Con varios funcionarios macristas dando vueltas por las calles de Punta del Este y participando de variados eventos sociales (algunos con mayor nivel de exhibicionismo y otros con mucho menos), el balneario uruguayo se convirtió en una usina de información semioficial de ciertos avatares que se desarrollan en el corazón del Gobierno. El más interesante de ellos al que accedió ESPIA es la muy seria evaluación que se está haciendo en ciertos despachos oficiales, muy cercanos a la Presidencia, respecto a la posibilidad de que el actual ministro de Modernización, Andrés Ibarra, compita en las próximas elecciones para elegir autoridades de Boca Juniors. El club del que es fanático Mauricio Macri, y que lo presidió durante más de una década, es conducido desde hace cinco años por un amigo del Presidente, Daniel Angelici, quien además “contribuye” con gestiones extraoficiales varias a pedido del jefe de Estado, supuestamente. El mandato del Tano Angelici, que ya fue reelecto, vence a fines de 2019, poco después de que Macri pugne por su reelección presidencial, tal como prevé cualquier funcionario nacional de peso.
De acuerdo con lo que se escuchó bajo el sol del Este, a Macri (o a algunos allegados) no les disgusta para nada la posible salida de Angelici del club de la ribera. Los que lo quieren un poco plantean el argumento del desgaste de la gestión y de la necesidad de oxigenar con caras nuevas. Los que lo quieren menos al actual mandamás boquense sostienen que su figura en muchas ocasiones afecta la imagen de Macri, quien en teoría prefiere que haya alguien de su confianza al frente de la entidad (son los mismos que realzan cómo se le iluminan los ojos al presidente de la Nación cada vez que habla de Boca, su mayor pasión junto a su hija menor, Antonia). En ese sentido, Ibarra vendría como anillo al dedo para una posible sucesión. No solo es “enfermo” de los xeneizes, sino que además acompaña a Macri desde los tiempos en que el mandatario se desempeñaba en el holding familiar que dirigía papá Franco. Ibarra ya tiene experiencia de gestión también en Boca, primero como gerente general y luego como gerente de marketing, siempre durante el mandato de Macri, obviamente. Las lenguas esteñas que divulgaron estas historias comentan que al ministro no le disgustaría la idea, siempre y cuando se lo pida el Presidente, para el que está cumpliendo una misión más delicada que Boca: achicar y modernizar el Estado nacional, lo que incluye centenares de despidos en formato cese de contratos.
Cerca pero incomodo
En uno de los tantos ágapes veraniegos, se comentó por qué el gobierno chileno debió salir a aclarar que no cursó invitación alguna a ningún presidente de la región a propósito de la visita papal de dentro de unos días. La aclaración, según se supo en un brindis de Viña del Mar, habría surgido luego de que a los oídos de las autoridades trasandinas llegaron ciertas molestias de sus pares argentinos por el hecho de que Mauricio Macri no fuera invitado a alguna de las celebraciones que hará en Chile el papa Francisco.
Duo hasta en verano
Las vacaciones para muchos funcionarios también son sinónimo de sintonía política. Es el caso del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Ambos son considerados la pata política del oficialismo y fueron claves para la sanción del paquete de reformas económicas que impulsó Mauricio Macri en el Congreso. Pero su sintonía no solo se da en el trabajo conjunto: para no alejarse de la Casa Rosada Frigerio decidió alquilar, por el verano, una casa en el mismo country de Pacheco donde descansa los fines de semana Monzó con sus cinco hijos. Es más: suelen compartir asados en familia en la tranquilidad del barrio cerrado. Por las dudas, Frigerio dejó en la planta baja de Balcarce 50 a su viceministro del Interior, el peronista Sebastián García de Luca, un monzonista histórico, cuando se queda un rato más disfrutando del verde y el agua de la piscina. De Luca, de hecho, debió viajar la semana que pasó a Chubut para acompañar al Presidente en la visita a un complejo de energía eólica.