ESPECTACULOS
ARNOLD SCHWARZENEGGER Y MÓNICA BARBARO

“Hacemos lo que hacemos porque queremos entretener”

La leyenda del cine de acción protagoniza junto a la actriz de Top Gun:Maverick una comedia de disparos y cruces familiares, que reconoce tanto pasado del medio como logra una relectura moderna de la superestrella de los tiros.

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Dupla. La actriz en claro ascenso en el género se reúne con el clásico actor en una comedia. | GZA. NETFLIX

Es difícil tener enfrente a Arnold Schwarzenegger y que no se cruce frente a uno toda la vida de amor por el cine, en parte fundada, claro, por esta leyenda, por este nombre enorme que incluso hoy no detiene su marcha y que pisará pronto Netflix con su primera serie, Fubar. A su lado, su coprotagonista, Mónica Bárbaro, que, nada más y nada menos, fue parte de Top Gun: Maverick, la película con Tom Cruise que demostró, vaya coherencia, que los artistas de los años 80 tenían más que ofrecer que bromas sobre su longevidad y era algo más cercano a la defensa de un cine y relato popular que no parezca diseñado por una desinteligencia artificial (por ejemplo, Disney post Avengers: Endgame sin James Gunn). Arnold (perdón por la confianza, pero es casi un tío para quienes amamos determinada forma de cine y consideramos su presencia en el imaginario popular fundacional de nuestra forma de ver el mundo) celebra ahora el próximo estreno de Fubar, de Nick Santoro, una serie que en la veta de Mentiras verdaderas, usa la acción y la mentira familiar para agitar y volver a hacer efervescente la fórmula del cine de acción, de la serie de acción. Un padre, Arnold, descubre que su hija, Bárbaro, no es - tal como él- quién dice ser: ese pequeño giro reacomoda el mundo del género que Arnold y otros indestructibles fundaron en los años 80 y hasta del que supieron convertirse en caricaturas y tener una segunda vida. Arnold celebra esta serie en exclusiva para PERFIL: “Lo que es hermoso, lo que ha pasado, es que todos responden a esa dinámica. Todos aman la serie: para nosotros, sea el momento que sea del cine o la televisión, lo importante es que se entienda que hacemos los que hacemos porque queremos entretener a la gente. Sé que quizás ahora esa idea no se celebra tanto, pero esa ha sido mi vida: entretener. Que sean felices viendo una película. Por eso la acción, por eso el rodaje difícil, por eso el esfuerzo. Y tener una serie que se siente tan universal es mucho. Yo he vivido bastante y aún así, el amor que recibís por tu trabajo nunca es algo que se da por sentado”.

—¿Qué amas de las películas de acción y cuando entendiste podían ser tu mundo?

MÓNICA BÁRBARO: He amado las películas de acción durante toda mi vida. Yo crecí en los años 90 y mi hermano no paraba de ver films de acción. Todo lo que pudieras imaginar, él lo veía. Y claro, yo también. En la calidad que fuera, donde estuviera. E ir al cine era lo que hacíamos los fines de semana. Como bien sabes, el cine de acción era algo gigante cuando crecíamos, y el mismo hecho de ir al cine era algo muy común, muy frecuente, tremendamente popular. Lo que nunca había imaginado es que quizás el cine de acción tenía algo en su futuro, tenía un rincón para mí. Eso fue una sorpresa en mi carrera. Desde las primeras series que hice, todo empezó a apunta a que poner mi cuerpo en acción, en el género, era algo que iba a definir mi carrera. Y yo amo lanzarme al 1000 % a un proyecto, y pocos género en el cine o las series te piden tanto como la acción. 

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—Arnold, pocas personas como vos puede entender que fueron parte casi de la fundación de un género. ¿En qué momento de tu carrera sentiste que habías pasado de “apenas poder trabajar” a darte cuenta que quizás eras parte de la construcción del cine como leyenda?

ARNOLD SCHWARZENEGGER: Primero que nada, te agradezco mucho. Cuando era un niño, me atraía mucho el cine de acción, el cine de acción de cowboys de Estados Unidos. Clint Eastwood, Gary Cooper, John Wayne… estos nombres eran mis héroes. Era impactante verlos en una pantalla de cine, era ver algo que solo el cine podía transmitir. Después descubriría la expresión “más grande que la vida”, que se refiere al ícono, al actor que trasciende -y al mismo tiempo no- la película que lo contiene, que se convierte como decías en ese material del cual están hechos los sueños. Pero después algo pasó: no solo se trataba de leyendas, de héroes, de estos hombre de moral cool y que pisaban fuerte; ahí fue cuando descubrí el mundo de las películas con personajes como Hércules. Estos actores enormes, gigantes, que habían trabajado tanto su cuerpo que habían logrado no solo estar en una pantalla, si no también verse como otras leyendas, como leyendas de antaño, de otros medios. Era mucho, pero también, a diferencia de Eastwood, de Cooper, de Wayne, me daba la posibilidad de parecerme a ellos. Es decir, nunca iba a hablar como Wayne, pero sí podía verme como Hércules. Y ahí comencé el trabajo, el duro trabajo, mucho, muchísimo, que se hacía bajo dos claves: la fantasía del éxito pero también la visión, la posibilidad de entender, que el suceso estaba ahí. Quería ser uno de esos nombres. Y ese sueño me manejaba: quería llegar. Un día pude ser Mr. Universo, y desde esa proeza del fisicoculturismo, me pidieron estar en una película. No puedo explicar, al día de hoy, la alegría que fue sentir que ese sueño era realidad, que finalmente llegaba al cine. Todo lo que me había propuesto, ahí estaba. Pero ahí llegaba el miedo: ¿qué sería de mi en el cine? 

—¿Qué dirías entonces que fue de vos en el cine?

S: Mi cuerpo, mi trabajo, todo apuntaba a mi sueño y visión. La alegría era pura: todo el esfuerzo había llevado adonde yo quería, a hacer películas de acción, una después de la otra. Estaba fascinado. Mi trabajo era ahora hacer cine, era lo que soñaba de pequeño. Claro que había nervios, pero nunca tuve miedo de trabajar, de esforzarme para cumplir. Y ahí siento que hay algo que me ha definido. Pero me preguntaste por un momento, y creo que ese momento llegó cuando Conan el bárbaro empezó a ser un suceso fuera de la norma, y comenzamos a viajar alrededor del mundo, había miles en cada cine, donde fuera, y las entradas no paraban de venderse. Si yo solo hubiera hecho Conan, ya me sentía realizado. Imagina entonces cuando aparecen otros títulos… imagina cuando aparecen títulos que hoy soy clásicos de clásicos, como Terminator. ¿Cómo lidias con eso? Con Comando, y muchas más: es difícil, y no lo digo como problema sino como horizonte, cuando tu realidad va mucho más allá de lo que esperabas. 

—¿Y ahora llegas al universo de las series?

S: Sí, ahora me toca un nuevo medio, que sigue siendo la nueva gran cosa, sin nunca dejar de hablar por mi amor al cine. Porque es fácil pensar en que quería lo que logré, pero todo eso nace del amor que le tengo a lo que puede conmover un personaje en una pantalla de cine. Sin eso, no había fisicoculturismo, o éxito en las pantallas. Entonces, aparecen las series, donde se puede hablar distinto con los personajes. Y aquí estamos con Nick Santoro y su Fubar, una serie que aprovecha que las series son la nueva gran cosa. Es otra vez un sueño hecho realidad.

 

Una alteración a la fórmula

—A partir de la historia de Fubar, de la comedia de acción basada en un padre que descubre su hija es, como él, una agente encubierta, ¿qué sienten ha redescubierto a la hora del amor por los relatos, por contar?

MÓNICA BÁRBARO: Amo que el hecho de una padre y una hija sea el epicentro de una comedia de acción, o una serie de acción con comedia. Parece simple, pero dice mucho de cómo han cambiado las cosas. Siento que el vínculo padre e hija, llevado a la acción, pero con los mismo planteos que presenta Fubar . Todo eso llevado a la intensidad de la acción de por sí implica reírse, es como meter troyanamente medicina en la comida. Amo eso de las historias, y amo que sea acción pura.

ARNOLD SCHWARZENEGGER: La relación entre nuestros personajes. De eso trata cualquier película buena. De unos personajes y un mundo. Sin eso, no tenes nada. Eso sí lo he aprendido. Todos piensan que son una gran estrella de acción, ok ¿pero cómo logras que eso te divierta hoy? No me molesta reírme de mí, pero amo hacer una película de acción, y cuando representas, quieras o no, tantas cosas en pantalla ¿cómo haces algo nuevo? Entonces,  ¿qué pasa si podes pelear contra un ejército en la selva pero no podes pelear con la idea de que tu hija está enojada con vos? Me pareció algo brillante: tu problema más grande es el más común de todos. Llegas a casa y no sos el último gran héroe. Ser un espía de la CIA y no saber como lidiar con un hogar, con una hija que adora pero que descubre desconoce por completo. Me parece muy divertido.