Dos días después de que el papa Francisco anunciara la creación de una comisión para investigar posibles irregularidades en la gestión del Banco Vaticano, la policía fiscal arrestó ayer en Roma a un alto prelado italiano por supuesto fraude y corrupción. Se trata de monseñor Nunzio Scarano, responsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el ente que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano.
En el mismo procedimiento también fueron detenidos un ex agente de los servicios secretos de Italia y un intermediario financiero. Todos están acusados por estafa en el marco de la investigación sobre maniobras turbias en el seno del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como Banco Vaticano.
Scarano ya había sido suspendido por el Vaticano de todos sus cargos luego de que se supiera que la fiscalía de Salerno lo investigaba por blanqueo de dinero en un caso de cheques justificados como donaciones, de origen poco claro, por un total de 580 mil euros. En un primer momento, la prensa identificó al sacerdote como el obispo de Salerno, pero el detenido es un prelado que pertenece a esa arquidiócesis.
Los otros detenidos son Giovanni Maria Zito, ex agente de los servicios secretos italianos (AISI) –destituido hace algunos meses de su cargo– y Giovanni Carinzo, un intermediario financiero. Los investigadores que llevaron a cabo el arresto mencionaron una maniobra para ingresar ilegalmente a Italia 20 millones de euros desde Suiza. Según el diario La Repubblica, la investigación de la Fiscalía habría destapado un acuerdo entre Scarano y Zito para repatriar desde el país helvético millones de euros en efectivo, pertenecientes a amigos del prelado, en un jet privado.
La detención de Scarano fue ejecutada por la Guardia de Finanzas, de la policía fiscal italiana, tras la orden de la jueza de investigaciones preliminares de Roma. Hasta ayer se desconocían más detalles sobre los delitos que se le imputan y sólo estaba claro que se trata de una investigación derivada de las averiguaciones de la fiscalía de Roma sobre las presuntas irregularidades en el IOR.
Inicios. La investigación lanzada por la Justicia italiana comenzó en septiembre de 2010 contra el entonces presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, y su ex director general, Paolo Cipriani, por violación de la legislación contra el blanqueo de dinero. Decenas de millones de euros fueron bloqueados por esta causa que condujo, entre otras cosas, a la destitución de Tedeschi.
A lo largo de los años, diversos escándalos mancharon la reputación del IOR, ya que círculos criminales aprovecharon el anonimato o testaferros para blanquear sus fondos a través de la institución. El bochorno más recordado se produjo en 1982 con la quiebra del Banco Ambrosiano, un escándalo bancario que implicó a la CIA y a la logia masónica. Ahora, quedó en la mira de Francisco.
Bergoglio quiere cuentas claras
La detención del prelado italiano Nunzio Scarano tuvo lugar dos días después de que el Vaticano informara que Jorge Mario Bergoglio había nombrado una comisión, formada por cinco miembros, que se dedicará en los próximos meses a investigar el funcionamiento del Banco Vaticano –envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros– para una posible reforma. La comisión reportará directamente al Pontífice todo lo que averigüe.
En los últimos años, el Vaticano reforzó en varias ocasiones los mecanismos de control del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como Banco Vaticano. La institución gestiona 19 mil cuentas pertenecientes en su mayoría al clero católico, por un monto de 7 mil millones de euros, que incluyen tanto los ahorros de sacerdotes de menor rango como los de obispos, cardenales, diplomáticos y congregaciones religiosas. El nuevo presidente del IOR, el alemán Ernst von Freyberg, pidió asesoría a la agencia estadounidense de consultores financieros Promontory.