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Hanna Schiuma: "No basta con no discriminar, necesitamos políticas de género activas"

Emprendedora y feminista, Schiuma habló con PERFIL acerca de su pelea para que las mujeres tengan un mayor y mejor lugar en el sector financiero - tecnológico.

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Hanna Schiuma, emprendedora fintech y feminista. | Cámara Fintech

Los representantes de la industria financiera tecnológica (fintech) se reunieron la semana pasada en el Paseo La Plaza en el marco del Argentina Fintech Forum 2019. En distintos paneles con especialistas, repasaron los principales hitos que tuvo el sector durante el año. Uno de los focos de atención estuvo en el segmento "Mujeres fundadoras: transformando el landscape", durante el cual se habló de políticas de diversidad y género. A raíz de los temas que se trataron en este panel, PERFIL dialogó con Hanna Schiuma, coordinadora de la Comisión de Diversidad e Inclusión en la Cámara Fintech y chief business developement officer en la empresa PRACK Asset Management.

—Durante el foro se presentó un estudio de la consultora Mercer que muestra que en la industria fintech hay más desigualdades entre varones y mujeres que en la banca tradicional, ¿a qué se debe?

—El mercado financiero está sindicalizado, por lo que hay algunas conquistas que ellos tienen y nosotras no. Hay mucho trabajo por hacer todavía. En la Cámara conformamos la Comisión de Diversidad e Inclusión, porque había mujeres que necesitaban un espacio para conversar su rol en la industria. Y armamos este grupo para acercar material e iniciativas a las comisiones internas de las compañías que quieran trabajar en el tema.

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Algunas de las desigualdades que arrojó el estudio de la consultora Mercer.

—¿Notás que haya un compromiso por parte de las empresas para revertir la situación?

—Me parece que ya no alcanza con que las compañías digan "no discriminamos". Hay una diferencia entre políticas pasivas, como no discriminar, y políticas activas que fomenten el ingreso de mujeres al sector. Las mujeres venimos corriendo muy de atrás. A esta altura ya hay material producido que indica por qué la diversidad es beneficiosa para cualquier compañía y las fintech no son la excepción. Ya la pregunta de "por qué lo tenemos que hacer" está en el pasado. Ahora la cuestión es "cómo lo hacemos". A las niñas, desde muy chiquitas, se las desincentiva a estudiar carreras que tengan que ver con la tecnología o los números. Y al haber pocas mujeres en tecnología y finanzas no hay casos inspiradores. Hay una barrera cultural temprana y una falta de estímulo y de identificación. Es un círculo vicioso que hay que romper. Y se debe romper en la educación temprana y, además, las que estamos en posiciones de decisión o tenemos voz pública tenemos que alentar y fomentar el ingreso de chicas a estas carreras. Tenemos que pasar del compromiso nominal a la acción y eso no es automático ni mucho menos. Para que haya derrame y acción real las barreras son enormes.

—¿A las mujeres emprendedoras también se le hace todo cuesta arriba?

—Este año leí algo que me shockeó: en Estados Unidos una doctora en psicología llevó a cabo un estudio analizando 8 mil horas de grabación de personas que compiten pitcheando para conseguir fondos de venture capitals en New York. Y ella diseñó un sistema que, con intenligencia artificial, identifica conceptos y palabras relacionados con un modelo de comportamiento propositivo o preventivo. Y descubrió que los managers de los fondos cuando tienen sentada a una mujer le hacen preguntas de carácter defensivo. "¿Cómo vas a hacer para mantener los clientes?", "¿cómo vas a hacer para no perder clientes?". Mientras que a los varones les hacen preguntas de conquista, por ejemplo, "¿cómo vamos a conseguir más clientes?". Es un sesgo inconsciente que incluso lo tienen mujeres que son managers de fondos de inversión. Luego, frente a una respuesta defensiva, los fondos tienden a no sentir tanto interés, por lo que la mayoría de la inversión termina yendo hacia los hombres, que responden en forma propositiva porque se les hacen preguntas que dan pie a ello. Hay que deconstruir y reconstruir estos sesgos inconscientes porque venimos mal desde la hora de financiar los proyectos, a pesar de que rendimos mejor. Leí hace poco un paper que muestra que en Estados Unidos por cada dólar invertido una startup creada por mujeres recibe 78 centavos de revenue y una creada por hombres 31 centavos. Hay mucha diferencia. Las mujeres performan mucho mejor.

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—En el foro, en tu mismo panel, habló Ingrid Barth, emprendedora fintech de Brasil. Pese a ser una mujer exitosa en su rubro, contó que le encantaría ser madre pero que en su posición es casi imposible. Mientras que su socio, varón, acaba de tener un hijo y ya quiere tener otro. ¿Hay muchos casos así?

—Uno de los puntos que destacamos con preocupación desde la Comisión de Diversidad e Inclusión es el balance vida personal/laboral. Para las mujeres, históricamente, el tema de la maternidad nos ha supuesto un desbalance y nos ha obligado a estar alejadas de la carrera, del trabajo. A estar rezagadas. Cuando volvemos de la licencia por maternidad estamos varios escalones abajo. Y, como las mujeres sabemos eso, postergamos la maternidad. Lo que le pasa a Ingrid les pasa a muchísimas emprendedoras. Porque, en el caso de las emprendedoras, el compromiso de tiempo es casi tan alto como el de tener un hijo. Uno se tiene que comprometer a un nivel muy alto para llevar adelante una startup. Es muy difícil conciliar eso con un embarazo o una crianza durante los primeros meses. No está el ecosistema preparado para eso. Tanto en el caso de las emprendedoras como en el de las mujeres en relación de dependencia, la solución es colectiva y pasa por una mayor sensibilización por parte de los varones, es decir, de los padres, que son la otra parte de la familias, para dividir y repartir tareas. Pero también un trabajo fuerte por parte de las empresas, para que puedan flexibilizar horarios, para que puedan permitir una licencia por paternidad más extendida, para que puedan permitir que las mujeres trabajen home office. Hay varias políticas que facilitan la vida de las mujeres que son madres, pero no todas las compañías las tienen implementadas y mucho menos las fintech, que no suelen otorgar ese tipo de beneficios.

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Hanna durante su participación en el Argentina Fintech Forum 2019

—¿Cuáles son las actividades que vienen realizando desde la comisión de Diversidad e Inclusión de la Cámara Fintech?

—A comienzos de este año nos convocó la Comisión Nacional de Valores (CNV), porque querían ver cómo nos podían ayudar para impulsar políticas de igualdad de género en el ecosistema. Entonces, con Rocío Balestra, que es directora de la CNV, nos reunimos y le dimos forma a este trabajo conjunto. Y se terminaron uniendo un poco las iniciativas de nuestra comisión con los de la mesa de género de la CNV.

—¿De qué consta ese trabajo conjunto?

—Convocamos una mesa multisectorial que incluyó gente de la banca, gente de consultoras, gente del mercado de ALyCs, de las propias fintech y de otros reguladores. En la mesa estaba sentado el BCRA, la Superintendencia de Seguros de la Nación y el Ministerio de Producción. Hicimos un debate para ver cuáles eran los objetivos y qué estábamos necesitando. Lo primero era mapear la industria, para ver dónde estábamos parados. Por eso hicimos el trabajo con Mercer. También fuimos relevando material de iniciativas de distintos programas y tuvimos asistencia técnica de ONU Mujeres, del BID y de otras empresas grandes que ya tienen manuales para igualdad de género. De esa forma, la CNV, con nuestra ayuda, elaboró un manual, que va a salir con calidad de recomendación para todos los regulados del mercado financiero. Creo que va a ser uno de los últimos actos de gestión de la actual dirección de la CNV. Por otra parte, con partners que tenemos en la Cámara estamos trabajando en la confección de un índice que va a relevar data sobre políticas de diversidad y de inclusión en las empresas del mercado financiero.

—¿Están conectadas con mujeres de finanzas de otros países?

—Otra de las acciones que llevamos adelante fue la creación de una red iberoamericana, con representación en 12 países donde hay cámaras fintech. Y yo soy la representante local. Esta red va a estar apoyada en tres iniciativas: una es de formación de talento femenino. Por otro lado, vamos a tener un banco de datos para presentar proyectos de mujeres emprendedores en fintech. Por último, vamos a hacer un radar que sirva como plataforma de contenidos y un observatorio donde vamos a poder mapear lo que se está haciendo en el ecosistema iberoamericano, para poder hacer recomendaciones de políticas públicas.

 

Feminista e historiadora. Hanna tiene 37 años y se reivindica feminista. A diferencia de muchos de sus colegas, ella llegó al sector fintech desde el campo de las ciencias sociales. "Soy historiadora. En este tiempo me encontré con muchas mujeres como yo, que no venimos ni de tecnología ni de finanzas. Mujeres que sentían la inquietud y la necesidad de emprender, pero sin pertenecer al rubro. Hace algunas semanas estuve en un encuentro de mujeres emprendedoras en Paraguay, del que participamos 400 personas, y había muchas que tenían una historia parecida en ese sentido".

Durante el Argentina Fintech Forum de este año, Hanna compartió panel con Ingrid Berth y con Helena Estrada, directora del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (dependiente del Ministerio de Producción). Al finalizar la intervención de ellas tres, se firmó una declaración de apoyo de los líderes de la Cámara Argentina de Fintech a propuestas que promuevan la igualdad entre hombres y mujeres, específicamente vinculadas al programa Ganar-Ganar (que lleva adelante ONU Mujeres) y a la Iniciativa Paridad de Género (del BID).

Más allá de ciertas cuestiones de género en las cuales las fintech vienen retrasadas, Hanna reconoce que hay un aspecto en el que las cosas están mejores que en otros ramos. Ante la consulta de PERFIL respecto de si reciben denuncias de acoso o quejas por chistes guarangos por parte jefes, indicó: "Para nada. El ecosistema fintech no reproduce eso. Los equipos son interdisciplinarios y las jerarquías son mucho más horizontales. En ese sentido, el sector financiero tradicional ha estado más complicado. La masa laboral de las fintech son millennials y centennials y se empieza a notar el recambio generacional y social".

JPA/FF