Por el nivel de convocatoria, devoción y selfies que se sacaron con él durante un almuerzo esta semana, el sentir de muchos empresarios es que el ministro de Economía, Axel Kicillof, seguirá teniendo influencia en la gestión económica si gana el oficialismo en octubre. Luego de hablar una hora y cuarto en un salón colmado del Hotel Alvear convocado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), invitado por el presidente de Corporación América, Eduardo Eurnekian, quedó flotando su frase “pensamos seguir haciendo más de lo mismo”, referida al rumbo económico posterior al 10 de diciembre. Sin embargo, en el mismo discursó desgranó ideas que abren la puerta para que el kirchnerismo pueda hacer lo que sea, y todo se pueda enmarcar “en el proyecto”. Sincerando prejuicios (“sospecho que acá muchos no son kirchneristas”), y en un tono relajado pero no menos convencido, también habló “otro Kicillof”. Uno más peronista, si es que el peronismo es sinónimo de hacer lo que pida el momento:
◆ “Estamos encaminados a que esta presidenta termine y eso es bueno para los argentinos. La Presidenta va a entregar el mando a quien sea electo”.
◆ “Esta etapa ha tenido seguridad jurídica y planteamos un modelo de largo plazo”.
◆ “Nosotros no nos casamos con instrumentos. Si subimos los subsidios y después bajamos los subsidios, no nos contradecimos, porque no nos movemos por medidas de política económica, sino por objetivos”.
◆ “Yo acuso a los economistas de la oposición de ser dogmáticos de los instrumentos”.
◆ “El gasto no tiene que ser infinito ni la emisión tiene que ser infinita; no es que no hay que endeudarse, sino que hay que definir para qué endeudarse”.
◆ “Si este proyecto sigue, no va a estallar ninguna bomba. El proyecto se basa en la inversión, en la dinámica y en la capacidad de los empresarios argentinos”.
El mensaje en algún punto caló hondo. El grueso de los ejecutivos evitó comentar qué le había parecido el mensaje. El pique corto de Eduardo Elsztain, de IRSA, fue imitado por otros que evitaron respuestas. Eduardo Escasany, del Banco Galicia, sólo atinaba a opinar algo sobre el “corralito” griego. Otros ejecutivos le comentaban a Mariano Recalde, llevado por Kicillof, sobre el vuelo del escándalo de Vicky Xipolitakis en Aerolíneas. Sólo Cristiano Rattazzi, de Fiat, soltó al ser consultado por Radio América sobre las críticas de Kicillof a un ajuste: “Si no tenés más caja, algo vas a tener que hacer”.
Celebrity
Apenas unas semanas atrás, un auditorio muy similar había murmurado de bronca cuando el economista de La Gran Makro Agustín D’Attellis disertó convocado por el Cicyp. Ese mismo público pareció conmoverse el miércoles pasado con la visita del ministro de Economía, Axel Kicillof, que sorprendió a todo el mundo al saludar uno por uno en muchas mesas a referentes como Alejandro y Marcos Bulgheroni (PAE), Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio), Jorge Brito (Adeba), Héctor Méndez (Unión Industrial Argentina) y tantos otros no sólo de la mesa principal. La repentina atracción por el funcionario que podría ser diputado después del 10 de diciembre hasta incluyó varias fotos y hasta selfies como si fuera una celebrity.