El directorio de YPF habilitó a Miguel Galuccio, presidente de la petrolera controlada por el Estado, a buscar US$ 3 mil millones adicionales en el mercado internacional. En rigor, la asamblea de accionistas aprobó el jueves una ampliación del programa global de emisión de deuda de compañía, cuyo tope pasó de 5 mil a 8 mil millones de dólares. Así lo comunicó Daniel González, CFO de la empresa, a la Comisión Nacional de Valores (CNV).
La autorización del directorio no implica, sin embargo, que YPF salga en lo inmediato a colocar esa cantidad en el exterior. Pero sí es una decisión que, por un lado, permite a Galuccio moverse con un mayor margen de maniobra para financiar el plan de inversiones de la petrolera. Y por otro, hace un guiño al Gobierno, necesitado de enviar señales positivas en cuanto al ingreso de divisas a la economía local. En la práctica, es una vía para reducir la presión que existe sobre las reservas del BCRA ante la salida de divisas por presión de los importadores y el dólar “ahorro”.
En una operación relámpago presentada el martes y concluida el miércoles, la petrolera volvió al mercado internacional tras el default técnico decretado por el juez federal de Nueva York Thomas Griesa, en busca de US$ 750 millones. No alcanzó ese objetivo, pero no quedó tan lejos: levantó US$ 500 millones a través de la reapertura de las Obligaciones Negociables (ON) Clase XXVI y Clase XXVIII, con vencimiento en 2018 y 2024, que tras la emisión quedaron con un rendimiento del 8,5% y 8,95% respectivamente. Son bonos redactados bajo legislación norteamericana.
Fuentes ligadas a la operación cotidiana de YPF indicaron que las ofertas recibidas en la colocación –realizada por bancos Citibank, ITAU y JP Morgan– superaron los US$ 1.500 millones pero que González no quiso tomar más deuda para no convalidar mayores tasas de interés, cercanas al 9,50% anual.
A su vez, la mayor productora de hidrocarburos del país cerró ayer una emisión en la plaza local por $ 1.200 millones. Fueron $ 950 millones bajo el paraguas de la ON Clase XXXVI, emitida a tasa Badlar más un plus del 4,74% (destinada a las compañías aseguradoras), y $ 250 millones de la Clase XXXVII, con un rendimiento a tasa fija del 25,75% durante el primer año y luego Badlar más 3,49%.
“Con estas dos últimas emisiones Galuccio llegó al tope de los US$ 5 mil millones autorizados (por la Resolución N° 15.896 de junio de 2008 de la CNV). Necesitaba una nueva ampliación del tope de deuda, máxime cuando su gran objetivo para 2015 ante la crisis del crudo (el precio internacional se desplomó un 100% desde julio pasado) es repetir el nivel de inversiones del año pasado, que ascendió hasta los US$ 5.600 millones”, precisaron fuentes que acceso al edificio de Puerto Madero de la petrolera.
A pesar de acelerar la emisión en los últimos dos años para apuntalar una mayor inversión de la compañía –las otras dos fuentes de financiamiento son el flujo de caja y la incorporación de socios–, YPF no modificó su ratio de endeudamiento, medido en términos de deuda neta sobre Ebitba (ingreso antes de impuestos). El ratio se mantiene invariante en torno a los 0,8 puntos desde 2012. Eso a pesar de que la deuda total creció desde los US$ 2.578 millones en 2012 hasta los US$ 3.967 millones a fines del año pasado, según estimaciones de la petrolera.