Con el acuerdo con el Fondo Monetario aprobado, llegan dólares para la deuda y, se espera, calma financiera. A cambio, la Argentina entra en una fase de ajuste hasta ahora nunca atravesada. Un Presupuesto que gira bruscamente al déficit cero sin contar intereses de deuda, una política monetaria de cero emisión y tasas altísimas, más una zona de no intervención en el precio del dólar. ¿Cuál será el costo de semejante esfuerzo?
El propio Fondo Monetario Internacional lo esboza en el reporte del staff al directorio, un informe de más de 130 páginas que acompaña todos los convenios del organismo con los análisis de la negociación, e incluye posibles riesgos en el país al que en definitiva se le está prestando dinero, en este caso, el mayor desembolso en la historia del ente multilateral.
Allí hay un apartado sobre los tres países que aplicaron metas de crecimiento de base monetaria cero: Indonesia en 1997, México en 1995 y Turquía en 2001. Los escenarios hablan de un fuerte esfuerzo antes de ver resultados de estabilización financiera y baja de la inflación, que en algunos casos incluye severas caídas del Producto Bruto Interno (PBI).
Hace 21 años, en Indonesia la rupia se había devaluado un 70%, las autoridades de ese país adoptaron un régimen de agregados monetarios. Así, la inflación que había tocado un pico de un 150%, bajó a un dígito mensual a los 18 meses. Las tasas de interés estuvieron varios meses en el 100%. Eso sí, el propio organismo recuerda que el PBI cayó hasta 21% antes de volver a crecer en 1999. El FMI recuerda que recién entonces el país adoptó un esquema de metas de inflación y también una ley que definió la independencia del Banco Central.
Planes con metas de agregados monetarios se aplicaron en 45 de 105 acuerdos
En 1995, en México, también se aplicó el plan de control de agregados monetarios que ahora instrumenta la Argentina luego de un período de fuerte inestabilidad. Cuando entró en vigencia, recuerda el Fondo en el paper, esa volatilidad se acentuó en un principio. "Cuando el Banco Central tomó la decisión de llevar las tasas a cerca del 100%, la inflación y el tipo de cambio se estabilizaron", escribe el departamento que negoció con nuestro país. Y recuerda que hubo un ajuste de la actividad del 10%. Así, "la inflación bajó del 50% en 1995 a cerca del 20% en 1997". Todo terminó luego en 2001 con un programa de metas de inflación.
Turquía, justamente en 2001, es el otro reflejo que usa el Fondo Monetario para prever posibles escenarios del programa que se acaba de formalizar para la Argentina, y que también se aplicó después de una devaluación del 50% de la lira. Los pasos fueron similares a los otros dos experimentos, aunque con algunos problemas iniciales. La inflación parecía bajar más lento, hasta que luego de una crisis de liquidez y de una retracción del PBI del 5%, la inflación empezó a ceder paulatinamente "desde niveles del 50% hasta un dígito hacia 2004", recuerda el organismo que conduce Christine Lagarde, la francesa que el viernes con un posteo en Instagram celebró el nuevo pacto con nuestro país.
El staff del Fondo, que lidera el italiano Roberto Cardarelli, explica en el documento que "la limitada credibilidad del Banco Central, las expectativas de inflación desancladas y la inflación acelerándose", llevaron al Gobierno a adoptar el marco de “cero crecimiento de la base monetaria”, un plan “fácil de monitorear”, claro para estabilizar la economía.
"Metas de base monetaria se han usado en extenso en la historia de las reformas patrocinadas por el Fondo", asegura el organismo, que detalla que se aplicaron en 45 de los más de 105 acuerdos firmados entre 2002 y 2012.
El Fondo prevé que la economía caerá fuerte este año y también el que viene, mientras el Gobierno espera en cambio que la caída sea menor en 2019, producto de que estima una recuperación en “V” desde mediados de año. Es más, imagina que para las elecciones haya una recuperación al 8,5% interanual, comparando contra una retracción muy fuerte en el cierre de este año. Punta a punta, la recesión tocará hasta el 7%. ¿Bastará?
Clave, la recomposición de márgenes
Tras conocerse la letra chica del nuevo acuerdo con el FMI, que prevé que la inflación alcance un punto máximo por encima de 40% para enero de 2019, y luego comience a caer a poco más del 20% para fin de ese año, Eco Go planteó que para que suba el salario real se necesita atrasar el dólar y bajar la tasa en simultáneo. La pregunta que se hace la consultora es si va a ser tan baja la recomposición de márgenes de ganancias de las empresas como fue en 2002, o aun si se calman el dólar y el índice de precios mayorista van a persistir los aumentos en los precios minoristas. En la crisis de 2002, tras la salida de la convertibilidad, el salario real cayó 22,9%, y el margen de ganancia se redujo 23,8% en un contexto donde los precios minoristas treparon 30,5%, los mayoristas subieron 96,6% y el dólar escaló 262,1%. Estimó que en 2018 la pérdida del salario real es 13%, el margen de ganancia se retrajo 19,8%, la inflación minorista ronda 35,7%, la mayorista 68,5%, y el dólar se disparó 120,6%. Pero la consultora remarcó que hay dos diferencias grandes con 2002: una la actual presión de las tarifas, y la otra que en aquella época los salarios subían por decreto.