Japón se ha vuelto a paralizar este miércoles para recordar con un minuto de silencio a sus víctimas. El Emperador Akihito y la Emperatriz Michiko participaron en la provincia de Fukushima de una sentida ceremonia en homenaje a los cerca de 15.000 muertos y 10.000 desaparecidos que se cobró el terremoto y el posterior tsunami.
Los monarcas aprovecharon la visita para para reunirse con los refugiados a 62 kilómetros de la central nuclear de Fukushima Daiichi (Fukushima N°1). La pareja imperial fue a reconfortar a los habitantes que debieron abandonar sus casas situadas a proximidad de los reactores debido a los escapes radiactivos.
Los soberanos fueron informados por el gobernador, Yuhei Sato, de la situación en la provincia, donde hay más de 80.000 desplazados por la crisis y los agricultores sufrieron graves pérdidas económicas por temor a las radiaciones.
A su llegada al aeropuerto, fueron recibidos por un grupo de personas que los saludaron mientras bajaban del avión, vestidos de forma menos formal que de costumbre -el emperador con cazadora y pantalón gris y la emperatriz con un sencillo traje en tonos claros-, según la cadena de televisión NHK.
Posteriormente viajaron en helicóptero a la localidad de Soma, en la provincia de Fukushima, para visitar un refugio temporal y animar a las víctimas, con las que charlaron de rodillas, como han hecho en otras visitas anteriores.
Akihito, de 77 años, y Michiko, de 76, muy queridos en Japón, ya viajaron en semanas anteriores a Miyagi e Iwate, las otras provincias niponas asoladas por una catástrofe. Ahora, los ancianos emperador planean desplazarse a la zona costera de la provincia para observar los daños causados por el tsunami.
En los últimos dos meses, ni una sola queja se pudo escuchar por la labor callada y estrictamente medida que llevan los emperadores.
La Constitución prohíbe a Akihito participar de cualquier tema concerniente a la marcha del país, por lo que quienes se llevan la peor parte son el primer ministro y su gobierno en cuanto a la lentitud de tareas de reconstrucción y abastecimiento. Por el contrario, Akihito y Michiko son recibidos -en sus escasísimas visitas- con un respeto enorme.
Esta fue la quinta visita de Akihito y Michiko a la zona devastada por el desastre, mientras su hijo y heredero, el príncipe Naruhito, acompañado por su esposa Masako, también se desplazaron, hace unos días, a distintos centros que sirven de refugio provisional para aquellos que perdieron sus viviendas.
(*) Especial para Perfil.com.
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