Washington – El presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, vetó hoy una ley que extendía un plan estatal de cobertura médica gratuita a cuatro millones de chicos y pobres. La polémica decisión del mandatario norteamericano generó sólo críticas, además de abrir una nueva confrontación con el Congreso, aunque esta vez tanto con los demócratas como con su Partido Republicano, que habían dado el sí a la norma.
“Un veto desalmado. Nunca estuvo más claro cuán apartado está el presidente Bush de las prioridades del pueblo norteamericano”, dijo el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. El veto fue el cuarto de la presidencia de Bush, y los republicanos temían que una medida tal perjudicara las perspectivas del partido en las elecciones del año próximo.
Los otros vetos de Bush habían sido a dos leyes sobre investigación con células madre y a una norma que pedía la retirada militar de Irak, todas de inspiración demócrata. El Senado había aprobado el texto con los votos suficientes para dejar sin efecto un eventual veto de Bush, pero en la Cámara de Representantes no se logró la fracción de dos tercios requerida.
La ley vetada aprobaba una extensión de fondos para el llamado Programa Estatal de Seguro Médico para Niños que permitía sumar a cuatro millones de chicos de bajos recursos al plan, consistente en una especie de subsidio para atención médica gratuita infantil. Con significativo apoyo republicano, los demócratas habían logrado sumar 35 mil millones de dólares al programa en los próximos cinco años, y llevar así de 6,6 a 10,6 millones la cifra de niños cubiertos por el beneficio.
Pero Bush argumentó que la norma –que se financiaba con una suba del impuesto a los cigarrillos– era muy costosa, desviaba al programa de su fin original de ayudar a los pobres y alentaría a la gente con cobertura médica privada a pasarse al plan estatal. Los demócratas cayeron sobre el mandatario con todo el rigor de la retórica. Reid calificó la medida de “veto desalmado” y a Bush de presidente “apartado de las prioridades del pueblo”, en un comunicado emitido por su oficina en el Senado y reproducido por la cadena de noticias CNN.
Al parecer, consciente de la polémica decisión que tomó, la Casa Blanca no quiso llamar mucho la atención con la medida de Bush, que se tomó a puertas cerradas y sin ningún tipo de anuncio o cobertura mediática más que una notificación oficial al Congreso.
El presidente se defendió más tarde de las críticas durante un discurso ante empresarios en Lancaster, estado de Pennsylvania. “Los chicos pobres primero. Segundo, creo en la medicina privada, no en el gobierno federal que administra el sistema de cobertura médica", señaló Bush.
Pero también se mostró dispuesto a evitar una confrontación total sobre la cuestión, y se manifestó “más que deseoso" de negociar con los legisladores si necesitan “un poco más” de dinero para ayudar a los chicos pobres. En Estados Unidos existen varios planes de cobertura médica estatal, pero los dos que benefician a más personas son Medicaid y Medicare, el primero para personas de toda edad con bajos ingresos y el segundo más destinado a los mayores de 65 años.
De todos modos, más de 43 millones de personas carecen totalmente de cobertura médica, y la cifra sólo incluye a ciudadanos o residentes norteamericanos y deja afuera a los 12 millones de inmigrantes ilegales que se estima viven en el país. De estos 43 millones, seis millones son menores de 18 años.
Según una encuesta reciente realizada para la cadena ABC y el diario Washington Post, el 72 por ciento de los pobladores norteamericanos aprobaba el proyecto de ley. El lunes pasado, en tanto, cientos de niños se manifestaron frente a la Casa Blanca arrastrando coches de bebés llenos de peticiones contra el veto.
Fuente: AFP y Télam