Una granada es un gran explosivo que puede ser todo lo inofensivo que se quiera mientras no se le quite el seguro. Que en octubre los “dólares alternativos” alcanzaran marcas récord (195 pesos el blue y 180 pesos el CCL y 170 el MEP), significó que algo o alguien le habían sacado ese seguro a la granada. Y con la gimnasia del argentino promedio, era posible volver a una híper o a un 2001 de la noche a la mañana, dado que los sucesivos endurecimientos del cepo no estaban surtiendo todos los efectos necesarios.
Si bien no estaban --ni están-- dadas las condiciones para que esto suceda, ante tales alertas se tuvo que poner énfasis en tres acciones concretas que intentaran mitigar las expectativas de una devaluación. La primera de ellas fue emitir bonos atados a la variación del dólar, para mostrar que en cualquier acto devaluatorio los inversores estarían protegidos.
Para el Banco Central, la economía se acelerará con la vacunación masiva
La segunda, cortar los adelantos transitorios que se hacían con emisión para financiar al Tesoro, y así reducir la cantidad de pesos sin respaldo que presionaran la divisa y la inflación.
Tercero, poner en marcha un proceso de reducción fiscal mayor al previsto en el presupuesto 2021 (porque estaban teniendo una expectativa de mejora en la recaudación tributaria, y por el recorte de los gastos que produce el covid-19).
¿Dieron resultados estas medidas?
¿Funcionaron estas acciones? Hasta ahora, el tipo de cambio oficial sigue relativamente “estabilizado”. Desde el comienzo de noviembre el BCRA le dio otro ritmo a la depreciación del peso brindando señales que buscan fehacientemente achicar la brecha cambiaria. La entidad intervino en el mercado con ventas de bonos en dólares, pero sin lograr contundentemente estabilizar las reservas y aumentándolas en forma sistemática como se pretende.
Por el lado de los adelantos transitorios que el Tesoro solicitaba al BCRA vía emisión, el Gobierno fue logrando financiamiento neto positivo en el mercado de deuda en moneda local, y hasta superó las expectativas de algunos analistas. Sin embargo, el Tesoro siguió necesitando “extra cash”, y (Miguel) Pesce tuvo que transferirle utilidades del BCRA por 250.000 millones de pesos durante noviembre y lo que va de diciembre.
Si bien los dólares financieros e informales están “medianamente” estabilizados, lo anterior genera bastante confusión en los distintos sectores de la economía. Desde el punto de vista de la dinámica, entre el Gobierno y el sector empresario se crean situaciones que fomentan incertidumbre y especulación. A pesar de que se absorben pesos en el mercado, también se los está volcando casi en la misma cuantía haciendo que los dólares frescos no alcancen, y que los empresarios sobre reaccionen creando un círculo vicioso en vez de virtuoso.
Por qué la economía no despega
En este orden de cosas, la economía sigue trabada a pesar de que algunos indicadores mejoraron. No es por la falta de dólares, o la sobre reacción de los mercados, ni tampoco por el efecto pandemia-covid 19. No son cuestiones estancas, sino más bien la explicación de ellas como un problema multidimensional.
Tenemos fabricantes que no fabrican porque no saben si van a poder contar con los dólares para la compra de insumos y que el Gobierno les retacea. Por otro lado, los que comercializan acopian o remarcan para disminuir el riesgo de reposición, los consumidores no consumen como antes y hasta cambiaron sus patrones, y si bien es cierto que los insumos se mueven al ritmo del dólar oficial, tampoco hay precios históricos fiables porque el dólar paralelo también influye en los mismos.
Es decir, el problema es la interpretación de la coyuntura tanto de los que fabrican, comercializan y consumen en función del escenario de la pandemia.
El desenlace de esta historia es complejo. Por parte del consumo interno privado se sigue en caída (14.7% interanual, III trimestre). El “no fabricar”, o “acopiar” que comentábamos más arriba, hace que los precios suban y que, por sus ingresos, las familias compren menos. Ni que hablar de la dinámica de la pandemia que generó sus efectos: suspensiones y despidos, enfriando las negociaciones salariales. Del lado del consumo público, también hay una caída del 6.5% durante el tercer trimestre.
Según una encuesta, el 70% consultado cree que la economía estará igual o peor en 2021
Tampoco estamos exportando más (un 17% menos durante el tercer trimestre comparado con el año pasado), porque las segundas olas de covid en el mundo están contrayendo el mercado mundial y también por el retaceo del cepo.
Conclusión: Si usted percibe que la situación está en una leve mejoría, no es producto de las acciones mencionadas, sino más bien por el levantamiento de la cuarentena estricta a nivel local, que le está dando un poco de aire a la economía. Estamos muy lejos de situarnos en el comienzo de un proceso de crecimiento sustentable a mediano plazo. Hay muchos factores todavía a tener cuenta: no se sabe cómo afectarán las segundas olas de contagios de coronavirus en el mundo, si la Argentina tendrá una segunda ola o no, si habrá avance y/o retrocesos en la vacunación, si se impondrán nuevas medidas a la movilidad o no, etc. Es decir, tanto interna como externamente no hay nada lineal, y al no existir un horizonte claro de planeamiento, los actores seguirán sopesando el escenario de recuperación con una cuota de riesgo importante, en donde influirá de manera desequilibrante el factor político, exacerbando para bien o para mal los efectos en la economía real.
*Analista Económico y titular de Ferraro Lara & Asociados
www.ferrarolara.com