ECONOMIA
Crisis sanitaria

El Congreso, las leyes y la hipocresía

En el contexto del COVID-19 que profundiza el marasmo económico de décadas, pareciera que el procedimiento virtual o no de sanción de las leyes por parte del Congreso es la gran preocupación de la dirigencia política argentina.

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Los cuidados sanitarios para la próxima reunión parlamentaria. | Prensa Diputados

En los últimos años de Semana Santa en Tilcara, Jujuy, con mi mujer Sandra hemos adquirido un nuevo hábito: organizar una salida hacia la Quebrada de Huichaira con amigos de Buenos Aires para visitar el Museo en los Cerros del extraordinario fotógrafo Lucio Boschi.

Recorremos el museo por la mañana y luego disfrutamos de un picnic en el centro de la quebrada con una vista magnífica hacia el Pucará y al río Huasamayo. El toque musical del almuerzo lo da una vieja vitrola familiar que reproduce discos de pasta con la voz de Enrico. Herzog, Kinski, Fitzcarraldo, buen vino, los cerros jujeños.

Entre los visitantes de Buenos Aires suele haber personas destacadas, desde productoras culturales eximias, impulsoras de la educación desde ONGs, galeristas y agentes literarios a profesionales del derecho del más alto nivel. El que algunos de ellos hayan tenido admiración y trato con el destacadísimo y hoy ya mítico jurista Carlos Nino nos abre una reflexión que se conecta con nuestro presente.

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Nino, en su libro “Un país al margen de la ley”, toma como ejemplo para fundamentar el poco apego por la ley en la Argentina, su paso por la localidad cordobesa de La Falda. Allí expresa su indignación al observar la basura que por doquier arruina el paisaje serrano. Algo similar sucede en Huichaira, donde los vientos del mediodía hacen que las bolsas de plástico provenientes de pueblos vecinos vuelen por los aires para terminar “decorando” los churquis aledaños.

La desvalorización de la ley por parte de los argentinos no es hallazgo único de Carlos Nino. Ya fue descripta anteriormente. Dos miradas bastan. Una, la de Charles Darwin, y la otra de un ensayista argentino olvidado, cuyo nombre hoy es familiar sólo para quien quiera ir en Buenos Aires desde Chacarita a Versalles: Juan Agustín García.

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Darwin en “El Viaje del Beagle” narra su paso por la actual Argentina a comienzos de la década de 1830. Allí describe con crudeza la sociedad de las Pampas. Vamos a la primera acuarela. “La policía y la justicia carecen de eficacia. Si un hombre pobre comete un asesinato y cae en poder de las autoridades, va la cárcel y tal vez se le fusila; pero si es rico y tiene amigos, puede estar seguro de que no se le seguirán graves consecuencias. Es curioso que hasta las personas más respetables del país favorecen siempre la fuga de los asesinos; creen, al parecer, que los delincuentes van contra el gobierno y no contra el pueblo”.

Se va la segunda. “Casi todos los funcionarios públicos son venales. El director de Correos vendía estampillas falsificadas. El Presidente y el primer ministro se confabulaban para estafar al Estado. La justicia, cuando entra en juego el dinero, no puede esperarse de nadie”.

Juan Agustín García (1862-1923) en su libro “La ciudad indiana” detalla la sociedad colonial del Plata. Él también remarca el poco respeto por la ley por parte de la población local. “Nada más cómodo y adecuado al temperamento de la raza que dejar a cargo de un poder superior la previsión y remedio de todas las necesidades públicas y privadas (…) Reducida la vida a la sensualidad de las buenas digestiones, queda la nación preparada para soportar y hasta desear los innumerables despotismos constitucionales y de todo orden que le reserva el porvenir. (…) De este entonces, por la repetición de las inequidades legislativas y de los abusos consiguientes
por eludirlas, la ley perdió su carácter augusto, su aureola de justicia, imparcialidad y desinterés.”

En el contexto de esta grave crisis sanitaria COVID-19 que profundiza el marasmo económico de décadas, pareciera que el procedimiento virtual o no de sanción de las leyes por parte del Congreso es la gran preocupación de la dirigencia política argentina.

Tanta tinta y declamaciones altisonantes, como si la ley fuera tan venerada por la sociedad y sus representantes. Tanto esfuerzo que se necesita hoy en otras áreas. Un no sentido. Así nos va.

* Dr. en Sociología (UCA). Docente UCA, UCES, UNTREF