El ministro de Economía, Amado Boudou, se refirió hoy al "Informe Boskin" como antecedente de una decisión política de revisión de las tareas de las oficinas públicas de estadísticas.
Michael Boskin lideró el equipo de técnicos que presentó en 1996 un informe al Senado de los Estados Unidos para corregir una serie de imperfecciones en la elaboración de las estadísticas, en especial las referidas al índice de precios al consumidor.
Ese extenso informe se puede sintetizar en cinco puntos:
1- El índice de precios no considera la sustitución entre bienes que realizan las personas. Por ejemplo, si aumenta el precio de la carne vacuna, la gente por lo general la sustituye por carne de pollo, pero ese cambio no se contempla en la variación mensual del índice.
2- Se utiliza una fórmula inadecuada en el menor nivel de agregación de los ítems. Esto cobra especial importancia a la luz de la aparición de diferentes variantes en los productos (por ejemplo, diferentes tipos de leche o yogurts).
3- No se tiene en cuenta el cambio en los lugares de compra. Esto tuvo una incidencia notoria en la década del '90, con el surgimiento masivo de supermercados y shoppings que reemplazaron a los almacenes y otros comercios.
4- Tampoco se consideran los cambios en la calidad de los bienes y servicios que integran la canasta del índice. Un caso típico es el de todos los elementos de informática, que evolucionan a una velocidad superior a las modificaciones de los índices.
5- No se incorpora en la canasta nuevos bienes que van surgiendo en la economía. Por lo general, las estructuras de los índices se actualizan aproximadamente cada diez años, pero en ese lapso se incorporan nuevos consumos y se dejan de lado otros.