El presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, prepara este lunes su equipo para gobernar los próximos siete meses hasta el término de la legislatura, mientras el depuesto mandatario Manuel Zelaya busca desde Nicaragua el apoyo de sus homólogos centroamericanos para recuperar el poder que le usurpó el golpe de Estado.
Zelaya fue derrocado el domingo 28 de junio en un golpe incruento orquestado por la justicia y el Congreso y ejecutado por un grupo de militares que lo expulsaron a Costa Rica, provocando una condena mundial unánime.
Los presidentes de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) se reunieron anoche en Managua en una cita convocada por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en calidad de presidente pro témpore del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y por su homólogo venezolano Hugo Chávez, impulsor del ALBA.
La Asamblea General de Naciones se reunirá también hoy en Nueva York para tratar la crisis y pedir "la restitución de los representantes democráticamente electos".
Desde Estados Unidos, pasando por el Grupo de Río, la Unión Europea, Centroamérica o el ALBA,todos han pedido la restitución de Zelaya en la presidencia de Honduras, que ya tiene otro ocupante: el ex presidente del Congreso, Roberto Micheletti, elegido el domingo en un acto sorprendentemente rápido para no haber estado planificado de antemano.
De hecho, un funcionario del Congreso leyó una carta con la supuesta renuncia de Zelaya, quien desde San José desmintió tajantemente que hubiera dimitido. " Yo nunca he renunciado ni nunca voy a usar ese mecanismo cuando he sido presidente electo por el pueblo", dijo Zelaya.
El golpe, calificado por Micheletti de "proceso absolutamente legal", contemplado según él en la legislación hondureña, puso fin a la determinación de Zelaya de convocar un referéndum para reformar la Constitución y permitir la reelección presidencial, coincidiendo con las elecciones del 29 de noviembre.
En los últimos días, el pulso de poderes había alcanzado su climax, especialmente a raíz de la destitución, el miércoles por Zelaya, del director del Estado Mayor Conjunto, Romeo Vásquez, que fue anulada por una decisión de la justicia, mientras el Congreso llegó a barajar el viernes la inhabilitación del presidente.
En Managua, el presidente venezolano, Hugo Chávez, propuso "darles una lección" a los golpistas de Honduras y pidió a los gobiernos de América Latina que no se queden en declaraciones.
"Hay que darles una lección, no podemos permitir un retorno al pasado a las cavernas", dijo, y aseguró que Venezuela, su pueblo y sus fuerzas armadas están de pie solidarios con Honduras.
Micheletti, un compañero de filas de Zelaya en el Partido Liberal (PL, derecha), ya ha empezado a anunciar a los primeros miembros de su equipo de gobierno y pidió a todos los funcionarios del ejecutivo de Zelaya que se presenten a trabajar normalmente este lunes.
México aceptó recibir a la canciller del ejecutivo depuesto, Patricia Rodas, que había sido detenida con al menos otros siete miembros del gobierno, informó el mandatario nicaragüense Daniel Ortega.
Para prevenir eventuales disturbios, Micheletti decretó un toque de queda por 48 horas que está vigente entre las 9 de la noche y las seis de la mañana.
Las televisiones y radios públicas, favorables al gobierno de Zelaya, seguían en silencio, al igual que los críticos, como la cadena norteamericana CNN, a la que sacaron del aire en cuanto puso en duda la versión oficial de la renuncia voluntaria del presidente constitucional.
A partir de este lunes el poderoso sindicato de maestros ha prometido manifestaciones y se ha creado el Frente Popular de Resistencia (FPR) para exigir y luchar por el regreso del depuesto presidente Manuel Zelaya.
Fuente: AFP