ESPECTACULOS
pablo rago

“Depardieu es recopado”

Estrenó El jugador en cine y Nafta súper en televisión. Cree que se está filmando por inercia de las políticas culturales del kirchnerismo. Muestra sus ganas de volver a hacer temporada de verano en Carlos Paz.

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Trifecta. Algunas mujeres a las que les cagué la vida, teatro en Carlos Paz. El jugador y Nafta súper. | cedoc

El estreno de El jugador, la ópera prima de Dan Gueller, junto a la llegada a Space de Nafta súper, la serie basada en la película de Nicanor Loretti (que a su vez estaba inspirada en la novela de Leo Oyola), dejan en claro el buen momento profesional de Pablo Rago. El actor declara que a la hora de El jugador, film que cruza “la obra de Dostoievski con los pasillos del Hotel Provincial de Mar del Plata”, precisamente fue ese híbrido lo que lo sedujo: “Me atrajo mucho la idea de filmar en el Provincial, que es un hotel icónico, esa cosa atemporal que tiene”.

“Me dejaron dos semanas”. Se ríe cuando recuerda el instante en que una empleada del hotel le tuvo que decir: “Señor Rago, no puede usar la longboard en el hotel”. Además de los estrenos, Rago ha filmado otros dos films este 2016: Los padecientes y Sólo se vive una vez, donde compartió set junto al actor Gérard Depardieu, leyenda del cine francés que visitará próximamente la Argentina para dar un show en el Teatro Colón.

—¿Cómo fue compartir el set de “Sólo se vive una vez” con Depardieu? ¿Qué nos podés contar de esa experiencia?

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—No tuve escenas con él, pero me pintó un poco el cholulo. Me daban ganas de decirle: “¿Dónde está Pierre Richard? ¿Por qué no hacen otra película?”. Primero, en el set había unos nervios tremendos porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Pero después, una vez que llegó, quedó en claro que él era un chabón recopado. Entre toma y toma siempre sentado, por supuesto, por su peso. Andaba sentándose donde podía. Pero eso no implica que se buscaba un sillón de lujo, eh. Te acercabas y te contaba una historia. Y si la entendías, bien, y si no, le chupaba un huevo. Hablaba un poco inglés e italiano, cero español.

—¿Cruzarte y actuar con alguien así es un lujo que te da profesión o algo a lo que realmente aspirabas?

—Es mi infancia. Yo vi todas las películas. Digo, hasta es Obelix. Y Cyrano de Bergerac. Depardieu, el Robert De Niro de Europa. Además, estaban Santiago Segura, y Carlos Areces. El mundo del cine es fantástico.

—¿Qué te llevó a una experiencia tan particular como “El jugador”, un film que implicaba estar un mes y medio en el Hotel Provincial de Mar del Plata?

—Esta buenísimo no filmar en casa, llegar a la habitación y que los canales de televisión estén en otro lugar. Con Lali González hacemos de hermanos y nos conocimos ahí, así que hubo que generar el vínculo rápido. Ese fin de semana estaba Campanella con su obra Parque Lezama, y ahí nos relacionamos un poco más. Además, es simple: me redivierto. Uno cuando filma trabaja para los que están ahí. A mí me divierte mucho trabajar con el cámara, con el foquista. Tengo incorporada la cosa de tener un micrófono en el pecho. Aunque, claro, hubo momentos donde después de diez horas con 15 personas en una habitación la cosa se ponía difícil. Esos son los desafíos que tiene el cine.

—¿Es difícil trabajar en Argentina hoy?

—Se está filmando. El cine, que tuvo un apoyo muy importante durante el kirchnerismo, está con ese envión. Filmé tres películas y una serie este año. Ahora hay que ver qué pasó en el segundo semestre.

—En ese sentido, ¿te da miedo la temporada en Carlos Paz y la cantidad de público que vaya a las salas?

—Todavía no está cerrado Carlos Paz. La pasé genial y le pedí a mi representante que arregle. Estaba la posibilidad de Mar del Plata, y estaba buena. A Mar del Plata ya la daban por muerta hace dos meses, y son esas cosas que no están buenas: cuando empiezan a correr bolas, los productores se empiezan a cagar un poco. No está bueno el rumor.


El amor por los actores y por actuar

—¿Qué podés contarnos de la recién estrenada serie Nafta súper, basada en Kryptonita, la película que hiciste donde interpretabas una versión de cabotaje de Batman?

—En la serie contamos cómo mi personaje llegó a ser El Fede. Ahí conozco a mi Robin, y lo matan. Yo estaba con la barba de El Fede, mi Batman en la serie. Un lunes grabábamos y cuando me fui a poner el traje de cana no me lo podía poner. La barba no daba. Loreti, el director, me dijo que se lo solucionara. Y al final con las genias de las vestuaristas armamos una especie de Riggs, de policía rebelde a la Arma mortal. Me le paré al lado a Loretti, y ni me reconoció.

—Trabajás desde los cuatro años, ¿qué te sigue enamorando de actuar?

—Los compañeros. En el caso de esta película, te diría que lo primero que pensé es que iba a hacerla cuando me dijeron que estaba Alejandro Awada. Alejandro es de esas personas que saben tirarse al piso cuando se mueren de la risa. Estaba también Oscar Alegre, que acaba de fallecer, que era alguien increíble, muy divertido para charlar, una especie de gorila de izquierda. Yo ya había trabajado con él en unas películas, y en Mosca y Smith. En el Provincial, terminábamos de filmar a las siete de la tarde y me llamaba: “¿Qué estás haciendo? Bajá que estamos tomando algo”. Esos momentos hacen que me guste actuar.