La devaluación que genera la salida de capitales de Brasil a partir de la rebaja de la nota por parte de Standard & Poors no le da aire a la economía del país vecino para que vuelva a crecer. Así, no convence a los propios industriales ni a los economistas de los candidatos presidenciales, que coinciden en cuestionar las políticas de ajuste de Dilma Rousseff, que además se ve envuelta en un contexto político complicado por las denuncias de corrupción de funcionarios de su gobierno y allegados.
El dólar a casi cuatro reales, en tanto, complica a las industrias locales y aunque algunos economistas sostienen que ese nivel es “transitorio”, como parte de un reacomodamiento.
El ex presidente Lula Da Silva volvió al ruedo político este mes en señal de apoyo a Dilma y esta semana, además, visitó la Argentina tras decantarse por el candidato oficialista, Daniel Scioli, a la hora de definir sus preferencias en las elecciones de octubre. “Esta semana Lula nos advertía sobre la importancia de la microeconomía para sostener el consumo de las clases populares junto con un Estado que promueva inversiones en infraestructura. Brasil, con un stock de reservas de más de US$ 390.000 millones tiene margen, en el corto plazo, para aplicar medidas que reactiven su mercado interno”, explicó el secretario de Relaciones Internacionales de Scioli, Rafael Folonier.
Para los economistas del PRO, las medidas actuales en el país vecino vaticinan por lo menos “dos años más de recesión”, según indicó el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, sin cambios a la vista en el “plan de ajuste” que cuestionaron desde el macrismo. “Con todas esas medidas se espera que el PBI de Brasil caiga un 2% este año”, señaló Frigerio, en línea con las expectativas privadas.
En tanto, con la devaluación del año pasado, algunos economistas sostienen que la Argentina “se adelantó” al contexto regional, pero la ventaja cambiaria se trasladó directamente a la inflación. En el caso de Brasil, el impacto en precios no se registra en igual magnitud.
“Durante muchos años Brasil mantuvo estable, incluso atrasado, su tipo de cambio, lo que benefició a la Argentina. Este proceso finalizó y también en este caso se observa la rápida caída en los últimos meses. La desventaja competitiva no podrá sostenerse mucho tiempo, en especial respecto de Brasil”, indicó Jorge Todesca, de Finsport.
Según Ecolatina, Brasil devaluó tanto como lo hizo Argentina en 2014, pero el alza de sus precios internos no parece haber sufrido una aceleración significativa. Y el aumento de tres puntos en la tasa de inflación se debe “al ajuste de tarifas de servicios públicos en pos de reducir el déficit fiscal”.
Empleo. Para los industriales brasileños, el cuadro de devaluación no implica una mejora en sí y advierten que para fin de año se pueden perder 1,5 millón de empleos. “Sólo las reformas estructurales de largo plazo pueden hacer que Brasil vuelva al rumbo del crecimiento económico y generación de empleo”, señaló el presidente de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, Paulo Skaf, que cuestionó el pedido del ministro Joaquim Levy de “pagar un poquito más de impuestos” para mejorar la recaudación en medio de un contexto de recesión.
Los industriales brasileños esperan que el ajuste corra por cuenta del gasto público y no más impuestos. Sus propuestas, en tanto, incluyen “un programa osado de venta de activos públicos”, una privatización que el gobierno de Dilma no rechaza por completo. Esta semana confirmó la privatización de cuatro aeropuertos. El escenario de recesión, en tanto, se confirma con las expectativas de los consumidores (ver aparte), según una encuesta de expectativas de empleo de Manpower, los empleadores en Brasil anticipan las expectativas más débiles (-10%) que son negativas en ocho de las nueve industrias relevadas
Efectos de la crisis
Un 48% de los brasileños buscó trabajo en los útimos doce meses, según una encuesta de la Confederación Nacional de Industrias de Brasil (CNI) que sostiene que los efectos de la crisis ya se sienten entre la población. La caída del consumo afecta a las exportaciones locales, que cayeron 22,6% en lo que va del año.
Sobre un total de 2002 consultados, el 44% señaló que alguien de su familia perdió el empleo en los últimos doce meses.
“Seis de cada diez personas tuvieron dificultades para pagar sus compras a crédito”, detalló también el sondeo de la central industrial. Y una proporción similar (el 57%) aseguró haber cambiado sus hábitos de consumo y planeamiento financiero. Un 13%, en tanto, cambió a sus hijos de una escuela privada a una pública en el último año. Un 10% dejó de comer en restaurantes