El gobierno británico ha informado en estos días que ha finalizado las obras de remodelación de la pista de aterrizaje de la base militar de Monte Agradable con un costo total de 7 millones de libras, que se suman al gasto anual (oficial) de más de 60 millones que el Reino Unido gasta en Malvinas.
Esta base, piedra angular de la presencia colonial británica en la región y que atenta contra las resoluciones de las Naciones Unidas, fue construida en 1985 con un costo de 200 millones de libras, 750 millones a valores actuales.
Números. Ahora bien, veamos los fríos números. Como dijimos, el Reino Unido gasta actualmente más de 60 millones de libras al año para el mantenimiento de uno de los últimos vestigios coloniales en el siglo XXI, ignorando lo que indica la comunidad internacional, que es la negociación con Argentina para resolver la disputa de soberanía.
Estos 60 millones de libras son pagados por contribuyentes a más de 12 mil km de distancia de sus hogares e implica un costo adicional de unas 30 mil libras anuales por cada habitante nacido en las islas. El doble de lo que necesita un ciudadano en el Reino Unido para no ser considerado debajo de la línea de pobreza.
Hoy en día, el Estado británico gasta 450 libras al año por niño para otorgarle una comida al día. Sólo 3,5 millones de niños de los 8,4 millones de alumnos de escuelas públicas tienen derecho a esta comida, según la normativa británica. Cabe destacar que uno de cada cuatro niños en el Reino Unido se encuentra en situación de pobreza según las últimas estadísticas oficiales y que son prepandemia.
Asimismo, casi cinco millones de hogares tuvieron que apelar al “Universal Credit”, una ayuda del Estado para aquellos que se encuentran sin trabajo y/o debajo del ingreso medio (190 libras por semana por persona, según estudios privados) con un monto promedio de 85 libras a la semana (aunque para más de la mitad de los hogares que reciben esta ayuda, la cifra real es de 64 libras tras las deducciones).
Teniendo en cuenta que la indigencia en el Reino Unido se establece en un monto de ingresos inferior a las 95 libras semanales y, según estudios privados, siendo el costo de vida básico de 120 libras a la semana, podemos observar que esta ayuda del Estado es insuficiente.
En ese mismo sentido, casi ocho millones de familias recibieron otra ayuda estatal denominada “Cost of Living Payment” para paliar los aumentos en todos los precios, que ronda las 301 libras y se percibe como máximo tres veces al año.
Otro dato son los famosos “Food Banks” (establecimientos que proporcionan alimentos para un mínimo de tres días a personas que se encuentren en situación de emergencia”, según la definición de “The Trussell Trust”, la principal ONG de Food Banks del Reino Unido). En el último año se distribuyeron 1,9 millones de paquetes de comidas siendo la mitad para niños, a un costo estimado de £59 cada paquete y aumentando.
Necesidades. Estos números son una ínfima muestra de la situación social por la que atraviesa el Reino Unido y las necesidades por las cuales la población británica vive cada día y en donde cada centavo cuenta.
Ahora bien, con lo que el Reino Unido gasta para perpetuar su posición en las islas Malvinas y tomando como número real esos 60 millones de libras, podemos ver que, con este dinero, por ejemplo, unos 150 mil niños de escuelas públicas británicas podrían tener acceso a una comida gratuita todos los días del año. También podría hacer permanente el aumento temporal de 20 libras al “Universal Credit” que se había otorgado durante la pandemia y que luego quitado y que sacaría a muchos hogares de la indigencia. Asimismo, se podrían otorgar más de un millón de paquetes de comida al año en los Food Banks. También implicaría que más de 200 mil hogares accedan al Cost of Living Payment.
Sin embargo, mientras el número de personas bajo la línea de la pobreza y las ayudas sociales del Estado son insuficientes, el gobierno británico gasta millones de libras al año simplemente para incumplir sus obligaciones internacionales y mantener uno de los últimos vestigios del colonialismo en el siglo XXI, al tiempo que evita negociar con la Argentina, un Estado que celebra 40 años de democracia, y que se ha obligado internacional e internamente a respetar el modo de vida y los intereses de los habitantes de las islas.
Argentina siempre ha mostrado un espíritu de cooperación, buena fe y respeto por los intereses de los isleños. Muchos de ellos lo saben. Que los actuales habitantes de las islas no constituyan un pueblo separado con derecho a la libre determinación, no significa que no gocen de otros derechos o que no puedan ser escuchados. Por supuesto, son titulares de derechos, tanto individual como colectivamente.
En el siglo XXI ya no hay lugar para el colonialismo. El gobierno británico debe ser responsable con sus ciudadanos y resolver, de una vez por todas, esta disputa que ya lleva más de 190 años.
*Facundo Rodríguez, Abogado en Derecho Internacional, Magíster en Relaciones Internacionales y Profesor de Derecho Internacional.