Lejos de los mercados internacionales, la Argentina se asoma a un nuevo contexto de volatilidad económica y política que afecta a sus principales socios comerciales como Brasil, China y Europa, de cara al segundo semestre de elecciones y transición a un nuevo gobierno.
“Hoy impacta más la crisis en China que en Grecia”, analizó durante el Precoloquio de IDEA en Rosario el economista Luis Secco, quien sin embargo, advirtió que seguirá la volatilidad por el lado europeo y recordó que este año habrá elecciones en España, lo que también puede contribuir al cuadro.
La palabra “burbuja” se mudó a China. Tras subir más de 140% desde 2014 hasta junio, cayó 30% en las últimas tres semanas. En parte, el ajuste fue tras una suba exagerada impulsada por millones de ahorristas pequeños que “compraron” expectativas mayores de crecimiento. Pero también, algo de reflejo del freno en el crecimiento del gigante.
Este escenario, junto a la paulatina apreciación del dólar en el mundo, preocupan a nivel local por el impacto en las commodities, en particular la soja que explica un tercio de los ingresos comerciales de la Argentina. La oleaginosa cerró ayer en US$ 385 la tonelada.
“La economía de China es muy grande y muy opaca. Por ahora pareciera que los mercados chinos se están desinflando después de fuertes subas”, ponderó el economista de Elypsis, Eduardo Levy Yeyati.
Según un informe de la Cámara de Exportadores sobre datos de la Consejería Agrícola de Argentina en China, se observa un estancamiento de las ventas de porotos al gigante asiático, con exportaciones por US$ 3.370 millones el año pasado mientras que las compras de China a Estados Unidos y Brasil aumentaron. En total, Pekín compra US$ 40 mil millones anuales en porotos.
Esta semana, la calificadora Fitch embolsó en magras perspectivas no sólo a Brasil “el emergente con mayor riesgo de contagio” de la crisis internacional sino también a Rusia y China, las apuestas oficiales para obtener financiamiento mientras dura la pelea con los fondos buitre por la deuda en litigio.
Por otra parte, la titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Janet Yellen, dio señales ayer de que la suba de tasas que puede redirigir fondos de las economías emergentes a los Estados Unidos, llegará en 2015. “Si el dólar se aprecia en el mundo, se hará más difícil una corrección gradual en la Argentina”, analizó de cara a la transición Levy Yeyati. Con él coincidió Secco en Rosario en medio de un debate entre ‘shock y gradualismo’ donde su colega de Econviews, Miguel Kiguel consideró que pese a la volatilidad, la “buena noticia” es que Argentina “tiene poca deuda y puede conseguir financiamiento” si tiene que hacer un ajuste.
Sin embargo, el mismo Axel Kicillof había reconocido la semana pasada que la volatilidad europea –y ahora de China– puede dificultar una eventual emisión en dólares con la que el Gobierno cuenta para cerrar el programa financiero este año y llegar a cancelar –o canjear– el Boden 15 en octubre.
Esperando a Dilma. Por el lado de la economía real, en tanto, las esperanzas de un repunte de Brasil –el principal socio comercial de la Argentina– parecen sepultadas bajo la presión sobre el gobierno de Dilma Rousseff.
Según Javier Goñi, gerente general de Alpargatas, la empresa, con producción en los dos países, está analizando el devenir del mercado brasileño y la posibilidad de sumar exportaciones a otros destinos. Sobre el mercado local, la perspectiva es que “las correcciones en algún momento van a pasar, hay que ver cómo impactan”. También el presidente de la Federación de Entidades del Autotransporte de cargas (Fadeeac), Daniel Indart, reconoció su preocupación por la caída del comercio con Brasil y “la crisis política” en el país vecino. Las exportaciones Argentinas a Brasil cayeron 30,5%, en mayo y sumaron US$ 873 millones.