La televisión es un ámbito que Fernando Dente conoce desde hace mucho. Su primera vez televisiva fue en Disney High School Musical: La selección en el 2007, luego, como él mismo lo subraya le llegaron varios realities más. En la actualidad su rostro se lo asocia con los mejores musicales del teatro argentino, dando siempre muestras de su profesionalismo y talento, en dosis iguales. Empezó a recorrer los escenarios comerciales en el 2004 con Mi bella dama y sus dos más recientes éxitos fueron Kinky Boots y Regreso en Patagonia. Pero desde el 20 de marzo inició una nueva etapa ya que se puso el traje –literalmente- de conductor, el ciclo, titulado por él mismo es Noche al Dente y está de lunes a viernes desde las 22 horas por América.
Cada emisión cuenta con un invitado distinto, con el que cantará y también entrevistará. Confiesa: “Para mi sorpresa hay muchas más similitudes con el hacer teatral de lo que pensaba. Lo que es distinto es que cada noche es un espectáculo nuevo, no una función nueva. Es un estreno constante. Me siento libre. Mi misión es integrar”.
—¿Te cambió el tener que hacer un programa televisivo diario y nocturno?
—Es mucho más demandante de lo que pude imaginar como televidente. Tiene una gran artística, ya que contamos con músicos en vivo. Buscamos estar acordes con la actualidad. En nuestras primeras semanas estamos modificando y ajustando. Me levanto a las nueve de la mañana y desde las diez estoy en la computadora buscando material de él o la entrevistada, preparo también la canción que haré con ellos. Desde las tres de la tarde me reúno con la producción, después vuelvo a casa pero a las seis ya estoy en el canal. Después voy a ajustar mis horarios. Podría ir sólo una hora antes, pero quiero estar muy presente para interiorizarme.
—Confesaste al aire que tenés mucha experiencia en realities, que menos Gran Hermano estuviste en casi todos. El año pasado participaste de Quién es la máscara. ¿Qué balance hacés?
—Para mí ¿Quién es la máscara? fue uno de los más divertidos, ya que estaba en el anonimato. Nadie sabía que yo era el Brillo y me encantó estar junto a Natalia Oreiro. Me permitieron cantar y bailar. Gran Hermano fue un fenómeno muy especial, un producto hecho de manera increíble. Se merece el éxito que tuvo. No me molestó arrancar frente a ellos, por suerte estoy en un canal menos competitivo. Me siento muy acompañado por América y por la productora Jotax.
—¿Por qué tus primeros invitados fueron dos compañeros de escenario: Martín Bossi (Kinky Boots) y Darío Barassi (Aladdin: será genial)?
—Me unen vínculos muy hermosos con los dos. De Martín conocía su nivel de improvisación, de cuando compartimos teatro y sabía que me iba a dar una gran tranquilidad. Más allá del prestigio que tiene Bossi, con el que iba a engalanar al programa. Con Darío hacía más tiempo que no estábamos juntos sobre el escenario, ya que Aladdin fue en el 2018. Quise que ambos estuvieran en la primera semana, porque sabía que me iba a sentir cómodo y acompañado.
—¿Cómo sos como espectador, tanto en televisión como en teatro?
—Bastante observador. No quiero usar el término crítico, pero rápidamente distingo si me interesa o no, si me divierte o no. Creo que en teatro como en la televisión soy igual, aunque cuando veo algo sobre el escenario me capta, me olvido de todo y me dejo conducir. Siento que la televisión cumple otro rol, suele acompañar, puede estar como de fondo en la casa. Me parece que no requiere la atención constante.
—La escenografía de Noche al Dente es excesivamente parecida a la de No es tan tarde con Germán Paoloski…
—¿En serio? Tal vez te hace acordar a los programas de Jimmy Fallon o James Corden, porque todos salen de un mismo lugar que es el formato del late night show. Es un concepto, un estilo. Son propuestas que permiten la libertad de hacer muchas cosas, no sólo entrevistar.
—¿A qué le dirías que no?
—Tengo la suerte de tener un equipo que me acompaña y con el que comparto criterios. Si tengo que hacer el ejercicio de decir que no, te diría que no me gustaría entrevistar a un político, porque no me interesa. Pero si debiera hacerlo, lo haría estudiándolo. Siempre desde mi lugar y con respeto, pero sé que no soy Rolando Graña.
—¿Y el mundo del deporte?
—Me acercaría con mucha curiosidad y buscando los puntos de unión. Justamente el fútbol, siendo argentino - te guste más o menos- es parte de nuestra cultura y está en nuestro ADN. Lo respiramos en el aire.
—¿Qué dirías de la televisión argentina actual?
—Creo que estamos en un momento de resurgimiento. Durante la pandemia estaban dando todo el tiempo noticias, reflejando el caos que vivíamos y muchos optamos por ver plataformas. Ahora volvimos a conectarnos. Hay pocas ficciones nacionales. Hoy los chicos ven las novelas en YouTube y es la manera de consumirlas.
—¿Y las plataformas?
—Estoy un poco desconcentrado. No es hoy una opción para mirar, salvo alguna serie o película. Mi lugar siempre fue el teatro, creo que a las series ni me llaman, ni las convoco. Mucha gente te dice por qué no hacés cine o ficciones… el año pasado filmé para Disney en Brasil. Pero no tengo mi energía puesta ahí, por ahora.
—¿Tuviste algún modelo a seguir?
—Para ser sincero, soy una persona que busco encontrarme. Me molestan las etiquetas. Me cuesta decir que soy actor, cantante, bailarín, director o conductor. No me quiero limitar, quiero integrar. Admiro a Freddie Mercury, Liza Minnelli, Nacha Guevara, Oscar Martínez, Osqui Guzmán o Rodrigo de la Serna. Durante mucho tiempo sufrí por no encontrar un norte a quien seguir, no hubiera sido honesto conmigo mismo.
—¿Desde tus inicios evolucionaron los estudios para actuar en musicales?
—Creo que hoy hay más conciencia de lo que demanda este género, hasta a mí me pasó. Por eso el entrenamiento cambió. En el Instituto Argentino de Música (IAM) que creamos con Ricky Pashkus tenemos más de seiscientos alumnos, creo que es la más grande de Latinoamérica. Son muchos los jóvenes que eligen formarse en la comedia musical seriamente y se avanzó en comprender cómo debe ser la preparación. Fui a los Estados Unidos durante ocho meses a un conservatorio de actuación, pero Argentina no tiene nada que envidiarle a nadie en lo artístico. Todo el tiempo subrayo que quise hacer esa experiencia, pero mi formación es nacional. Aquí tenemos los mejores maestros. A veces la gente se confunde, vienen padres a preguntarme y subrayo que aquí se puede estudiar muy bien. Si vas al exterior es por cotillón, en Argentina te podés formar perfectamente, con nuestra cultura e idiosincrasia. A veces tenemos la fantasía que en el exterior está lo mejor.
Asignatura pendiente, aunque sin etiquetas
Este 2023 es un año de inicios para Fernando Dente. No sólo empezó como conductor televisivo, sino que desde julio se lo conocerá como director de teatro. Su debut será con Heathers, el musical. Afirma: “Estoy entusiasmado y acompañado en toda esta previa. Será un espectáculo muy distinto, me llena de entusiasmo y emoción. Más que mi mirada será la de un equipo. Hicimos pruebas a las que se presentaron seis mil personas en todo el país. Fuimos a Mar del Plata, Córdoba y Rosario. Buscamos gente preparada hoy, profesionales ya entrenados. Fueron varias audiciones, para encontrar a un elenco de diecinueve. La protagonista salió de estas pruebas y se llama Julia Tozzi. Me acerqué a las provincias, hay gente de La Rioja, Gran Buenos Aires e incluso de Uruguay. Quise que estuvieran Sofi Morandi, Nico Di Pace y Momi Giardina”.
Confirma: “Desde el 1 y 2 de julio estaremos en el Opera, ya se agotaron las entradas por eso agregamos más funciones los días 7 y 8 y 9, esto por ahora.”
Cuando se le pregunta por los autores nacionales, subraya: “Hice Tango feroz, y aunque los cuentos eran universales tanto Peter Pan como Aladdin fueron ciento por ciento creaciones nacionales. Quiero construir un musical argentino, pero por ahora no es una batalla que me plantee enfrentar. No tuve tiempo, ni agenda para desarrollar, tal vez sea una asignatura pendiente. Los materiales son buenos o malos, no les miro la etiqueta. No haría una obra por ser linda, quiero que valga la pena para el público que la vea”.