El fiscal general de California, Bill Lockyer, acusó a la ex presidenta del Consejo de Administración de la empresa multinacional Hewlett-Packard (HP), Patricia Dunn, por el espionaje contra periodistas y altos ejecutivos de la compañía.
Dunn –que renunció en medio del escándalo-, está acusada de contratar a un equipo de investigadores privados, que espiaban a los empleados sospechados de revelar información confidencial de la empresa a los medios de comunicación.
En el espionaje ilegal que aparentemente organizó la ex presidenta Dunn, también resultaron víctimas periodistas de los prestigiosos diarios The New York Times y Wall Street Journal. Las indagaciones clandestinas buscaban averiguar a través de los cronistas de prensa, quiénes eran los responsables de HP que filtraban datos sensibles de la compañía.
Junto a la ex presidenta de HP, también están acusados con los mismos cargos, el consejero legal de la empresa, Kevin T. Hunsaker, el detective privado de Boston, Ronald De Lía, el propietario de la empresa de base de datos Action Research Group, Joseph De Pante y Bryan Wagner, un residente de Colorado empleado por Action Research.
Todos ellos fueron imputados por los cargos de utilizar falsas excusas para obtener información confidencial, acceso no autorizado a informaciones en computadoras, robo de identidad y conspiración al cometer cada uno de estos delitos.
El juego de espías que desató el escándalo consistía en la utilización del sistema “pretexting”. Esto es cuando una empresa llama a una compañía de teléfonos como si fuera cliente, con el fin de obtener información.
Luego de los acontecimientos producidos que dejaron indemne a Mark Hurd, quien actualmente ocupa el cargo que abandonó Dunn, el Estado de California aprobó la semana pasada la ilegalización del método de espionaje que utilizó HP.