Normalidad para afuera, pero reacción hacia adentro. Esa pareciera ser la actitud del equipo económico en la semana donde se cristalizó uno de los mayores riesgos que exhibía la economía argentina: que los mercados internacionales dejaran de ser una alfombra tranquila para transformarse en un samba que sacude las variables. Y en el precio del dólar fue donde más se sintió esta semana. Ante la salida de capitales a activos “más seguros”, la divisa trepó 40 centavos en la semana y ayer, luego de arrimarse a los $ 20,45, ventas oficiales a través del Banco Nación lo llevaron a $ 20,36.
El jefe del mayor banco del país dio que “no están nerviosos”, y señaló que están “cómodos” con ese valor (ver aparte), pero el consenso entre la Casa Rosada, el Ministerio de Hacienda y el Banco Central es que una escalada “disruptiva” hará que se intervenga. “Hasta ahora, si bien ha sido rápido, es un valor normal, subió en línea con la inflación desde enero de 2017”, dicen en el área económica.
Allí es donde se abren dos mundos en el Gobierno: el de los que dicen que “la flotación cambiaria absorbe los shocks y está bien que ahora suba”, que además subrayan que “el modelo tiende a apreciar el peso, por lo que hay que alegrarse que se devalúe cada tanto”; y aquellos que ven una amenaza al intento oficial de aplacar la inflación y llevar las paritarias lo más cerca posible de la meta del 15%, en un momento donde los analistas observan previsiones del 19,4% para este año, según una encuesta del Banco Central.
“Esto hay que seguirlo día a día, si la semana que viene en dos días el dólar quiere irse a $ 21,50, seguramente el Banco Central va a intervenir, lo ha hecho poco pero lo ha hecho, ellos monitorean todo”, indican desde el ala económica del Gobierno.
Manejable. Allí, consideran que hasta ahora “todo está normal”, que “está bien que se mueva de esta forma” y que no ven “una crisis a la 2008” a nivel internacional. “De hecho ya hoy se calmó”, se entusiasmaban ayer.
González Fraga: “No queremos un techo”
El titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, es un cruzado de no usar el tipo de cambio como “ancla antiinflacionaria” y responde cuando se lo consulta que para él, el precio del dólar es “el precio del mercado”. Sin embargo, también sostiene que interviene sólo cuando el valor se mueve en forma “disruptiva”. Así, por ejemplo, intervino antes de las elecciones primarias, cuando había saltado de manera exacerbada.
Desde las áreas más vinculadas con la producción, el dólar “está bien incluso hasta en $ 21”, aunque reconocen el ruido de que “suba rápido en tiempo corto”. “Si exportás hoy tenés rentabilidad, el tema es cuánto dure esta ganancia de competitividad”, aseguran.
El dólar había estado casi planchado durante la mayor parte de 2017, con un deslizamiento de 10%, la mitad de la inflación hasta noviembre. De hecho, en la primera quincena de diciembre estuvo en $ 17,50. Desde entonces, comenzó una escalera que se potenció con la señal buscada por los cambios de metas de inflación, que volcaron la política hacia tasas más bajas y tipo de cambio más alto. De hecho, en esas semanas el Banco Central incluso compró hasta US$ 3 mil millones de dólares de reservas.
Pero esta semana el origen de la devaluación cambió. Empezó a jugar el riesgo externo. Tras la caída de 5% de las acciones nucleadas el índice Dow Jones de Wall Street, en su peor semana en dos años, primero el Ministerio de Finanzas se golpeó el pecho porque había anticipado las colocaciones. Pero el contagio se tiñó de verde.
El presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, resultó ayer la única voz oficial que habló del dólar. En declaraciones a radio La Red, dijo que “el Gobierno no está nervioso” con la suba del tipo de cambio. Y que “nadie quiere ponerle un techo”.
Así, defendió tanto la suba del precio del dólar como desligó las operaciones por las que ese banco volcó en dos días 500 millones de dólares al mercado de una pretensión de frenar la escalada.
“El Gobierno no está nervioso con estos valores. No queremos ponerle un techo. Si hay privados que le quieren comprar los dólares al Gobierno, es una buena noticia. En lugar de que el Tesoro venda los dólares al Banco Central, que luego debe esterilizar los pesos emitiendo Lebacs, se los vende al mercado. Es mejor, y no hay que dramatizar”, aseguró.
“El dólar va cada vez va menos a precios, no impactará mucho en la inflación. Y es una excelente noticia que la cotización haya pasado de $18 a $ 20, es bueno para muchas economías regionales”, completó.