Mientras Gran Bretaña quedó este fin de semana blindada ante crecientes temores por un nuevo atentado terrorista en el país, un soldado francés fue atacado ayer con un objeto cortante en París. El militar perdió mucha sangre pero está fuera de peligro. Su agresor, que huyó tras lastimarlo en el cuello, fue un hombre de unos 30 años, que vestía una túnica musulmana.
La tensión crece en Londres luego que este viernes dos jets Typhoon de la Royal Air Force (RAF) escoltaran a un avión proveniente de Pakistán a Manchester (norte de Inglaterra) en el cual dos pakistaníes amenazaron con detonarse a bordo. El hecho ocurrió sólo dos días después que dos británicos musulmanes decapitaran salvajemente al soldado Lee Rigby, de 25 años, en el barrio de Woolwich, en el sureste de Londres, en un incidente que el premier David Cameron calificó como un “ataque terrorista en suelo británico”.
Philip Baum, de la entidad de Seguridad de Aviación Internacional, indicó que se trató de un incidente “grave” al agregar que de otro modo las autoridades no hubieran hecho despegar a los dos jets Typhoon. “Los jets de guerra son desplegados cuando hay una amenaza de bomba o cuando el avión ha sido secuestrado”, subrayó el experto. “El hecho que se desvió el avión a sólo 10 minutos del aterrizaje implica que había una amenaza seria de seguridad dentro del vuelo”, agregó.
Mientras tanto, Gran Bretaña seguía conmocionada por la decapitación del soldado inglés. “Uno no espera que esto pase aquí. Creíamos que estaba seguro en su país”, dijo la viuda del militar muerto, Rebecca Rigby. Los dos sospechosos del ataque son los británicos de origen nigeriano Michael Adebolajo, de 28 años, y Michael Adebowale, de 22, ambos que se habrían convertido al Islam y radicalizado en los últimos años.
Tanto los servicios secretos británicos MI5 como Scotland Yard, que estaban en conocimiento de los dos agresores, investigan ahora si se trató de un atentado organizado por el grupo Al Qaeda.
Desde que ocurrió el asesinato, se registraron varios ataques a mezquitas de Inglaterra, el último de ellos el viernes, cuando una bomba molotov fue arrojada contra una de las ventanas de la mezquita de Milton Keynes. Fueron desplegados 1.200 soldados adicionales para evitar incidentes en “lugares clave”, incluyendo “locales religiosos y transportes públicos”.