Los límites al cobro de comisiones que el Banco Central impuso a mediados de julio a los bancos tienen preocupados a muchos ejecutivos del sistema financiero que, con el objetivo de no resignar rentabilidad, estudian diversos mecanismos que permitan mantener el ritmo de ganancias sin aplicar directamente una suba de tasas que tensaría la relación con la autoridad monetaria.
Con ese objetivo, bancos de primera línea evalúan modificar sus productos y estrategias de marketing para sobrellevar las medidas. “Una de las ideas que se están discutiendo es que los préstamos personales dejen de tener tasa fija, tal como ofrecen casi todas las entidades, y pasen a tener una tasa variable”, explicó un ejecutivo privado que participa de la discusión.
El especialista indicó, además, que el tema de las tasas fue seguido muy de cerca por la entidad presidida por Mercedes Marcó del Pont, que busca que el crédito a las familias no se encarezca y enfríe el consumo. Desde hace meses, varias entidades reciben llamados oficiales para consultar sobre el movimiento de las tasas que en los últimos meses subieron levemente y se encuentran en torno al 34% en los principales colocadores del sistema.
“Uno de los motivos que hacen difícil tomar la determinación de pasar a tasa variable es que los tomadores de crétido suelen ser muy reticientes a esta modalidad de financiamiento, pero se está evaluando”, agregó otro directivo.
Los límites dispuestos sobre las comisiones que los bancos cobran por envíos de resúmenes, entre otras tareas consideradas inherentes al servicio que las entidades prestan a sus clientes, dispararon la creatividad en el conjunto de las firmas que entregaron sus planes de negocios y pruebas del estrés al Central los primeros días de agosto sin la corrección de las distorsiones que generó este cambio. Así, “despistar” a la autoridad monetaria podría resultarles un poco más fácil, se ilusionan.
Por el momento, el Central ya cuenta con la Comunicación A 5477 del 23 de agosto pasado, que se refiere a las tasas de interés de las operaciones de crédito.
Sobre las financiaciones vinculadas a las tarjetas de crédito de las entidades financieras, señala: “La tasa no podrá superar en más del 25% a aquella que resulte del promedio de las tasas de interés que la entidad haya aplicado durante el mes inmediato anterior, ponderadas por el correspondiente monto de préstamos personales sin garantías reales otorgados en igual período”.
Es por esto que para los bancos privados se trata de “un juego de ajedrez en el que cada uno de los movimientos resultará clave en lo que se refiere a mantener o resignar rentabilidad”, ante el control del BCRA.