Se encuentra en los cines la película nacional Un crimen argentino, basada en la novela de Reynaldo Sietecase, que se publicó en el 2002. Luego de su recorrido por las pantallas grandes se la podrá ver por la plataforma HBO Max. En el elenco se entrecruzan actores porteños con varios santafecinos, sin olvidar al célebre rosarino Darío Grandinetti. Los protagonistas que llevan a cabo en la ficción esta minuciosa investigación sobre un hecho real ocurrido en diciembre de 1980 están encarnados por Nicolás Francella y Matías Mayer. Los acompañan en este thriller: Malena Sánchez, Luis Luque, Alberto Ajaka, Rita Cortese y César Bordón, entre otros. La dirección fue del cordobés Lucas Combina, recordado siempre por La chica que limpia, ficción que traspasó nuestras fronteras. El guión lo firmaron Sebastián Pivotto, Jorge Bechara y Matías Bertilotti.
Francella fue sumando ficciones en el mundo audiovisual, mientras que Mayer es sinónimo de musicales, más precisamente las temporadas que hizo con Casi normales. Hasta octubre no tendremos ningún dato sobre lo que filmarán, sólo subrayaron que estos próximos trabajos los alejarán de los teatros. Tanto Francella como Mayer marcaron durante la entrevista la sorpresa que se llevaron al constatar cómo se acordaban los rosarinos de este caso policial, que tuvo como eje a la desaparición del empresario Jorge Salomón Sauan.
—¿Cómo fue filmar en Rosario y con un director cordobés?
NICOLAS FRANCELLA: Tuvimos un recibimiento muy cálido en cada lugar que íbamos a filmar. Todos tenían algo que agregar sobre este hecho. El director Lucas (Combina) siempre tuvo muy en claro lo quería contar y cómo lo haría. Hay un gran trabajo de post producción y edición. Es una película de época, por lógica me es ajeno pero desde el vestuario hasta todo el trabajo de arte cuidaron cada detalle e hicieron que todos viajáramos hacía esa fecha. A mí me resulta súper divertido estar con ropa de otra época y subirme a un coche de aquellos años. También me atrajo mucho el que haya sido un caso real, por lo cual no pude dejar de pensar en cada escena que grabábamos que eso había sucedido. Además tuvimos la presencia de Reynaldo Sietecase algunos días de rodaje, y le podíamos preguntar cómo había sido. Eso fue súper atractivo.
MATIAS MAYER: Para mí fue hermoso, nunca me había tocado filmar en esa ciudad y sumó muchísimo, porque en cada locación a la que llegábamos se acercaba algún vecino para sumarnos algún dato nuevo sobre el hecho. Nos metía cada vez más en ese universo, sobre todo porque nosotros no conocíamos esa historia. El que nos dirigiera Lucas hizo que todo fuera más federal, porque además hay en la película muchos actores rosarinos.
—Los personajes que encarnan son reales…
M: La novela de Reynaldo se focaliza más en el protagonista que hace Nico, pero como Sietecase estuvo en algunos rodajes nos fue dando más información sobre estos dos fiscales de la causa. No buscamos una recreación de ellos, sino actuar las situaciones. Aunque la historia ocurrió casi al final de la dictadura militar no es ella la protagonista, sino que aparece en este contexto. Estos dos fiscales que investigaban estaban condicionados por el momento. Buscaban encontrar la verdad de manera prolija, mientras que había otras fuerzas, con otros métodos.
F: Conocí a uno de los guionistas, a Sebastián (Pivotto) y sabía que venían trabajando desde hace mucho tiempo sobre esta novela. Mi fiscal, Antonio González Rivas, es el que quería irse del país y se encuentra con este último trabajo, sumándose un amor que lo conflictúa bastante. Pero de mi personaje no se sabía tanto.
—¿Te estás especializando en el género? Ya que este año estrenaste En la mira.
F: Son códigos muy distintos, En la mira fue un thriller psicológico y casi toda la acción pasaba en un solo decorado. Mientras que en Un crimen argentino sucede todo lo contrario. Lo que sí tienen en común es que son dos películas muy dinámicas.
—En el año 2019 también encaraste un personaje del pasado para la televisión en Argentina tierra de
amor y venganza: ¿disfrutás de este túnel del tiempo?
M: Y sí me vienen tocando personajes de época, en ATAV fue la década del treinta. Fuimos un grupo humano hermoso y la gente en la calle siempre demostraba respeto y cariño, hacia la tira y hacia mi personaje (el uruguayo Gallo). Ahora en esta película la acción transcurre en 1980. Al marcar tanta diferencia temporal conmigo me ayuda a jugar más con la actuación.
—¿Qué diferencias hay
entre filmar aquí o en el exterior?
F: Es exactamente lo mismo, todo dependerá del respaldo económico que tenga cada proyecto. La manera de filmar coincide, salvo que en España hacen un parate a las once de la mañana para tomar un “bocadillo”. Esa fue mi experiencia durante cuatro meses de rodaje, para una plataforma. Siempre se
iniciaban las grabaciones muy temprano, como aquí, pero en Madrid terminábamos más temprano.
—¿Cómo es actuar para el cine, el teatro o las plataformas?
F: Siento que es el tiempo de las plataformas, es éste su mejor momento. Hay muchas que se están incorporando, aunque uno no pueda ver todas. Hoy en día la televisión abierta tiene muy poco contenidos, por eso es una muy buena idea estrenar en los cines y luego que pasen a las plataformas. Estamos en una modificación o una transición a la que le tengo fe. Es nuevo para todos, pero se notan las oportunidades. Incluso antes de conocerse las primeras temporadas ya se están grabando las segundas. Siento que vamos por buen camino. Me parece que en este momento cada plataforma va a perfilar su estilo y los seguidores van a poder elegir la que le sea más afín.
M: Me entusiasma mucho no encasillarme en ningún lado, busco generar desafíos y alejarme de la comodidad. Sigo estudiando y formándome. No me imaginaba hacer series, ni películas, me veía haciendo sólo teatro y musicales, pero empezaron a aparecer proyectos en televisión, cine y ahora se sumaron las plataformas. El alcance que tienen ellas es impresionante, me pasó con Millennials y ahora con Iosi el espía arrepentido. Palpo la repercusión que tienen nuestras ficciones. Hasta hace pocos años sólo podías trabajar en televisión y cine. Ahora se nos abrió la posibilidad de sumar las plataformas. Me gusta que esta nueva película se pueda ver primero en los cines y que luego pase a la plataforma.
—¿La crisis económica afectará el crecimiento audiovisual?
F: Sin duda, tiene que haber un respaldo. Hoy en día en las productoras en las que estuve no me transmitieron inestabilidad. Dentro de las plataformas no lo viví y no sé cómo podrá afectarlas. Casi todas las ficciones se graban en seis semanas, muy pocas veces en ocho. Un crimen argentino la filmamos en este verano y nos anticiparon que en agosto se estrenaba, motivo para ponderar más el trabajo realizado en postproducción y edición.
Entre la cocina y la astrología
Desde hace algunos años Nicolás Francella tiene un restaurante en Nordelta (Mailo) junto a un primo, un tío y un amigo. Aclara: “Se sostiene por ellos. Aporto lo que puedo. Serán sesenta mesas, pero jamás podría tener este emprendimiento sin ellos. Me encargo de opinar sobre las comidas, pero no estoy en la rutina cotidiana. Es un rubro muy difícil, por suerte ellos están y viven muy cerca. Además son familia, no nos pisamos ni en las áreas, ni en las ideas. No hay conflictos, ni estrés. Me gusta mucho cocinar pero no participaría de un reality. Vi Masterchef y fue muy bueno, además quiero mucho a Telefé, quienes me dieron mi primer trabajo. Hice ceviche, tapeos un poco inventados y también risottos”.
Por su lado, Matías Mayer estrenará por Prime Video la serie Barrabrava de Jesús Braceras junto a Gastón Pauls y Gustavo Garzón, entre otros actores. Anticipa: “Imagino que se conocerá en el 2023. Allí también encaro un coprotagónico, pero no tengo prejuicios, puedo también interpretar papeles secundarios”. Es licenciado en administración de empresa y se ríe cuando se le pregunta si ese título lo ayudará a salvarse. Confiesa: “Me gusta mucho estudiar, ahora estoy con la astrología. Necesito poner el foco en otros temas, más allá de la actuación. Me desconecta y me airea para poder volver a actuar.” Admira a Juan Minujín y subraya:”Me encantaría seguir sus pasos. A veces hay cierto prejuicio con los actores que venimos de los musicales. Me gusta mucho ayudar a mis compañeros, tal vez sería director pero no me siento capaz con las cámaras, sólo con las actuaciones. Me fui haciendo muchos amigos en el medio, con un montón de colegas. Me gustaría poder hacer el musical The Book of Mormon (El libro de los mormones) porque es muy divertido y le fue muy bien en el exterior”.