Tanto el socialismo español como el conservador Partido Popular sostienen que la relación con los países latinoamericanos seguirán siendo prioritarios en su política exterior si ganan las elecciones del 9 de marzo; pero su visión parece coincidir solo en lo que concierne a las empresas instaladas en la región.
Cuba, Venezuela y Bolivia marcan la diferencia para el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el PP y su líder, Mariano Rajoy.
"Yo, Merkel y Sarkozy, y usted, Chávez y Castro", definió el pasado lunes Rajoy, mostrando su visión sobre la política exterior de cada uno de los partidos políticos.
Los conservadores han acusado al gobierno socialista de "entreguismo" con los gobiernos de izquierda de la región, de apoyar la "sucesión" en Cuba y no un cambio real y de "ignorar la extensión del populismo"; en palabras de Gustavo de Arístegui, portavoz del PP en la comisión de Exteriores del Congreso.
"El PP hizo una política de ruptura y el PSOE, de consenso", contraatacó Bernardino León, secretario de Estado de Asuntos Exteriores de ese partido.
Durante el gobierno del conservador José María Aznar (1996-2004), España promovió en 2003 ante la Unión Europea (UE) la adopción de sanciones diplomáticas contra Cuba tras la detención de 75 disidentes.
Sin embargo, a partir de 2004, el gobierno de Zapatero ha trabajado para que España y la UE recuperen las relaciones con Cuba. "El objetivo del PSOE ha sido ayudar al tránsito en Cuba (...) abriendo un diálogo crítico", explicó a la agencia AFP Elena Valenciano, secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE.
Con el traspaso del gobierno a Raúl Castro "pensamos que hay una posibilidad de avanzar y queremos estar cerca", añadió.
Moratinos consiguió que la UE suspendiera temporalmente estas sanciones en 2005 y en 2007 puso en marcha un mecanismo de diálogo sobre derechos humanos entre el régimen y Madrid.
El PP, que critica esta política, quiere presionar más al régimen para que se instaure la democracia. "Apostamos por un diálogo exigente y crítico" y "somos partidarios de poner en la mesa una exigencia clara" para "la liberación de todos los presos políticos", afirmó a la agencia AFP Jorge Moragas, diputado y secretario de Relaciones Internacionales del PP.
También exigirían el reconocimiento de la libertad de expresión y de asociación y la celebración de elecciones libres y democráticas, y reforzarían las relaciones con los disidentes, que "fueron humillados por el gobierno de Zapatero", según Moragas.
Con Venezuela, el PSOE considera que la crisis abierta en noviembre en la Cumbre Iberoamericana, en la que Hugo Chávez insultó a Aznar y el Rey de España lo mandó callar, "está resuelta".
El gobierno de Zapatero, que en 2004 recuperó una relación casi rota por Aznar, hizo todo en diciembre por apaciguar a un airado Chávez que amenazó con "vigilar de cerca" a las empresas españolas. Aznar reconoció en 2002 el nuevo gobierno tras el golpe de Estado fallido contra Chávez, lo que afectó gravemente las relaciones.
Y el PP advierte en su programa de que serán "especialmente vigilantes ante intentos de interferencia o desestabilización por parte de cualquier régimen totalitario o autoritario".
Por el contrario, el PSOE estima que "hay gobiernos más y menos próximos a nuestra posición política y tenemos que relacionarnos con todos desde el respeto".
Sí coinciden ambos partidos en la defensa de los intereses de las empresas españolas que operan en la región. "Los socialistas seguiremos trabajando para garantizar un marco jurídico seguro y estable para las inversiones de América Latina", reza el programa del PP.
"Es completamente legítimo que un gobierno trate de recuperar el control económico de su país", pero "queremos que esto suceda sin que perjudique a nuestras empresas", declaró Valenciano en referencia a las reformas en la producción energética hechas en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Fuente: AFP