La reina Isabel II de Inglaterra aumentará más de un 5% su salario, hasta trepar los 68 millones de dólares que, sin embargo, no provienen del bolsillo de los británicos. La subvención anual de la soberana, que cubre los costos de labores oficiales de la familia real, proviene del llamado “Crown Estate”, que agrupa las propiedades públicas de la soberana como Regent Street, el Windsor Great Park, el hipódromo de Ascot y, por su puesto, el palacio de Buckingham.
Así, hasta el mes de abril, la subvención soberana (Sovereign Grant) quedó establecida en el 15% de los beneficios del Crown Estate, lo que suponía unos 52,6 millones de dólares, dinero destinado al cumplimiento de las funciones oficiales de la Casa Real, sueldos de personal y mantenimiento de las residencias reales. Desde abril de 2015, sin embargo, la cifra será elevada a 68 millones, luego que el Crown Estate reportara ingresos por 453,5 millones de dólares.
A pesar de los impresionantes ingresos que obtiene la realeza británica, a los que hay que sumar las ganancias de las entradas de turistas y venta de souvenirs, una comisión parlamentaria informó este año el mal estado en que permanecen algunos palacios y castillos reales y criticó la gestión de las finanzas de la Corona. Según la diputada Margaret Hodge, la casa real debería controlar mejor la subvención anual que recibe: “Están gastando por encima de sus posibilidades, están recurriendo a las reservas”, dijo Hodge, al indicar que el año pasado la casa real gastó más de lo asignado -unos 2,7 millones de euros-, por lo que tuvo que recurrir a un fondo especial de reservas.
Por si esto fuera poco, la comisión informó sobre el estado de las residencias reales, dotadas con sistemas de calefacción obsoletos y humedad en las paredes, y un diputado dijo haber visto goteras en un salón adornado con valiosas pinturas durante una visita a Buckingham. En este palacio de Londres, la residencia oficial de la Corona, varias de las 775 habitaciones no fueron reacondicionadas en más de 60 años, según el tesorero de la reina, Alan Reid.
Los parlamentarios además se alarmaron por el mal estado del mausoleo de la reina Victoria y su esposo, el príncipe Alberto, en la finca de Frogmore, unos 40 km al oeste de Londres. Según informó la prensa británica, este mausoleo espera hace 18 años que se realicen obras de mantenimiento por 3,6 millones de euros y su estado se deteriora, hasta el punto que ya forma parte de la lista de monumentos históricos “en peligro”. En tanto, el castillo de Windsor, donde la reina pasa los fines de semana, también preocupa: una parte de su techo y su sistema de cañerías de agua exige reparaciones urgentes.
Los informes parlamentarios detallaron que se gastaron más de 6,8 millones de dólares en transformar el Palacio de Kensington, la antigua residencia de Lady Di, en la actual residencia del príncipe Guillermo, su esposa y su hijo, el príncipe Jorge. “Antes de que comenzara el proyecto, la residencia estaba en mal estado. Fue restaurada por última vez en 1963”, declaró un vocero. Las tareas de remodelación incluyeron la instalación de un nuevo sistema de calefacción y agua caliente, la modernización del sistema eléctrico y una decoración “simple”. La familia pagó de su bolsillo los muebles y la nueva cocina.
(*) Especial para Perfil.com