En 1999, el asesinato de 13 personas en una escuela secundaria de Columbine, en el estado de Colorado, marcó una época en los Estados Unidos. Casi dos décadas después, el país carga sobre sus espaldas con un historial de decenas de masacres similares a aquélla. Esta semana, sin ir más lejos, un joven de 19 años acribilló y mató a 17 estudiantes y profesores en un colegio de Parkland, en Florida. Aunque el saldo fatal fue incluso mayor que el de Columbine, la atención social sobre el caso es notablemente menor, al punto que la prensa estadounidense se pregunta si la repetición de episodios ha reducido la sensibilidad ciudadana ante el horror.
En un artículo titulado “El tiroteo en Florida capta la atención del país, pero, ¿hasta cuándo?”, el diario The Washington Post publicó ayer un sugerente análisis sobre las tendencias de búsquedas en Google acerca de tiroteos masivos ocurridos desde 2012 (ver infografía). Las conclusiones que arroja la herramienta Google Trends no dejan dudas: el interés de los usuarios estadounidenses por estos eventos dura cada vez menos tiempo, aún cuando, en algunos pocos casos, las especificidades de la cobertura mediática pueden prolongar ese lapso.
Al cierre de esta edición, el índice de búsquedas sobre la masacre de Florida seguía muy por debajo de matanzas anteriores y, apenas tres días después del hecho, la tendencia apuntaba hacia la baja. La caída del interés en los días posteriores ha sido una constante en casi todos los casos. La diferencia es que, esta vez, tampoco se produjo un pico de búsquedas en las horas siguientes al hecho, como sí había ocurrido, por ejemplo, cuando un francotirador asesinó a 58 personas e hirió a otras 500 durante un festival musical en Las Vegas, en octubre de 2017.
A contramano de la apatía general, y de la falta de reacción de la dirigencia política ante el problema del uso y la tenencia de armas de fuego, una nueva generación de estudiantes que crecieron temiendo que un día les tocara a ellos empieza a tomar la voz del reclamo por una solución desde el Estado. Son adolescentes que, desde niños, aprendieron protocolos y medidas de seguridad, ensayaron simulacros de evacuación en sus escuelas y conversaron con sus padres y maestros sobre las matanzas de alumnos como ellos.
Hoy, esa mass shooting generation, como la llamó ayer The New York Times, alza la voz en redes sociales, entrevistas televisivas y protestas callejeras; y comienza a protagonizar el debate público sobre la violencia armada. Incluso algunos voceros estudiantiles del Stoneman Douglas High, el colegio que fue escenario de la masacre, salieron a confrontar públicamente con políticos que, en sintonía con el presidente Donald Trump, enfocan el tema como un problema de “salud mental” y no como una consecuencia del uso indiscriminado de armas de fuego.
“La gente nos dice que es demasiado pronto para hablar de esto –declaró a los medios Cameron Kasky, un estudiante de tercer año del colegio atacado que lanzó una campaña viral en Facebook bajo el lema “Nunca más”–. Si me preguntan a mí, diría que es demasiado tarde”.
“¡Qué vergüenza!”
Alumnos sobrevivientes del tiroteo en la escuela de Parkland que dejó 17 muertos repudiaron ayer al presidente estadounidense Donald Trump por sus vínculos con el poderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).
“A cada político que recibe donaciones de NRA: ¡qué vergüenza!”, dijo la joven Emma González durante un emotivo acto en el que Trump fue atacado por las millonarias contribuciones que recibió de la polémica Asociación. “Qué vergüenza, qué vergüenza”, replicó el público presente.
“Si el presidente me dice que fue una terrible tragedia y que no puede hacer nada, yo felizmente le voy a preguntar cuánto dinero recibió de la NRA”, insistió González. “No importa porque ahora lo sabemos: 30 millones de dólares”. La joven luego comparó ese monto con el número de víctimas de tiroteos que han enlutado al país desde que comenzó el año.
“¿Eso es lo que valen estas personas para usted, señor Trump?”, lanzó González, antes varias decenas de personas reunidas para reclamar un control más severo de la venta de armas.
El fuerte mensaje de la joven se hizo viral en las redes sociales.