El economista Javier Milei, quien asumió como diputado nacional el 10 de diciembre de 2021 y piensa presentarse como candidato a presidente en las elecciones de este año, basa su discurso en reducir el tamaño, costo y funciones del Estado y la liberalización de la economía, con una enérgica crítica a lo que denomina “la casta política”.
Sin embargo, el haber constituido un partido, participado de una competencia electoral y resultado electo diputado nacional, convierten al economista libertario en político profesional. Y si “casta” es una clase social especial, en este caso política, cabe preguntarse si Milei es ajeno a la misma o si al aceptar participar del sistema ya forma parte de ella.
Como la mayoría de los políticos, el desafío de Milei es ser coherente entre lo que dice y lo que realmente hace. Al respecto, hasta el momento, tanto Javier Milei como su compañera de bancada Victoria Villarruel no han impulsado ninguna iniciativa de reducción de gastos en el ámbito estatal que integran, la Cámara de Diputados de la Nación en particular y el Poder Legislativo Nacional en general y, mucho menos, han planteado ideas para una reforma político-administrativa en este ámbito de la administración pública.
El cruce de datos del personal legislativo es una tarea muy sencilla de hacer y sus resultados revelan la complicidad de toda la dirigencia política, que ahora incluye a Milei y Villarruel. Datos. La Oficina de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Congreso de la Nación Argentina de la Honorable Cámara de Diputados respondió el día 10 de abril de 2023 a un pedido de acceso a la información pública solicitado por Cadal el 22 de febrero de 2023, ya que, a diferencia del Senado de la Nación, la Cámara baja no brinda en su sitio web el lugar donde están asignados sus empleados y ni Milei ni Villarruel lo informan en el sitio web de la Cámara de Diputados.
De acuerdo a la información ofrecida por la Dirección General Administrativa de la Cámara de Diputados de la Nación, a través de la Oficina de Transparencia, los diputados nacionales Javier Milei y Victoria Villarruel cuentan con cuatro empleados cada uno.
En cambio, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires están publicados los nombres de los 23 empleados designados por los cinco diputados libertarios porteños: Ramiro Marra, Rebeca Fleitas, Lucía Montenegro, Leonardo Saifert y Oscar Zago.
De esta manera, entre los cuatro colaboradores del diputado nacional Javier Milei y los cuatro de la diputada nacional Victoria Villarruel, más los 23 empleados de los legisladores porteños, La Libertad Avanza ya suma 31 empleados públicos designados por criterio político.
Contradicciones. La crítica que se le puede formular a Milei y su partido es que, de acuerdo a las ideas libertarias, ningún legislador con esta ideología debería tener empleados rentados con fondos públicos y, al haber presentado candidaturas legislativas en 2021, lo deberían haber dejado claro. O en todo caso informar que van a tener una cantidad mínima de empleados legislativos, menor a la que pueden designar oficialmente, y precisar el criterio para su selección.
En concreto, la participación legislativa nacional y en la Ciudad de Buenos Aires de los libertarios no se diferencia del resto de los partidos políticos y, por lo tanto, la retórica de Milei contra la “casta política” y su crítica a Cambiemos de “Juntos por el cargo” es pura demagogia.
Por otra parte, desde el punto de vista práctico, de acceder a la presidencia de la Nación en 2023, Milei tendrá muchísimas limitaciones para implementar las reformas económicas, institucionales y sociales que propone, en especial porque un eventual gobierno suyo estará en minoría legislativa y su estilo intolerante no contribuye a facilitar negociaciones políticas.
Es inviable que Milei pueda cumplir con sus promesas políticas, salvo que vulnere la institucionalidad democrática. A la probable afectación de libertades civiles y políticas en un gobierno de Milei hay que agregarle que los libertarios no reconocen como derechos los económicos, sociales y culturales, con lo cual su ideología es contraria a la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Precisamente, la visión integral e interdependiente de los derechos humanos implica el respeto a las libertades civiles y políticas como base de un sistema democrático, y hacer efectivos, a través de la buena gobernanza, los derechos económicos, sociales y culturales.
Las sociedades más abiertas y prósperas del mundo son precisamente las más respetuosas de los derechos humanos, y para garantizarlos cuentan con altos niveles de austeridad y transparencia gubernamental, todo lo contrario de lo que fueron en la Argentina los gobiernos de Carlos Menem, tan admirados por Javier Milei y tan criticados por la intelectualidad liberal de entonces.
Al cumplirse cuarenta años del retorno a la democracia en la Argentina y 75 años de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos, sería trágico que a las fracasadas aspiraciones antidemocráticas del “vamos por todo” las sucediera la visión intolerante y excluyente del dogmatismo de mercado.
*Director general de Cadal (www.cadal.org).