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Licenciado Petinatti, el entrevistador más popular de Uruguay

"El peronismo no tiene nada de progresista y tiene mucho de gorila"

PERFIL dialogó con uno de los comunicadores más populares en la historia del país vecino. La mirada sobre la política argentina del conductor de un programa de nombre significativo: Malos pensamientos. “El problema de Argentina son los argentinos”.

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Comunicador. Petinatti todas las tardes en la radio uruguaya. Concita fanatismos apasionados similares a los del fútbol. | cedoc

Orlando Petinatti es el comunicador más exitoso de Uruguay, pero su suceso no es el improbable accidente de una mente dispersa y efectista, sino el lógico resultado del fruto del trabajo y el talento, del humor corrosivo y la calidez humana, de la velocidad para el contraataque y la agudeza periodística.

Aquella palabra –“Uruguay”– puede significar muchas cosas para quienes vemos la realidad total o parcialmente desde la Argentina. Pero para el mundo suele ser sinónimo de estabilidad institucional, de liberalismo político, de socialdemocracia económica y, quizás ese sea su valor agregado en un contexto donde los líderes mesiánicos redoblan la apuesta, de tradición humanista. Una patria, diría Jorge Drexler, de “padres, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes”. 

Tierra de puertas abiertas de la que es orgulloso producto este símbolo de la radiofonía oriental, cuyo programa, Malos pensamientos, lleva casi treinta años en el aire y resume, en un gigantesco lienzo, más que los deseos de entretener de su conductor, los usos y costumbres de las más variadas edades y clases sociales que lo consumen en todas partes: desde los taxis hasta los ómnibus, desde las grises porterías de los edificios hasta las pomposas oficinas multinacionales.

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Más sociológico que nadie acaso sin habérselo planteado, Petinatti sintetiza la razón por la cual no ha perdido la frescura: “Que trabaje con la improvisación no quiere decir que sea un improvisado”.

"Que trabaje con la improvisación no quiere decir que sea un improvisado"

 

Evolución. La tarde ha caído en Montevideo, y con ella ha llegado a su fin una nueva emisión de Malos pensamientos, que se transmite diariamente por Azul FM, en radio y por internet, entre las 15 y las 19.30, una gimnasia cansadora pero que estimula a su conductor.

“No me siento periodista, porque para eso hay que hacer investigación o hay que tener determinados estudios, pero sí me siento un comunicador con sentido común, lo cual a veces es más valioso. Vengo haciendo humor desde hace treinta años pero, quizás un poco por la edad, estoy más reflexivo, y considero que si cuento con la posibilidad de hablar más allá del humor, además es porque el público me lo pide y lo necesita. Entonces, tengo cierta autoridad para entretener a la audiencia pero también para ponerme serio cuando corresponde”, dice. 

Y agrega: “Cuando se apaga el micrófono, soy un ciudadano más. Así que si me entero de cosas que no están bien, me dan ganas de expresarme”.

Uruguay tiene muchos egos, pero no son modestos, sino de bajo perfil, dijo

Alta fidelidad. Puede resultar curioso, pero lo cierto es que la audiencia de Malos pensamientos es tan leal como la hinchada de un club de fútbol. “Una de las cosas que se dan es que el que empezó escuchándome con 17 años siendo estudiante, hoy me escucha cuando va a buscar a los hijos al colegio. Y quien arrancó con 40 años hoy tiene 70, con lo cual el programa es un motivo de charla familiar. Eso es muy lindo, y sucede porque la gente pone la radio para desintoxicarse de la realidad, para reírse un rato y para entretenerse. Y por otro lado creo que para que un producto trascienda debe ser auténtico, honesto y original. Yo soy tal cual me escuchan. No me disfrazo de gracioso”, asegura Petinatti con un tono más introspectivo que el habitual. Pero ¿tiene costos ser una celebridad en un país de egos aparentemente modestos? “Uruguay tiene muchos egos, pero no son modestos, sino de bajo perfil. Quienes somos personas públicas tenemos el ego a flor de piel, con lo cual se nota más. Pero no siento que tenga un costo. Yo nunca busqué ni me imaginé ser una celebridad. A los 52 años, puedo mirar hacia atrás y decir con orgullo que, a lo largo de mi carrera, fui subiendo todos los escalones sin saltearme ninguno. Y en muchos aspectos soy el mismo que comenzó. Pero no hago las cosas para pasar desapercibido y, si hay una palabra que me ha acompañado, es ‘coraje’”, responde sin eufemismos.

Precisamente armado de ese atributo, Petinatti se ha convertido en un objetor sistemático del Frente Amplio, lo que él adjudica a su necesidad de expresarse más como ciudadano que como entertainer. “Hay cosas, como el asesinato de una maestra frente a una fábrica de pastas, que no podía dejar pasar”, explica este hombre perfectamente consciente del atractivo que produce ser “la voz de la gente” y, al mismo tiempo, generar temor en la clase política con sus editoriales.

El apoyo de Alberto Fernández al Frente Amplio tuvo alto impacto en la campaña uruguaya

Siempre hice humor ácido. Una prueba de ello es el gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera, aunque en estos últimos años de mucha inseguridad, corrupción y pobreza económica y social, la necesidad de hablar con un tono más serio y periodístico aumentó, lo cual generó reacciones positivas y ataques virulentos en las redes sociales por parte de detractores del programa que admiran el pensamiento único”, declara un “biológicamente optimista” que, como parte de aquella dinámica, ha llegado a ser objeto de diatribas antisemitas.

Yo no puedo educar a gente que en su interior tiene un odio de esa naturaleza. Son cosas que me afectan, pero no me pegan mal. Y me apenan más por ellos que por los insultos que me dirigen. El judío está acostumbrado a este tipo de ataques”.

El peronismo, a distancia. Petinatti elogia con entusiasmo la gestión y el “liderazgo” de Luis Lacalle Pou, quien, estima, “ha sido inteligente a la hora de tomar distancia de los errores de su padre, porque los abusos de poder no son propiedad de ninguna ideología ni de ningún partido”. Y opina que en algunos aspectos, como el estilo, el actual mandatario está “en las antípodas de Lacalle Herrera”. 

El profesional ha mantenido un vínculo de cercanía y admiración con la Argentina; de chico leía revistas de rock y escuchaba a Jorge Jacobson, y de grande hasta llegó a hacer teatro con Moria Casán. 

El presidente uruguayo Lacalle Pou en cuarentena tras contacto con caso positivo

Esa cercanía con la cultura, con la osadía y con los aires vibrantes de la noche porteña, unida a su sinceridad omnipresente, es la que le otorga mayor legitimidad para, desde el cariño, expresar: “Alberto Fernández logró ser presidente de la república en una época en la que nadie resiste un archivo, y vaya si él ha tenido palabras obscenas hacia el kirchnerismo. Pero aun así se juntó con Cristina y logró ser presidente. ¿Por qué? Porque el problema de Argentina son los argentinos”. 

Remata Petinatti: “Argentina es tan maravillosa que cada diez años intentan destruirla y, pese a ello, sale adelante. Es un país con una capacidad autodestructiva formidable, pero con poca capacidad de autocrítica. En Uruguay no me imagino que alguien que haya vivido una situación como el asesinato de Nisman pueda seguir siendo competitivo electoralmente. Es más: no me imagino un kirchnerismo, y menos un peronismo”.

Este punto es muy interesante, porque los orientales de prácticamente todas las tendencias consideran el movimiento como autoritario y antirrepublicano. “El peronismo es lo peor que le pasó a Argentina, ha enfermado a toda la sociedad y les hace tanto daño a los argentinos que les ha vendado los ojos”, añade echando sal sobre la herida.

En Uruguay no me imagino que alguien que haya vivido una situación como el asesinato de Nisman pueda seguir siendo competitivo electoralmente

Admirador de Raúl Alfonsín, el licenciado encuentra en el ex presidente radical a un político que no solo ha estado ajeno a los vicios habituales, sino a un “estadista al que la historia ha valorado mejor que sus contemporáneos”. Y concluye: “¿Cinco presidentes en diez días? Solo en Peronia. A los argentinos les haría bien tomar distancia para ver la nación desde afuera. Para mí, el peronismo no tiene nada de progresista y tiene mucho de gorila”.

Lo que importa. Entrevistador en profundidad de las más variadas personalidades históricas del Río de la Plata, el uruguayo se defiende de quienes afirman que el humor que ejerce en Malos pensamientos es nocivo replicando que “lo que daña a la sociedad son las personas sin los pies en la tierra que piensan que un programa de radio puede dañar a la sociedad más que la mentira, el engaño, la corrupción, la pobreza mental, la inseguridad y el abuso de poder”.

Heredero orgulloso de una familia trabajadora de inmigrantes judíos polacos y lituanos, Petinatti, quien vive de la pasión que ejerce, tiene más de lo que imaginó, y honra las palabras de San Martín: “Serás lo que debas ser o no serás nada”.

Y su trayectoria vital recuerda la vieja enseñanza que legó el maestro Carlos Maggi: “Los hombres descubrieron que todos eran iguales muy tarde”.

—¿Qué es lo más importante que le enseñaron sus padres?

—La trascendencia del trabajo, de la educación, del esfuerzo diario, de los valores y de respetar para ser respetado. Siempre me acompaña una frase que me decía mi abuelo David, quien vino al Uruguay desde Lituania en 1929: “Así como hacés la cama, así vas a dormir”.

—¿Y qué es Dios para Freddy Nieuchowicz Abramovich?

—Todo, pero no el Todopoderoso que maneja nuestras vidas y al que hay que tenerle un poco de miedo. Estoy cerca del Dios de Baruch Spinoza. Para mí, es el canto de los pájaros, el amanecer, es ver crecer a mi hija, mirarla a los ojos, sonreír y abrazar a las personas. Es despertarse. Y es estar vivo.