Sigue caliente el clima en Brasil. Ahora, la candidata a la presidencia por el partido de izquierda Socialismo y Libertad (PSOL), denunció que fue amenazada por narcotraficanates armados en una favela (villa miseria) de la ciudad de Río de Janeiro.
La candidata que marcha tercera en la intención de voto, con algo menos del 10 por ciento, relató que recorría la favela conocida con el nombre “Franja de Gaza”, por su altos índices de violencia, cuando un grupo armado de narcos impidió que pase el auto que la transportaba, informó la agencia Ansa.
Helena acusó al primer mandatario Luiz inácio Lula da Silva de ser el responsable del acontecimiento al manifestar que “es incapaz de sacar a los chicos de las filas del narcotráfico”, afirmó la actual senadora.
Por su parte, la integrante del Consejo de Salud de la región, Neru Lopes, encargada de organizar el acto proselitista de Helena por la favela manifestó:
“Había avisado a las asociaciones de moradores de la comunidad sobre el acto de la candidata”. Y agregó sobre la presencia de los narcos, que generalmente “no traen problemas en este tipo de actos electorales en la comunidad”.
La oposición quiere desestabilizar. En respuesta a la catarata de denuncias que recibió el oficialismo durante este últimas semanas, el jefe de campaña de Lula, Marco Aurelio, declaró que son “maniobras de la oposición”.
En referencia a la impugnación de la postulación de Lula por los escándalos de corrupción, caso que más preocupa al gobierno, sólo podría realizarse después de los comicios del domingo próximo.
Al respecto Aurelio señaló que el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, impulsor de duras críticas contra Lula, está “desesperado” por la situación electoral de la oposición (del Partido Social Demócrata). Y agregó sobre Cardoso que “tiene una imagen política pésima”.
Crítica a la política exterior de Lula. El principal opositor a la presidencia del oficialismo, el candidato del PSD, Geraldo Alckmin, afirmó que la política exterior del presidente es "un completo fracaso”.
Al mismo tiempo, Alckmin defendió al Mercosur, aunque manifestó que la “política exterior brasileña debe regirse por el interés nacional y no por ideologismo o politización”.