Seúl (AFP) - Las eventuales sanciones que la ONU le impondría a Corea del Norte por la prueba nuclear realizada el lunes, podría ser considerada por el régimen de Pyongyang como una “declaración de guerra”, mientras comienzan las sospechas de un segundo ensayo.
"Si se imponen sanciones de envergadura, las consideraremos como una declaración de guerra", advirtió una alta fuente del gobierno comunista norcoreano, citado por la agencia surcoreana Yonhap.
"Cuánto mayor sea la presión, mayor será la intensidad de nuestra respuesta", aseguró.
”Si Estados Unidos persiste en su actitud hostil y nos presiona de diferentes formas, no tendremos otra elección que emprender otras acciones físicas para hacerle frente”, dijo, en claro tono amenazante, el número dos norcoreano, Kim Yong-nam.
Además, no descartó un nuevo ensayo nuclear, después del que el gobierno realizó el lunes: "La cuestión de los futuros ensayos nucleares está ligada a la política estadounidense", declaró a la agencia japonesa Kiodo.
Hoy comenzaron a acentuarse las sospechas de una nueva prueba nuclear. De hecho, la televisión pública japonesa NHK informó sobre un temblor en tierras norcoreanas, lo que hacía pensar que se realizó otro ensayo.
Sin embargo, las desmentidas no tardaron en llegar. El vocero de la Casa Blanca, Blair Jones, declaró no tener "ninguna prueba" de un segundo ensayo; en Seúl, las autoridades surcoreana y los servicios sismológicos también desmintieron las informaciones japonesas.
Desde Tokio, el propio primer ministro japonés, Shinzo Abe, aseguró que no había "oído ninguna información de ese tipo".
En este marco, debían reanudarse en Nueva York los debates en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre la posibilidad de imponer sanciones contra el gobierno de Pyongyang.
Después de las discusiones del martes, el Consejo no consiguió conciliar el punto de vista de Estados Unidos y Japón, que apoyan imponer sanciones severas, con la postura de China, partidaria de una mayor contención.
Sin embargo, China, estrecho aliado del régimen comunista norcoreano y país clave en la respuesta que adopte la ONU, se mostró dispuesto a apoyar medidas "punitivas" contra Corea del Norte, con la condición de que sean "apropiadas".
Su embajador en la ONU, Wang Guangya, se mostró ayer favorable a invocar "ciertos elementos" del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas en la resolución que se debate entre Japón y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia).
Las resoluciones basadas en el capítulo VII otorgan al Consejo de Seguridad amplios poderes para actuar, incluidos los militares, para afrontar "las amenazas a la paz, las infracciones de la paz o los actos de agresión".
Pero, entre sus artículos, algunos como el 41 sólo prevén "medidas que no impliquen el empleo de la fuerza armada".
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, se pronunció el miércoles en favor de sanciones "que penalicen" a Corea del Norte, "incluso si resulta que el ensayo nuclear anunciado el lunes fue un fracaso".
Tokio se plantea prohibir rodas las importaciones provenientes de Corea del Norte, impedir toda escala de buques norcoreanos en Japón y rechazar la entrada en su territorio de todos los norcoreanos, según medios japoneses.
Corea del Sur, por su parte, indicó que apoyaría "sanciones financieras", aunque se opondría a "sanciones militares de cualquier clase", según la primera ministra, Han Myung-sook.