La Ronda de Doha tiene, quizás, una última chance de alcanzar el éxito. Una nueva instancia de negociaciones del acuerdo, que pretende avanzar en la liberalización del comercio internacional, se abrió hoy en Ginebra, mientras países ricos y economías emergentes no logran un consenso con respecto a las responsabilidades de uno y otro grupo.
La Argentina, integrante del G-20, argumenta –junto a Brasil, India, China y otras economías en vías de desarrollo- que los países del primer mundo deben permitir mayor acceso a sus mercados y deben suprimir los subsidios a las exportaciones y las ayudas domésticas para permitir el avance del diálogo.
Los países desarrollados critican las retenciones a las exportaciones, lo cual implica un obstáculo para Argentina en las negociaciones. Los críticos de las retenciones argumentan que son una forma de subsidio encubierto. Suponen que una parte de la alícuota se reinvierte en el sector.
Subsidios. Sin embargo, el principal problema histórico de las negociaciones son los subsidios del primer mundo a los productores. Pese a que Europa hizo algunos esfuerzos en este sentido, Estados Unidos sigue utilizando un fuerte sistema de subsidios que dificulta la competencia de productos extranjeros en su mercado interno.
Los agricultores de los países pobres "siguen sufriendo los subsidios gigantescos que distorsionan el comercio y las barreras que impiden el acceso a los mercados desarrollados", subraya un texto del G20, firmado también por los ACP (países de Asia, Caribe y el Pacífico), el Caricom (Comunidad del Caribe) y el Grupo Africano de la OMC, que se difundió ayer previo al comienzo de la Cumbre.
En respuesta, la representante de Comercio de Estados Unidos, Susan Schwab, afirmó hoy que el éxito de las negociaciones multilaterales también depende de la colaboración de los países emergentes.
El acuerdo de Doha surgió en el 2001, tras el atentado a las Torres Gemelas, con el objetivo de eliminar las barreras comerciales entre los países pero, además, para intentar achicar la brecha entre los países desarrollados y los emergentes.
Pese a que debía terminar en el 2004, está trabada por reclamos cruzados entre los países de uno y otro grupo.