Argentina es el país de América Latina con más cantidad de inmigrantes, casi el 5% de la población nació en otros países. Su gente trae en sus raíces la diversidad cultural desde comienzos del siglo XX. Tiene consigo, además, el galardón de ser el primer país de América Latina que reconoció hace diez años el derecho al matrimonio de personas del mismo sexo y hace ocho, el de la identidad de género.
Cambio cultural. Transitamos tiempos que parecen ser bisagra, ante un cambio cultural inminente que explota en la realidad todos los días. Como en otros tiempos hicieron punta con otros temas, hoy son las nuevas generaciones de jóvenes quienes hablan en lenguaje inclusivo y levantan el valor de la diversidad.
La lucha feminista se extendió y se hizo masiva entre los más jóvenes. Estos temas impactan en la opinión pública, en el mundo académico, en las redes y en las mesas familiares de los domingos. Sin embargo, como pasó en los 80 con el divorcio, las posiciones se radicalizan y, pese a los avances legislativos y de políticas públicas sobre igualdad de género, todos los días estallan discursos irreconciliables que dan cuenta de viejas estructuras que se niegan a dar un paso al costado.
Una anécdota que cuenta el dirigente radical Federico Storani ilustra cómo pueden cambiar las luchas, pero siempre irrumpen las mismas fuerzas. Y ante todo cambio social hay sectores que resisten y reaccionan en forma violenta. En pleno debate sobre el divorcio, en los primeros años de la recuperación democrática, Storani no pudo ser padrino en un bautismo del hijo de su amigo porque el cura se negó a hacer la ceremonia en su presencia. Los diputados que entonces votaron esa ley –hoy indiscutible– fueron todos excomulgados por la Iglesia.
¿Un ministerio para el cambio? En esta sociedad diversa y con un discurso político y social mayoritariamente favorable a la paridad de género y la diversidad, en lo que va de 2020 hubo un femicidio cada 35 horas y continúan los crímenes de odio y agresiones homofóbicas. Entonces, ¿qué más hay que hacer para que todo cambie?
La diversidad llegó a los organismos públicos, las empresas, las escuelas, las universidades y hasta las ficciones televisivas. Una de las expresiones más contundentes y recientes fue la decisión del presidente Alberto Fernández que, apenas asumido, creó un Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad por parte del gobierno nacional.
“Entendemos que uno de los principales problemas detrás de las agresiones y animadversión es que a nadie le resulta fácil cuestionar sus propios privilegios. El patriarcado lleva siglos de ventaja, se aprende en la niñez. Es difícil modificar el statu quo. La brecha entre la ley y su efectiva implementación sigue siendo importante”, reconocen desde esa nueva cartera.
La conducción del organismo está convencida de que las brechas de género solo se reducen con una redistribución más igualitaria de las tareas domésticas, reproductivas y de cuidados entre varones y mujeres. “Esto hay que trabajarlo desde los distintos ministerios, secretarías, dependencias, organizaciones sociales y populares en todo el país”, aclaran. Se trata de construir consensos y alianzas.
Ley Micaela. Una de las primeras acciones públicas del Ministerio de Mujeres fue encabezar la capacitación a todo el gabinete, incluso al Presidente, sobre la Ley Micaela, que rige desde 2018. Fue un acto público y lo llevó adelante el equipo del nuevo ministerio. Tal como lo había hecho antes la titular del entonces Instituto de las Mujeres, Fabiana Tuñez. Esa ley fue sancionada en homenaje a Micaela García, una joven de 21 años asesinada en Gualeguay, Entre Ríos, por un hombre con antecedentes penales por violación, y obliga a todos los funcionarios de los tres poderes del Estado a capacitarse sobre violencia de género.
La abogada y profesora la UBA Alejandra Lazzaro reconoce esa norma como “un gran logro” y recuerda que el Poder Judicial tiene “la responsabilidad de traducir las normas haciéndolas reales para las personas”, motivo por el cual los jueces que cuentan con perspectiva de género tienen diferentes interpretaciones que muchas veces pueden hacer cambiar sus sentencias. “Se trata de una nueva forma de impartir justicia”, concluye Lazzaro.
El Poder Judicial, en ese sentido, es donde aún hay mucho para hacer. “La gran clave es la capacitación de la Justicia, que debe hacer cumplir las leyes cuando se violan. Y también es importante tener en cuenta los contenidos de las sentencias, ahí es donde se debe ver plasmada la perspectiva de género. Todos los días vemos sentencias que no la contemplan, sobre todo en el interior del país”, dice a PERFIL el diputado bonaerense Daniel Lipovetzky.
El legislador, que ganó protagonismo en el debate sobre el aborto, advirtió que el riesgo es que los funcionarios a cargo de las áreas de género y diversidad queden atrapados en la burocracia a la hora de fijar políticas públicas de diversidad. Para que se pueda cambiar algo realmente “hay que garantizarles a las áreas específicas cierto nivel de intervención obligatoria en todos los procesos de los organismos del Estado” para que el funcionario responsable no caiga en la trampa de terminar “luchando contra sus pares”.
La diversidad en la tele. El cambio que se viene tiene también presencia en los medios de comunicación. El canal Telefe fue la primera señal abierta que incluyó en sus ficciones la temática trans. Lo hizo en 100 días para enamorarse con el personaje del chico trans protagonizado por Maite Lanata, y posteriormente en Pequeña Victoria, con la actriz trans Mariana Genesio.
“Uno de nuestros valores es poder generar conversación con nuestras audiencias. Para eso es fundamental tratar temas de interés público. Cuando un contenido ayuda a una persona a poder dialogar sobre un tema tabú, siempre es positivo. Es la mejor prueba de que nuestras historias trascienden la pantalla”, afirma Darío Turovelzky, desde Viacom CBS Networdk Americas, compañía propietaria del canal.
El lenguaje, las imágenes, lo que se comunica, resulta central en cualquier proceso de cambio social. Las palabras son herramientas de comunicación, pero también están cargadas de ideología. Entre los publicistas es una preocupación constante. En estos tiempos vienen sufriendo descréditos y las marcas tratan de asegurarse no tener problemas con su reputación, sobre todo en las fatídicas redes sociales.
En los primeros días del año, una conocida marca de cerveza tuvo que bajar de sus redes un corto a pocas horas de publicarlo por ser tildado de misógino. Sus creativos fueron escrachados con foto en las redes sociales. En respuesta, la marca competidora publicó a pocas horas un spot con el eslogan “Los estereotipos pasaron de moda”, donde las chicas eligen cerveza y los varones tragos, con un mensaje inverso del que había sido condenado. La levedad de las ideas en tiempos de cambio lleva a ciertas injusticias. Puede llegar a triunfar cierto oportunismo, oculto detrás de discursos vacíos de contenido pero políticamente correctos.
En publicidad es una preocupación. “Es una agenda que irrumpe en un plazo relativamente breve, por lo tanto no todos los actores involucrados en el proceso de producción de las comunicaciones adquirieron esa formación. Lo bueno es que cada campaña fuera de tono resuena rápidamente y es considerada excepcional”, admite María Alvarez Vicente, directora ejecutiva del Consejo Publicitario Argentino.
Mujeres en la AFA
Primero fueron las mujeres hinchas que entraron con fuerza al fútbol, luego las árbitras, periodistas y relatoras, y luego se empezó a pelear por la profesionalización del fútbol femenino. Poco a poco el deporte que es pasión de multitudes y durante años concentró mayoritariamente a los hombres empezó a dar cabida a las mujeres.
Hace unos meses la Asociación del Fútbol Argentino inauguró un Departamento de Género y Equidad. Esto significa un cambio estructural significativo porque la Argentina es la primera de las 211 federaciones que integran la FIFA en tener un área específica.
El primer partido de fútbol femenino en Argentina fue en 1923, un encuentro al que asistieron unas 6 mil personas en la cancha de Boca y participaron dos equipos: Argentinas y Cosmopolitas.
El fenómeno fue tan ignorado que no existen datos oficiales sobre el funcionamiento de esa liga hasta cuarenta años después, cuando en 1991 se inscribió en la Asociación de Fútbol Argentino (AFA).
Desde ese momento, la liga de fútbol femenino tuvo que esperar 28 años para ser profesionalizada. Hace unos meses, la institución que conduce Claudio “Chiqui” Tapia creó un Departamento de Equidad y Género que tendrá a su cargo la capacitación en los distintos clubes sobre la temática. Una verdadera revolución para el mundo del fútbol.
Ese nuevo departamento está a cargo de la abogada especializada en género y discriminación Analía Miskowiec. “Desarrollamos un observatorio de equidad y género para relevar la situación de la mujer en este deporte, en su rol de jugadora, trabajadora, dirigente, árbitra o hincha”, precisa. Y en marzo, para conmemorar el Día de la Mujer, van a presentar un protocolo contra las violencias en el fútbol.
*Periodista y escritora.