaboca cuando es una necesidad.

- ¿Y dónde pueden comprarse barbijos a estos precios?

- Apuntamos a abastecer a las droguerías para ver si pueden distribuir a precios cuidados el tapabocas. En mi caso consigo las telas porque vengo del mundo textil. Son más caras, pero igual podemos cobrarlo a $35. El precio de la tela no incide en el costo del tapaboca. Tenemos que pensar que esto no es una cuestión de glamour sino de salud.

- ¿Cómo creen que será el día después de la pandemia?

- Claramente será lento. La gente no va a estar para salir a comprar ropa. Retomaremos esto con gran responsabilidad, pero necesitamos la ayuda del gobierno provincial, nacional y de los bancos para que nos dejen respirar. Tampoco son muchos meses.

- ¿Cree que los bancos no han estado a la altura de las circunstancias?

- Los bancos deberían ser más flexibles. Le echan la culpa al gobierno nacional que ya bajó la orden al Banco Central y mientras tanto la tiran al corner. Todo recae en nosotros. Las pymes deberiamos ser la piedra angular que sostiene la actividad. El 70% de la industria a nivel nacional somos las pymes y fuimos las mas postergadas.

 

Arce está convencido que a esta enemigo invisible se lo podrá derrotar. Por lo pronto la marca Agustino tiene capacidad para fabricar 300 mil barbijos semanales. Sólo espera tener más pedidos para poner las máquinas en movimiento.