Mientras se endurecen los controles sobre las importaciones con declaraciones juradas de importación (DJAI), nuevos formularios o la flamante Unidad de Seguimiento y Trazabilidad de las Operaciones de Comercio Exterior creada esta semana bajo la órbita de la Jefatura de Gabinete de Jorge Capitanich, el ingreso de mercadería por contrabando suma hasta un tercio de las importaciones legales.
El 35% de lo que exporta China en textiles a la Argentina, cuando llega al país, no pasa por la Aduana. El dato se conoció en la última reunión anual de la Fundación ProTejer, que agrupa al sector, a partir de un cruce de las estadísticas de lo que declara China y lo que declara Argentina como importación desde ese destino, y disparó reuniones con la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para generar nuevos controles.
“En cuatro años representa unos $ 1.100 millones”, explicó a PERFIL Jorge Sorabilla, presidente de la Fundación ProTejer, según el cruce de estadísticas de Naciones Unidas entre 2010 y 2013. La calle Avellaneda, La Salada y los manteros figuran entre los principales focos de venta.
Pero ¿cómo entran los productos? Empresarios y despachantes apuntan a ese secreto a voces de la “aduana paralela” y las coimas, que consiguen hacer pasar todo un contenedor sin que medie revisión, al menos en el caso de textiles o juguetes, otro de los sectores sensibles afectados.
Carlos Restaino, vocero de la Asociación Argentina de Empresas de Juguetes y Afines (Aadeja), estimó que en el caso de su sector, el contrabando podría rondar el 20% del mercado, con picos estacionales para Navidad y el Día del Niño. “Once es un punto neurálgico”, coinciden los empresarios que apuntan a la falta de seguridad sobre esos productos.
Otro de los sectores perjudicados por la venta ilegal es el de los anteojos. Los ópticos explican que en su caso, como el producto es más chico, el contrabando es fronterizo. “Entran por tierra y son de origen chino, pero vienen desde Chile. Hay grupos muy organizados que distribuyen a todo el país”, detalló Norberto Fermani, presidente de la Cámara Argentina de Industrias Opticas y Afines (Cadioa). “En Iquique se montaron empresas directamente para abastecer al mercado local”, explica sobre los anteojos que se venden en la calle y hasta por internet. “No tienen los filtros necesarios, son plásticos. Es mejor andar sin lentes, el ojo se protege mejor naturalmente”, advierte sobre un contrabando que asciende hasta 3,5 millones de pares por año. “Entre el 20 y el 30% del mercado debe ser por contrabando”. Lo que entra como importación genuina, en tanto, tampoco tiene control sanitario. “Todo lo que no puede entrar a Estados Unidos y la Unión Europea se vende acá”, agrega.
En el caso de los electrónicos, reconocen que “algo de contrabando hay pero “no hay estadísticas”, según explicó el titular de Afarte, las terminales fueguinas, Alejandro Mayoral. De todas formas, están lejos de las cifras del sector textil. “El mercado de TV es de 3 millones. Un millón de televisores de contrabando sería desproporcionado”, estimó. Para el sector, el problema es el goteo de los viajeros que compran tablets o teléfonos en el exterior y no los declaran en la Aduana. Por eso también se empezó a hacer controles con la AFIP en los portales de venta por internet, principalmente para tablets y notebooks.