El concepto de “internet de las cosas” o “IoT” (por la sigla en inglés “Internet of Things”) lo propuso por primera vez el inglés Kevin Ashton en el Auto-ID Center del MIT en 1999, donde se realizaban investigaciones en el campo de la identificación por radiofrecuencia en red (RFID) y tecnologías de sensores. Actualmente, se refiere a la interconexión digital de las cosas físicas como equipos, ropa y muebles con internet, para registrar e intercambiar información, en un proceso que este año amenaza con expandirse y empezar a masificarse.
A pesar de que parece digno de ciencia ficción que los equipos “hablen entre sí” y que los usuarios puedan encender su aire acondicionado antes de llegar a casa, tecnologías de este tipo ya existen. En la Argentina ya hay empresas que se dedican a esto. Por un lado están las que, en relación con el IoT, ofrecen soluciones prácticas a las empresas, para que optimicen ciertos procesos, y por otro, están aquellas que trabajan con todo lo relacionado con artículos personales o domésticos.
BGH presentó en 2014 su primera línea de equipos de aire acondicionado con capacidad de conectarse a internet a través de la tecnología SmartControl. “IoT permite que se pueda interactuar con las cosas de manera ubicua, es decir, desde cualquier lugar, para controlarlas, conocer su estado, registrar sus patrones de funcionamiento, entre otras acciones”, indica Ezequiel Devoto, director de Hogar y Climatización Profesional de BGH.
“Hay empresas que en términos de procesos tecnológicos o administrativos ya tienen cierto nivel de eficiencia y descubren además que el IoT hace posible gestionar o capturar un conjunto de datos que antes no era fácil obtener”, agrega Jorge Harán, VP de producto y soluciones para América Latina de BGH Tech Partner (spin off de BGH).
La masificación del smartphone y la mejora en las conexiones son factores fundamentales para que IoT se desarrolle. “IoT es la creación de un mundo con infinitas posibilidades, desde dispositivos como relojes o brazaletes con sensores de movimiento y ritmo cardíaco, o con capacidad para complementar un smartphone, hasta ropa con biometría, zapatos con posicionamiento global y dispositivos que nos permiten ‘sentir’ a distancia”, resume Lorena Zicker, gerente general de Intel Argentina.
Otra empresa pionera en la incorporación de internet dentro de electrodomésticos es Whirlpool. Recientemente, esta firma presentó un dúo de lavarropas y secarropas que estima cuándo se están agotando los suministros de productos necesarios para el lavado y, automáticamente, solicita más por internet. “En el mercado local nosotros fuimos pioneros, en 2012, al lanzar la primera heladera capaz de hacer una lista de compras exportable”, recuerda Alejandro Toscano, gerente de Relaciones Institucionales para Latinoamérica de Whirlpool. Entre las implementaciones realizadas en nuestro país se destaca la Flor Metálica (La Floralis), situada al lado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Esta enorme flor sufrió roturas cuando el viento rompió el sistema de apertura de las hojas (que era fotosensible) y así quedó durante años. BGH Tech Partner colaboró en la restauración de la flor que vuelve a abrir y cerrar sus pétalos, gracias a la implementación de sensores, comunicación y gestión de datos.
“Este año, se observa un fuerte crecimiento de la aplicación de IoT en las ciudades. Se promueve implementar tecnología capaz de conectar distintos aspectos tales como gestión ambiental, logística y transporte en una misma plataforma”, dice Federico Storni, vicepresidente de QuadMinds.
Oracle, junto a BGH Tech Partner y el gobierno porteño, implementaron un Sistema Inteligente de Administración Meteorológica y Pluvial. La solución consiste en una red de sensores en 23 puntos de la ciudad que se conectan por medio de una red de comunicaciones crítica, que permite realizar a mediano y largo plazo estudios de lluvias, drenajes e información histórica para realizar proyecciones.
Según Ezequiel Glinsky, director de Nuevas Tecnologías de Microsoft Argentina y Uruguay, la adopción de este tipo de tecnologías no es fácil ya que implican cambios culturales muy grandes. “Si bien aún nos falta, año tras año vemos cómo las empresas argentinas están más interesadas en desarrollos de IoT”, señala.