Tal cual ocurría en el 2002 en Argentina en plena crisis económica, ahora similares situaciones se viven en Norteamérica. Cada vez más estudiantes sacan provecho, y también sus padres, de los comedores escolares que ofrecen almuerzos a precios muy bajos o gratis en algunos casos.
Según un reporte que ha emitido la Asociación de Nutrición Escolar de Estados Unidos, que ha encuestado a 130 colegios de 38 Estados distintos, casi un 80 % de ellos ha visto una suba importante de chicos en los comedores estudiantiles durante los últimos meses. Tanto en los programas de desayuno y almuerzo se ha observado que hay muchos más niños interesados en participar de los programas que brindan los colegios, subsidiados por los distritos escolares y por el gobierno federal. Se ha notado un aumento importante, pues los padres los han inscripto en un programa especial a efectos de no pagar el precio completo del almuerzo (el programa se incrementó en un 48 % en algunos distritos). Casi 30 millones de chicos participan en estos programas alimentarios.
Mientras que el reporte indica una vez más el reflejo de la crisis (casi 2 millones de empleos se han perdido en el 2008), al menos según la Dra. Katie Wilson de la Sociedad de Nutrición escolar, “los chicos tienen una dieta balanceada en el colegio. Esto es algo que el Congreso de Estados Unidos debe entender, ya que se deben dar cuenta lo importante que son estos programas de ayuda familiar”. Esto viene a cuento porque ha habido constantes disminuciones en los presupuestos escolares año a año, durante los últimos tiempos. Las comidas que los chicos reciben son supervisadas y contienen Vitaminas A y C, hierro, calcio y las calorías necesarias para satisfacer las necesidades de proteínas que se necesitan a esa edad.
Todo chico que provenga de una familia que esté por debajo o cerca de lo que se llama el nivel mínimo de ingresos anual pueden participar del programa y los que se encuentran en una banda siguiente deben pagar unos 40 centavos de dólar por almuerzo. Desde ya que esta cifra es mínima comparado con lo que sale (según los promedios) preparar una comida en casa.
Un efecto más de la crisis que abarca la problemática que viven hoy los hogares en Estados Unidos, apretados por una crisis que afecta el empleo y la estabilidad.
(*) Especial para Perfil.com