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Damasco
El presidente sirio, Bashar al-Assad, decidió recurrir a la prensa para mandar un mesaje claro a Estados Unidos: está dispuesto a dialogar con Washington, pero tampoco descarta ampliar aún más la presencia militar rusa en su país, desbordado por el accionar de grupos rebeldes, entre ellos el temible Estado Islámico.
“Saludamos cualquier incremento de la presencia rusa en el Mediterráneo oriental y, sobre todo, en las costas y puertos sirios”, dijo Al-Assad en una entrevista con ocho medios de prensa rusos publicada ayer por la agencia oficial siria Sana.
Poco antes, el presidente sirio había sido entrevistado por el programa norteamericano 60 minutos, al que aseguró que “todo diálogo es algo positivo y vamos a estar abiertos a cualquier diálogo con cualquiera, incluso Estados Unidos”, aunque, aclaró, “basado en el respeto mutuo”.
El amigo ruso. Rusia dispone de una base militar en el puerto de Tartús, 220 kilómetros al noroeste de Damasco. Creada por un acuerdo soviético-sirio de 1971, la base sirve en la actualidad de punto de aprovisionamiento técnico de la marina rusa, según Moscú, que mantiene presencia naval en el Mediterráneo desde el inicio de la guerra en Siria, hace cuatro años.
“La presencia rusa en varias regiones del mundo, en el Mediterráneo oriental y el puerto de Tartús en particular, es necesaria para restablecer
un equilibrio que el mundo perdió tras el desmantelamiento de la Unión Soviética”, subrayó.
“Para nosotros, cuanto más importante sea esta presencia, mejor para la estabilidad de la región” añadió Al-Assad.
Moscú y Damasco cerraron en los años 50 acuerdos de cooperación militar y económica. A mediados de los años 80, había más de 6 mil consejeros militares soviéticos en el país, y varias bases de misiles.
Tras la incertidumbre planteada por el desplome del imperio soviético, las relaciones entre ambos aliados volvieron a reafirmarse con la llegada al poder del actual mandatario ruso, Vladimir Putin.
Parar la guerra. Las declaraciones de Al-Assad sobre su disposición a dialogar con Washington ocurren después de que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo este mes que en algún momento Estados Unidos debe hablar con el gobierno sirio para ayudar a mediar un fin en la guerra civil del país. Pero el gobierno del presidente Barack Obama reiteró después su posición de que Al-Assad no tiene ningún papel futuro en Siria.
“Diría que lo que tenemos hasta ahora en Siria es sólo una declaración, nada concreto todavía, ningún hecho, ninguna realidad sobre el acercamiento político de Estados Unidos a nuestra situación, nuestro conflicto en Siria”, dijo Al-Assad en la entrevista.
Desde hace tiempo, Washington promueve un acuerdo político negociado al conflicto sirio, que ha dejado hasta ahora más de 220 mil muertos y un millón de heridos. Intentó impulsar al gobierno de Al-Assad y sus adversarios a la mesa de negociaciones a principios del año pasado, aunque esas conversaciones se desplomaron después de dos intentos.
Al-Assad dijo en la entrevista que el diálogo sólo podrá avanzar “sin interferencias externas”.
“No usamos armas químicas”
“Propaganda malintencionada”. El presidente sirio negó en las entrevistas que concedió las versiones que afirmaban que sus militares habían usado armamento químico para atacar áreas en control de la oposición y las adjudicó a la presión internacional sobre su país.
La oposición siria y activistas de derechos humanos dijeron que helicópteros del gobierno arrojaron bombas con cloro en el pueblo de Sarmin, en la provincia de Idlib, el 16 de marzo, con un saldo de seis muertos.
Las redes sociales muestran una profusión de videos con personas al borde de la asfixia y la organización humanitaria internacional Médicos sin Fronteras dijo que los síntomas descriptos por médicos en contacto con el grupo indican claramente el envenenamiento por cloro. “No se usa como gas militar –dijo Al-Assad–. Eso es evidente. Las armas tradicionales son más importantes que el cloro, y si fuera muy efectivo los terroristas lo hubieran usado en mayor escala”, agregó.