Las declaraciones del músico Ricardo Arjona dejan perplejos al lector.
Es que el tipo sugiere cierta inocencia, algo incomprensible en un hombre de 42 años, al afirmar que sólo ganó mujeres gracias a su guitarra. Habría que decirle al amigo Arjona que no fue beneficiado por la naturaleza con una belleza extrema, pero esa es una opinión personal de alguien que cree en la subjetividad de la belleza, que con lo que él cuenta, en verdad, es con dos bienes muy apreciados en la materialista era del hedonismo: fama y dinero.
Por eso, no Arjona, no es su guitarra por la que mueren las mujeres. Y esto, claro está, no es fácil de asumir pero como él pide a las mujeres que seamos “transparentes”, acá fue mi transparencia. Vio, a veces la transparencia, a la que también podríamos llamar verdad, duele mucho.
Por otro lado, sería bueno que envíe a las mujeres un mensaje un poco más claro, porque por un lado dice que detesta a las mantenidas, esas que malgastan el dinero de sus maridos en botox, carteras Louise Vuitton, vestidos Versace y andan con las uñas esculpidas hasta cuando las sepultan. Y las critica como si ellas no fueran funcionales a un señor que lo que quiere es exactamente eso. Pero por otro lado censura las feministas, esas que suelen (según lo que se desprende de sus declaraciones a la revista Gente) pedir por la injusta igualdad entre el hombre y la mujer. ¿En qué quedamos?
Resulta que Arjona un día invitó a una feminista a cenar, y la comida le cayó mal porque ella se despachó con toda esa pavada de la igualdad entre sexos. Entonces, cuando le trajeron la cuenta, él la dividió en dos y le dijo “tú paga tu parte”, pero tú, no había llevado un peso. ¡Bien por ella!, sea quien fuera la dama, no sólo porque es feminista sino porque además fue ¡re viva!
¿Cómo es esto Arjona? Dígamelo usted, ¿quiere o no quiere una mujer independiente? ¿No es demasiado reduccionista llevar nuestra vapuleada independencia a una cena? ¿No se juega nuestra independencia, digo la femenina, como también la masculina en campos de batalla muchos más sangrientos?
Está bien ¡agárrese de nuestro feminismo nomás para no pagar una cena! ¡Amarrete!