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Deceso

Murió Maya Swarovski, la millonaria europea que quiso que sus cenizas se dividan entre Austria y Argentina

Falleció en Marbella el pasado martes 1 de octubre. El apellido representa a un imperio que va más allá de la joyería y de los accesorios fashion.

Maya Swarovski
Maya Swarovski, la millonaria austríaca que murió el martes 1º de octubre y pidió que sus cenizas se dividan entre Austria y Argentina. | Album familiar

Maya Swarovski murió en Marbella el pasado martes 1 de octubre pero pidió que sus cenizas se repartan en Austria y en Argentina. Sí, en Wattens donde está la bóveda familiar y donde tiene sede esa poderosa empresa; y en San Martín de los Andes, donde se ubica su estancia Mil Rosas. Esa propiedad a orillas del Lago Hermoso que durante los años 90 fue muchas veces epicentro político y social. Y ella Maya Swarovski su gran anfitriona.

Ese apellido, que ella sumó con su segundo matrimonio con Gernot Swarovski, representa a la empresa austríaca homónima que con la invención del corte eléctrico de los cristales dio origen a un imperio que va más allá de la joyería y de los accesorios fashion. Y como muchos imperios, con los años, se diversificó. Incluso tiene un equipo de fútbol, el WSG Swarovski Tirol que preside Diana Swarovski, una de las hijas de Maya y Gernot. Y en En Argentina también tienen negocios. Pero esa es otra historia, una paralela a la imagen que Maya Swarovski imprimió a la década menemista.

En una década que tuvo muchos personajes con necesidad de protagonismo y sobre todo en una etapa donde muchos políticos y también muchos empresarios descubrieron que la mediatización de sus vidas privadas tenía aspectos interesantes y hasta redituaba, Maya Swarovski supo manejar con precisión cuando abrir esa puerta a los medios y cuando convertirla en muralla infranqueable. Sí, detrás de ella y su figura había intenciones comerciales muchas de las cuales se mantienen hasta hoy a través Michael Halstrick, su hijo mayor, quien vive casi todo el año en Argentina. Pero esa también es otra historia.

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Un personaje, una época. Maya Swarovski fue de esos personajes que por mucho de lo mencionado no puede soslayarse cuando se describe sobre todo el apogeo de la década menemista. Hay en publicaciones de esta Editorial Perfil –y sobre todo en revista Caras– una compendio de imágenes que muestra a Maya y su marido no sólo como anfitriones de Carlos Menem en la famosa estancia Mil Rosas, sino de un nutrido y numeroso grupo de personajes sociales y empresarios de la época como invitados a su cumpleaños cada marzo en esa propiedad.

También en galas porteñas de esa época e incluso en reuniones en Punta del Este y hasta en Europa. Era de carácter alegre, una mundanidad no era exagerada, y una calidez en el trato –incluso con los periodistas– que se potenciaba cuando hablaba con un castellano pausado atravesado por el inglés, el fránces y el alemán.

Una muerte, tres despedidas. Por eso, a la noticia de su muerte ocurrida el pasado martes 1º de octubre, hubo en algunos sorpresa y en otros activó recuerdos de esa “etapa ya cerrada” de la historia nacional. Si la aparición de Maya fue sorpresiva en aquel momento, su alejamiento fue discreto; primero se mudó primero Estados Unidos y luego a Marbella. Allí su mente la fue abandonando de a poco, producto de un Alzheimer que avanzó progresivamente.

El alma del cristal en objetos de la vida cotidiana

Con esa tradición que tienen algunos europeos, Maya tendrá varias despedidas. La primera ya se hizo y fue en Marbella con una invitación que enviaron sus hijas y que, además de su firma, dice: “Mi vida terminó. Mi vida corazón latió por última vez. El Señor se ha llevado mi alma al cielo. Recuerda: Seré la rosa que huele o ves. Seré la melodía de tu canción favorita. Seré ritmo cuando tu bailes. O, simplemente seré tu estrella en el cielo. Seca tus lágrimas, sonríe...Descanso en paz. Hasta el día que nos veamos otra vez. Con amor. Maya”.

La segunda despedida será en Wattens (Austria) donde, a pedido suyo, parte de sus cenizas quedarán en la bóveda familiar. Y la última en San Martín de los Andes: Maya quiso también que parte de sus cenizas queden en la estancia Mil Rosas. Eso quiza suceda recién en marzo, cuando su ex marido Gernot Swaroski y todos sus hijos viajen allí para cumplir con el último deseo de Maya.