Dio sus primeros pasos como periodista en publicaciones como El Caimán Barbudo y Juventud Rebelde, donde los textos seguían el estilo literario que buena parte del periodismo había abrazado en el mundo. En Cuba, además, se vivían épocas de cierta permisividad artística que luego, en los años 90, se iría para ya no volver: “Hoy, son los blogueros los que logran hacerse de una voz. Trabajan con más o menos oficio, pasión política o sentido de la responsabilidad social, pero ese espacio alternativo es todavía pequeño”, asegura. Sobre sus influencias en aquellos tiempos de juventud, dice: “Leía mucho y muy diverso. Hoy, mi trabajo con la literatura hace que sólo lea cosas específicas. En ese periodismo, la presencia de Gabo y la de Rodolfo Walsh fueron muy importantes como modelos de una escuela periodística. Pero Walsh no era solamente un estilo, era una escuela. Ellos, y los autores del nuevo periodismo norteamericano, desde Heming-way hasta Tom Wolfe fueron las lecturas más asiduas de aquellos años”.