A los 19 años, Tammi Jonas, oriunda de Estados Unidos, decidió dejar de comer carne. Treinta años después, embarazada de su tercer hijo, tuvo una fuerte anemia y volvió a comer una vez por semana. Al poco tiempo decidió no solo dejar el vegetarianismo, sino además abrir una granja donde ahora cría cerdos para consumo, pero de manera sustentable y con buen trato hacia los animales.
“Los cerdos son los que peor son tratados en el sistema industrial. Sufren mucho estrés, y al crear esta granja quisimos sacar parte de ese sistema para que no sientan miedo ni dolor al momento de su muerte”, explicó al New York Post. Por eso, sostiene, los crían y cuidan “con respeto”.
Tammi había dejado de comer carne cuando leyó el libro Animal Liberation, publicado en 1975 en Australia. Cuando cursaba su tercer embarazo, según contó, tuvo una fuerte anemia, que no podía curar con suplementos de hierro y medicamentos, por lo que decidió suplirlo con carnes rojas. “Una hamburguesa solucionaría esto”, pensó, y volvió a comer proteína animal de manera semanal.
Años más tarde, volvió a consumir aves y cerdo, y después de un buen tiempo de investigación, decidió junto a su esposo Stuart poner una granja sustentable en Victoria (Australia), donde vive desde los años 90, con la promesa de tratar a los cerdos que criaran con respeto y evitar que sintieran dolor o miedo a la hora de morir.
Vegetarianos ‘arrepentidos’: por qué deciden volver a comer carne
Su crítica hacia la matanza de animales apunta a los malos tratos que reciben hasta que son llevados al matadero. "Nunca pensé que era inmoral comer animales", explicó. Y agregó: "Siempre estuve cómoda con mi ligar en la cadena alimenticia, pero siempre pensé que era inmoral tratar con crueldad a los animales, tenerlos en jaulas y no permitirles que se críen al aire libre, donde puedan respirar aire fresco”, relató al mencionado medio.
Pese a su trabajo, continúa apoyando la causa de quienes promueven el vegetarianismo y asegura que iniciativas como la suya pueden generar un impacto positivo para contrarrestar el cambio climático. Además, según dijo, espera que sus amigos vegetarianos acepten su nuevo estilo de vida.
A.G./ D.S.
