DPA/AP desde Beijing
La Justicia china confirmó ayer la condena a cadena perpetua para Bo Xilai, el líder del Partido Comunista caído en desgracia el año pasado y acusado de corrupción y abuso de poder. La Alta Corte de Shandong, la provincia de China oriental donde en agosto se realizó el juicio de primera instancia, “verificó los hechos” y concluyó que la apelación “no tiene bases legales ni fácticas”.
Aspirante a las más altas funciones, Bo hizo ayer una última aparición pública, escoltado por dos policías más altos que él y mostrando una sonrisa ligeramente irónica. La Justicia lo condenó por “malversación de fondos, corrupción y abuso de poder”. La decisión fue un golpe de gracia para este hombre de 64 años, ex miembro del poderoso buró político del Partido Comunista de China y ex jefe del partido en la gigantesca metrópolis de Chongqing. Ahora, Bo pasará el resto de su vida en un centro penitenciario reservado a ex miembros del partido que cayeron en desgracia.
La carrera política del carismático dirigente terminó brutalmente a principios de 2012, cuando el jefe de policía Wang Lijun, su entonces brazo derecho, se refugió en un consulado estadounidense y reveló un crimen y otros delitos cometidos en la ciudad que gobernaba Bo.
Se trata del responsable político más alto que compareció ante la Justicia desde la condena, en 1998, del ex alcalde de Beijing Chen Xitong y, en 2008, del ex jefe de gobierno de Shanghai Chen Liangyu, condenados por corrupción. La confirmación de la condena a cadena perpetua cerró por el momento la más dramática crisis política china de los últimos veinte años. El fracaso de la apelación era dado por descontado por la gran mayoría de los observadores, ya que el resultado de un proceso como el de Bo es decidido en los máximos niveles políticos de China. Un regreso suyo a la política es extremadamente difícil, aunque –si se considera la historia de la China comunista– no puede considerarse imposible.
Otros dirigentes, como Deng Xiaoping, estuvieron en prisión y luego volvieron al poder en otras circunstancias políticas para iniciar la reforma que se conoció en China.